“Quienes no vivimos la guerra tenemos la obligación de no olvidar”, jóvenes destacan oportunidades de los Acuerdos de Paz
Jóvenes salvadoreños que no vivieron la Guerra Civil Salvadoreña nos explicaron la importancia de los Acuerdos de Paz para lograr construir una nueva sociedad y por qué es importante hacer memoria histórica de estos eventos para no olvidar los beneficios que estos trajeron para el pueblo salvadoreño.
Focos reunió en un conversatorio virtual a cinco jóvenes salvadoreños, quienes, desde sus diferentes ámbitos de incidencia, explicaron por qué los Acuerdos de Paz representaron una “puerta de entrada para crear una nueva sociedad”. Así respondieron a las declaraciones del presidente Nayib Bukele, para quien estos acuerdos “no han traído ningún beneficio para el pueblo salvadoreño”:
“Nunca hubo Acuerdos de Paz, no hay nada que celebrar en esta fecha. Lo que se debe es recordar a todas las víctimas de la guerra a quienes no se les ha hecho justicia aún”, dijo Ernesto Castro, presidente de la Asamblea Legislativa, el pasado 11 de enero, fecha en la que los diputados de Nuevas Ideas y sus aliados derogaron la conmemoración de los Acuerdos de Paz y, en su lugar, designaron el 16 de enero como el Día Nacional de las Víctimas del Conflicto Armado.
La derogatoria solo fue la culminación de una serie de acciones políticas emprendidas desde el oficialismo contra el proceso de negociaciones entre la guerrilla y el gobierno de Alfredo Cristiani, que en 1992 firmaron los acuerdos que representaron el fin de la guerra civil salvadoreña, la cual dejó un saldo de 75,000 personas asesinadas y otras miles de desaparecidas.
Desde la perspectiva de Edith Anaya, activista defensora de los derechos humanos, los acuerdos “lograron terminar con el conflicto armado, con el exterminio físico de salvadoreños que sufrían los crímenes de lesa humanidad. Solo por ese suspiro que tuvo la gente hay que tenerle respeto”.
Anaya es la hija de Herbert Ernesto Anaya Sanabria, expresidente la Comisión de Derechos Humanos de El Salvador. Fue preso político y en octubre de 1987 fue asesinado por agentes de la extinta Policía de Hacienda. Desde el testimonio de su hija, los Acuerdos de Paz representaron ponerle fin a un conflicto que significó un “alivio y esperanza para quienes sufrimos de la violencia extrema”.
Esta opinión fue compartida por Gabriela Santos, la directora de la carrera de Ciencias Jurídicas de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas, UCA. Para esta abogada, los acuerdos representan una “puerta de entrada para crear una nueva sociedad, un nuevo pacto social”.
Santos aclara que, a diferencia de lo que el gobierno y sus diputados han pretendido imponer, los Acuerdos de Paz no implican una amnistía. “El pacto de impunidad no son los Acuerdos de Paz, sino la Ley de Amnistía, que viene luego del Informe de la Comisión de la Verdad de las Naciones Unidas”.
En las recientes semanas, diputados de Nuevas Ideas han desacreditado a los acuerdos, al llamarles un “pacto de corruptos” y afirmar que propició la impunidad entre dirigentes guerrilleros y oficiales del Ejército. Esta lectura contradice lo señalado por el mismo presidente Bukele en 2016, cuando a través de una publicación en su cuenta de Facebook señaló que: “…a diferencia de lo que muchos piensan, los Acuerdos de Paz no incluían una amnistía, todo lo contrario”.
“La Ley de Amnistía no permitió juzgar a los vinculados a crímenes y no permitió la reparación de las familias. Que se haya impedido el hecho de saber qué pasó, cómo pasó, solo eso implicó una gran impunidad”, considera Santos, quien remarca la diferencia entre la paz lograda con los acuerdos de 1992 y la amnistía aprobada en 1993.
La desobediencia ante la orden del olvido está justificada según estos jóvenes porque “en momentos en los que se quiere borrar por decreto los espacios de memoria hay que volver a lo importante que tienen estos acuerdos”. Así lo considera Julio López, productor y director cinematográfico, autor de piezas audiovisuales que, desde el género documental, han recuperado el sentir de las víctimas, como “La batalla del volcán”, de la que fue director.
“Hay que abrir espacios de memoria para darle sentido a la tragedia. Luego de la memoria, que es sanadora, viene la verdad, y aquí entran los equipos periodísticos y judiciales para encontrar la judicialización de estos casos”, explica.
El pasado 16 de enero, en el marco de la conmemoración de los 30 años de la firma de los Acuerdos de Paz, miles de salvadoreños salieron a las calles para exigir respuestas por el dolor de las víctimas del conflicto armado. La manifestación estuvo liderada por las madres de desaparecidos durante la guerra, quienes exigieron al presidente Bukele no burlar su memoria y respetar el valor simbólico de los acuerdos.
Una de las voces activistas que tomaron el protagonismo en esta marcha fue la de Lady Drag, caracterizada por el artista escénico Marvin Pleitez, quien en este conversatorio expuso la necesidad de fortalecer el sistema educativo como un espacio para conservar la memoria de las futuras generaciones que no vivieron directamente la guerra.
“Yo le digo a las nuevas generaciones que sí está pasando. Me preocupa la militarización del país. Cómo el gobierno de turno va a utilizar ese aparataje de soldados cuando pierdan la popularidad”.