Retos de EE. UU. con Centroamérica a un año de administración de Biden
A un año de iniciada la gestión del presidente Joe Biden, los objetivos con Centroamérica siguen en pie: combate a la corrupción, frenar las migraciones irregulares y fomentar la gobernanza democrática en el istmo.
WASHINGTON D.C./SAN SALVADOR — La administración del presidente Joe Biden inició su gestión con una apuesta de gran formato para Centroamérica que busca integrar a los países del llamado Triángulo Norte; Guatemala, Honduras y El Salvador en una subregión próspera, democrática y detener las migraciones irregulares hacia Estados Unidos.
La propuesta llevaba el estímulo de los 4.000 millones de dólares prometidos para generar prosperidad, durante el mandato de cuatro años del presidente Biden; que encomendó a la vicepresidenta Kamala Harris capitanear el proyecto.
Sin embargo, a un año de gestión, analistas consultados por la Voz de América consideran que en los países del istmo se han dado movimientos “impensables” que para inicios de 2022 muestran nuevos retos y oportunidades en la región.
El experto en políticas de la Fundación Internacional Seattle, Eric Olson, compara el escenario en Centroamérica con la llegada de Biden a la Casa Blanca y lo que está a la vista a un año de su gestión.
Este especialista observa que Estados Unidos puso mucho esfuerzo “en el trabajo con Guatemala”, se dejó de lado a Honduras por los «problemas de corrupción» y presuntas vinculaciones del entorno del presidente Juan Orlando Hernández con el narcotráfico, y se esperaba con “cierto optimismo” trabajar con El Salvador, gobernado por el presidente Nayib Bukele.
“Creo que vinieron con la visión correcta de enfocarse en los temas impulsores de la migración desde Centroamérica y que eso tenía que ver mucho con la corrupción y la falta de institucionalidad democrática. Ha habido cambios inesperados en ese sentido: había cierto optimismo al principio del año de Biden de trabajar con el gobierno de El Salvador y en Guatemala había quizá hasta un aliado, y ni se quería hablar de Honduras”, opina Olson.
De aquella “visión de enero de 2021” -ahonda este experto- se está en una situación abismalmente diferente, sobre todo señala la relación más complicada para Washington es con El Salvador, “la situación con Guatemala es mucho más difícil de lo que se esperaba”, y Honduras ha generado optimismo con la elección que dio la victoria a la presidenta electa, Xiomara Castro.
La Subsecretaria Adjunta para el Hemisferio Occidental del Departamento de Estado, Emily Mendrala, dijo a VOA que Estados Unidos seguirá comprometido con el combate a la corrupción y la gobernanza democrática no solo en Centroamérica.
“El combate de la corrupción es de alta importancia para nosotros”, dijo la subsecretaria Mandrala, y agregó que “nos enfocamos en la democracia, la transparencia y el combate a la corrupción tanto en Centroamérica como otras partes del mundo”.
También a un año de mandato del presidente Biden, desde organizaciones como la Alianza Nacional del TPS, que agrupa a beneficiarios de este programa del que son portadores unos 200.000 salvadoreños, 60.000 hondureños y cerca de 4.000 nicaragüenses, resienten que no se han cumplido promesas.
Cecilia Martínez de la dirigencia nacional de la organización comenta desde Nueva York a la Voz de América que durante la campaña se ofreció a este grupo de “tepesianos” encontrar una salida para propiciar para ellos un camino a la residencia permanente.
Un año después “la promesa no se ha cumplido” acota Martínez y reclama la falta de diálogo dentro del partido demócrata para negociar con la parte republicana una salida a su problema.
“Tarea abrumadora” e inseguridad creciente
Para el vicepresidente del tanque de pensamiento Consejo de las Américas AS/COA en Washington, Eric Farnsworth, si bien se han priorizado los temas medulares para Centroamérica, es claro que la región atraviesa por un momento muy complejo.
“La Casa Blanca ha indicado claramente su preocupación por la corrupción y ha utilizado el primer año para resaltar estos temas. Hasta ahora, la respuesta ha sido mixta”, dijo Farnsworth a VOA.
Este especialista en temas cruciales en la región explica que las economías centroamericanas se enfrenan a un desafío a medida la pandemia continua azotando en todo el mundo, al tiempo que crece la inseguridad ciudadana “por tanto el compromiso con Centroamérica se ha vuelto más complicado… trasladar la inversión a la región para crear empleos y desalentar la migración es una tarea abrumadora”, explica.
Eric Farnsworth cree que para apuntalar los objetivos iniciales de la administración Biden en Centroamérica se necesita un trabajo muy articulado con los líderes regionales de los sectores privado y público; pero la realidad es muy compleja para operar en total sincronía, considera.
“Daniel Ortega ha consolidado una dictadura en Nicaragua y Nayib Bukele de El Salvador se burla cada vez más de las normas democráticas… Por definición, el progreso sostenible solo se puede lograr trabajando en asociación con los líderes regionales de los sectores público y privado; Washington deberá encontrar un enfoque que ofrezca una esperanza real a los centroamericanos, al mismo tiempo que ayuda a crear oportunidades en la región”, ahonda el experto.
La directora del Programa Latinoamericano del Centro Woodrow Wilson en Washington, Cynthia Arnson, considera que dentro de lo complicado de la situación aún pueden definirse algunas áreas comunes para trabajar y las luces apuntan en esa dirección.
El gobierno de Estados Unidos tiene interés en la creación de empleos “no solo para fines del desarrollo económico y social sino también para reducir las presiones migratorias”, dice Arnson a VOA.
De ahí que la iniciativa de la Casa Blanca de canalizar inversiones en la región con apoyo del sector privado tiene como objetivo “que las inversiones creen puestos de trabajo”.
También, Arnson ve puntos en común para seguir trabajando hacia delante, en lo referente a efectos del cambio climático en una región que no solo es golpeada por fuertes huracanes, sino cada vez son más recurrentes las sequías, deforestación e insuficiencia de alimentos.
El senador republicano por Florida, Marco Rubio, en una entrevista con Radio Mambí durante el fin de semana, trató las preocupaciones en su formación partidaria sobre diversos temas de América Latina donde considera que la administración demócrata es “débil” a los ojos de fuera.
“Hay un gran número de países que al fin de este año pueden estar (en una tendencia anti-estadounidense). En Honduras ya ocurrió también (con la elección de Xiomara Castro) y al fin de este año nos podemos ver en una situación en la cual un gran número de países en este hemisferio tienen presidentes y gobiernos–no solamente de izquierda, en algunos casos en contra de este país”, recalcó Rubio, según comunicó la oficina de prensa del senador.
El tema migratorio y los desafíos para la prensa
La huida de Centroamericanos con rumbo hacia Estados Unidos volvió con más fuerza durante el primer año de la presidencia de Joe Biden: 701.049 migrantes del Triángulo Norte de Centroamérica fueron detenidos en la frontera sur de Estados Unidos en el año fiscal 2021. Un número que por sí solo no explica nada si no se compara con los 106.762 migrantes sorprendidos durante el cierre de las fronteras, y los 623.671, en el último tramo de la presidencia de Donald Trump.
Desde El Salvador, Leonel salió rumbo hacia Estados Unidos luego de la llegada de Biden a la presidencia estadounidense. Animado porque las fronteras abrieron y el discurso antimigrante había bajado, decidió irse porque la crisis era cada vez más aguda en el país centroamericano; y para un joven de 26 años, sin estudios universitarios y con hijo de 5 años, un salario mínimo de $350 dólares no era suficiente.
Llegó a México 10 días después de su salida. Lo acompañaba su hermano mayor y un amigo, que se dio a la tarea de ser el guía. Este último también quería pasar “al otro lado”, pero en uno de los viajes que hicieron en los trenes que atraviesan Centroamérica y México, perdió la vida. “Él sintió como que lleva un muerto encima”, explica Nora, la pareja de Leonel, quien decidió quedarse en El Salvador.
“Como yo me quedé aquí, yo fui y les dije a los familiares del muchacho lo que había pasado. El camino sigue siendo horrible, eso de que está mejor, no es cierto”, agrega.
El discurso pro derechos del migrante promovido por el nuevo gobierno en Estados Unidos sonó fuerte del lado Centroamericano. Mientras la crisis económica en el Triángulo Norte de Centroamérica golpeaba los hogares más pobres, estos, al ver cerradas las fronteras, optaron momentáneamente, por pedir ayuda mediante banderas blancas, mismas que hasta el día de hoy son vistas en algunos sectores del oriente de Guatemala.
Una vez las restricciones comenzaron a desaparecer, y la idea de que la frontera estadounidense iba a abrir sus puertas a los menores, los centroamericanos alistaron sus mochilas.
Pero las recientes medidas de Biden, como la reactivación del programa “Quédate en México” han hecho que los migrantes abandonen las caravanas y vuelvan a la clandestinidad. Otros, aún esperan la reforma migratoria prometida durante la campaña del mandatario.
“Lamentablemente, la ansiada regularización, la ansiada reforma migratoria ya cumplió casi el año (como proyecto) en la presidencia de Biden; pasó por la Cámara baja, pero al llegar a la Cámara alta, una asesora del Congreso dijo que no podía caminar bajo un programa social. (…) Lo que se esperaba al final era proveerle tranquilidad a casi 7 millones de inmigrantes”, explica Napoleón Campos, voz consultiva sobre la Política Exterior de El Salvador y sus relaciones internacionales.
La agenda migratoria del presidente Biden fue una luz para muchos; hacía décadas que no se veía a un candidato y recién electo presidente ambicionar la estabilidad definitiva de millones de migrantes, muchos de los cuales fueron trabajadores escenciales en los meses con más contagios de COVID-19. Pero el apoyo solo se ha quedado a nivel de discurso, considera Oscar Chacón, director ejecutivo de Alianza Américas.
“La administración Biden-Harris indudablemente ha optado por un discurso mucho más sensato en el tema migratorio. (…) Pero un cambio de retórica obviamente es insuficiente porque en algunas promesas fundamentales como por ejemplo revertir el programa ‘Quédate en México’ o la suspensión de las deportaciones espeditas definitivamente la administración Biden-Harris se ha quedado corta”.
Pese a mantener algunas de las medidas de su antecesor, la tendencia de migrantes continúa al alza. Octubre y noviembre del año fiscal 2022, han superado a los mismos meses de los años fiscales 2019, 2020 y 2021. Con 100.819 detenciones en la frontera sur, Estados Unidos registra cifras históricas de detenciones de migrantes, que en su mayoría son grupos familiares y adultos.
“La migración va a existir aún más en este momento de post pandemia porque los países aún se encuentran recuperándose de los impactos que acaban de sufrir. (…) Los países de destino de la migración, como Estados Unidos, que tienen demanda de mano de obra, y los nuestros que tienen problemas de generación de empleo deberían enfocarse en ello”, considera César Ríos, director de Instituto Salvadoreño del Migrante (INSAMI)
Desde Estados Unidos, la atención sobre el tema migrante continúa, pues el voto hispano fue decisivo en las elecciones de Biden donde obtuvo un 66.0% de apoyo.
Más apoyo a la prensa
Contrario a su antecesor, el gobierno de Biden parece más decidido a apoyar la libre prensa en el Triángulo Norte de Centroamérica. “La administración Biden apoya firmemente el desarrollo y ejercicio de una prensa libre e independiente, porque es la base de cualquier democracia», dijo a periodistas salvadoreños en abril pasado el enviado especial de la Casa Blanca, Ricardo Zúñiga.
En un contexto en el que la prensa de la región ha denunciado vulneraciones digitales, además de entorpecimiento al trabajo periodístico, Estados Unidos ha ofrecido más de $200 millones para apoyar el trabajo de medios independientes de El Salvador, Honduras y Guatemala.
A criterio de Lilian Martínez, editora y periodista de El Diario de Hoy, los medios no solo necesitan apoyo técnico o económico; también necesitan campañas educativas para que más ciudadanos comprendan el papel que tienen medios y periodistas en un sistema democrático.
César Fagoaga, presidente de la Asociación de Periodistas de El Salvador (APES) dijo a la Voz de América que el último año fue “complicado” para la prensa en el país centroamericano. “Vemos una actitud bastante violenta de parte del gobierno de El Salvador en tratar de hacer ver a los periodistas como enemigos por el simple hecho de reportar situaciones de corrupción. El periodismo, pese a esos ataques, ha tenido un año bastante bueno en el sentido de investigaciones”.