La guerra de El Salvador, contada por las víctimas, redimensiona la violencia de los bandos en conflicto y brinda detalles no reportados por la Comisión de la Verdad de las Naciones Unidas. Focos y La Prensa Gráfica revelan las denuncias originales recabadas por la Comisión, testimonios ocultos durante más de 30 años.
Los testimonios ocultos de la Comisión de la Verdad llenan vacíos de la historia oficial de la guerra. Con base en 427 denuncias, este especial reconstruye pasajes desconocidos de una guerra sin cuartel contra la población civil del interior del país.
Este especial reconstruye las masacres contra al menos 10 poblados de Tecoluca, San Vicente; y el Divisadero, Morazán, entre junio de 1981 y junio de 1982; crímenes que tienen similares dimensiones a los de El Mozote (Morazán), Sumpul (Chalatenango) y El Calabozo (San Vicente), pero que no fueron protagonistas en el informe de 1993.
La guerra convirtió a El Salvador en un campo de batalla en el que murieron, perseguidos o bajo fuego cruzado, miles de civiles ajenos al conflicto. Dos integrantes de la agrupación Espíritu Libre fueron asesinados en 1985. El caso, denunciado a la Comisión de la Verdad, continúa en la impunidad.
Desde finales de los años 70, y durante la guerra civil, religiosos de la Iglesia católica fueron blanco de persecuciones, torturas, desaparición y muerte. La Comisión de la Verdad recibió más de 60 denuncias, pero no todas fueron incorporadas en el informe sobre la guerra. Una de estas denuncias narra la tortura y asesinato de Felipe de Jesús Chacón, un catequista amigo de monseñor Romero.
El periodista Amadeo Mendizábal dirigía el seminario Eco de Oriente en San Miguel, y en sus páginas hacía llamados para que el gobierno escuchara el clamor de la población, además de dar espacio a la voz del arzobispo de San Salvador, monseñor Óscar Romero. A inicios de la guerra recibió amenazas por su labor de informar y en abril de 1981 murió acribillado por sujetos desconocidos frente a la catedral de San Miguel. En 1992 su caso fue denunciado a la Comisión de la Verdad, pero su familia continúa en la incertidumbre.
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