La guerra de El Salvador, contada por las víctimas, redimensiona la violencia de los bandos en conflicto y brinda detalles no reportados por la Comisión de la Verdad de las Naciones Unidas. Focos y La Prensa Gráfica revelan las denuncias originales recabadas por la Comisión, testimonios ocultos durante más de 30 años.
Los testimonios ocultos de la Comisión de la Verdad llenan vacíos de la historia oficial de la guerra. Con base en 427 denuncias, este especial reconstruye pasajes desconocidos de una guerra sin cuartel contra la población civil del interior del país.
Este especial reconstruye las masacres contra al menos 10 poblados de Tecoluca, San Vicente; y el Divisadero, Morazán, entre junio de 1981 y junio de 1982; crímenes que tienen similares dimensiones a los de El Mozote (Morazán), Sumpul (Chalatenango) y El Calabozo (San Vicente), pero que no fueron protagonistas en el informe de 1993.
Ana busca a Juana Irma, su madre. La busca de manera incansable desde hace 40 años. Juana Irma, una enfermera de 44 años, trabajaba como supervisora en el Hospital Psiquiátrico y estaba afiliada a la Asociación Nacional de Enfermeras cuando la desaparecieron. Fue el 12 de septiembre de 1982. Ana tenía 17 años. Desde entonces ella ha sido la principal investigadora del caso: encontró testigos que le dijeron que Juana Irma fue detenida, golpeada y desaparecida por cinco hombres armados a la salida del hospital. La familia pidió información a los cuerpos de seguridad de la época, pero nunca recibieron respuesta. En 1992, tras la firma de la paz, Ana denunció el caso a la Comisión de la Verdad, pero el Estado tampoco reaccionó. Y sigue sin reaccionar, pero Ana no se rinde. "El Salvador debe darnos justicia", dice.
La guerra convirtió a El Salvador en un campo de batalla en el que murieron, perseguidos o bajo fuego cruzado, miles de civiles ajenos al conflicto. Dos integrantes de la agrupación Espíritu Libre fueron asesinados en 1985. El caso, denunciado a la Comisión de la Verdad, continúa en la impunidad.
Desde finales de los años 70, y durante la guerra civil, religiosos de la Iglesia católica fueron blanco de persecuciones, torturas, desaparición y muerte. La Comisión de la Verdad recibió más de 60 denuncias, pero no todas fueron incorporadas en el informe sobre la guerra. Una de estas denuncias narra la tortura y asesinato de Felipe de Jesús Chacón, un catequista amigo de monseñor Romero.
El periodista Amadeo Mendizábal dirigía el seminario Eco de Oriente en San Miguel, y en sus páginas hacía llamados para que el gobierno escuchara el clamor de la población, además de dar espacio a la voz del arzobispo de San Salvador, monseñor Óscar Romero. A inicios de la guerra recibió amenazas por su labor de informar y en abril de 1981 murió acribillado por sujetos desconocidos frente a la catedral de San Miguel.
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