Bukele avala su modelo de seguridad en un foro con líderes conservadores y de ultraderecha
“Amigos que nos visitan, sepan que los salvadoreños estamos viviendo un momento histórico”. Una de las pocas voces autorizadas de Nuevas Ideas, el partido de Nayib Bukele, se dirige a una audiencia compuesta por exasesores de Trump, aliados republicanos y operadores políticos conservadores de todo el hemisferio occidental. Es Ernesto Castro, presidente de la Asamblea Legislativa; pero bien podría ser cualquier diputado, ministro, fiscal o vocero oficial del régimen.
San Salvador se convirtió en la sede del trigésimo Foro Parlamentario de Inteligencia y Seguridad, una cita que reunió a delegaciones de 22 países. Entre ellos, rostros conocidos del trumpismo, fanáticos del expresidente brasileño Jair Bolsonaro, militares retirados y simpatizantes del partido español de ultraderecha, Vox.
El salón del hotel estaba listo para una ceremonia solemne: manteles largos, luces, un escenario amplio y pantallas que proyectaban imágenes aéreas del país “más seguro del hemisferio”. Los diputados de Nuevas Ideas, con trajes y vestidos de gala, entraban al salón como anfitriones de una puesta en escena largamente ensayada, que han llevado ya a otros escenarios fuera del país.
El Foro, que aterriza por primera vez en El Salvador, se convirtió desde el primer minuto en una oportunidad para consolidar la narrativa del “modelo Bukele” y ofrecerlo como modelo exportable ante las delegaciones internacionales, sin mencionar ni reconocer las miles de denuncias por violaciones a derechos humanos, capturas arbitrarias, torturas y muertes en las cárceles del régimen.
Un “milagro” que, según Ernesto Castro, solo es posible si “todos los Órganos de Estado trabajamos bajo la misma visión”.
“Estamos brindando la gobernabilidad que se necesita. Todos los órganos de Estado trabajamos bajo la misma visión. Aprobamos el régimen de excepción para proteger a los salvadoreños, cambiamos las leyes y fortalecimos a la Policía Nacional Civil y a la Fuerza Armada, a fin de que combatieran a las pandillas. Hoy vivimos en un nuevo país”, aseguró el diputado.
Al mismo “milagro” se refirió también el ministro de Seguridad, Gustavo Villatoro, quien fue más allá: el régimen es “la política más grande que refleja la independencia y soberanía comandada por el presidente Nayib Bukele”, lo que ha permitido a El Salvador ser “el único país del continente americano que ha logrado derrotar con éxito el principal enemigo de la sociedad y del Estado”.
La fórmula que promueven los acólitos del oficialismo es clara. Todo empieza por asegurar “gobernabilidad”, la palabra preferida de Nuevas Ideas para describir el trabajo de sus diputados. Los mismos que, a solicitud de Bukele –y como parte esencial de esta receta que preparan desde 2021–, quitaron a jueces independientes y nombraron magistrados afines; destituyeron al fiscal general para nombrar el propio, y prorrogaron 45 veces desde marzo de 2022 un régimen de excepción que suspende tres garantías constitucionales de los salvadoreños: el derecho a la defensa, la inviolabilidad de las telecomunicaciones y la detención administrativa máxima de tres días, que subió a 15.
El diputado garantizó a los participantes que si siguen los pasos al pie de la letra, y encuentran “un liderazgo fuerte” como el de Bukele, mejorarán las condiciones de seguridad en sus países. Insistió en que espera que “regresen con insumos suficientes” para replicar el modelo en casa.
Pero Castro no detalló todos los ingredientes de esta receta. Dejó fuera detalles como el pacto con las pandillas, la reserva a la información pública sobre criminalidad, la persecución a voces críticas y las violaciones a derechos humanos.

Hasta julio de 2025, organizaciones de la sociedad civil habían recibido 6,426 denuncias de violaciones a derechos humanos en el marco del régimen de excepción. La mayoría de las víctimas identificó como autores de estas violaciones a agentes de la Policía Nacional Civil y militares de la Fuerza Armada de El Salvador. Mientras, la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos (PDDH), que debería fiscalizar la acción del Estado, se rehúsa a reconocer los abusos y ha respaldado públicamente a la PNC.
En el Foro, Ernesto Castro también se dedicó a elogiar al fiscal general Rodolfo Delgado y al ministro de Seguridad, Gustavo Villatoro, ambos presentes en la sala. Respaldó además a los cuerpos de seguridad, reconociendo que han aprobado sin cuestionar el financiamiento para armamento, uniformes y botas para combatir la criminalidad.
“La Asamblea Legislativa mantiene su apoyo al Gobierno y a las instituciones de seguridad y a las instituciones del Estado que trabajan para mantener la tranquilidad de todo nuestro país. Todo esto ha dado como resultado la cifra de 90,000 pandilleros capturados”, aseguró Castro.
La audiencia: los aliados de Trump, Bolsonaro y Vox
Aunque el foro es presentado como un espacio técnico sobre inteligencia y seguridad, el perfil de los asistentes muestra que el encuentro funcionó también como un punto de convergencia de la derecha continental. Entre las voces principales no predominaron especialistas neutrales o delegaciones plurales, sino un elenco ideológico muy definido: figuras del trumpismo, aliados de Jair Bolsonaro, representantes de Vox y operadores políticos que desde hace años circulan por conferencias conservadoras en Washington.
Ese público, cuidadosamente seleccionado, fue el que celebró los discursos del oficialismo salvadoreño y ha encontrado en el “modelo Bukele” un relato que encaja con sus propias agendas.
El Foro Parlamentario de Inteligencia y Seguridad es presidido por Robert Pittenger, un conocido miembro del partido republicano y excongresista por Carolina del Norte, quien ha sido un fiel seguidor de Trump desde su primer periodo al frente de la Casa Blanca. En 2016, fue duramente criticado por sus declaraciones a medios de comunicación durante las protestas de la comunidad negra por la brutalidad policial, en las que aseguró que “odian a las personas blancas porque son exitosos, y ellos no”.
Durante su introducción al Foro, Pittenger destacó el liderazgo de Bukele. Incluso invitó a los asistentes a “acercarse a los ciudadanos y conversar con ellos para ver cómo perciben los cambios positivos”, y no limitarse a escuchar las historias de los medios.

Pittenger y su equipo llevan 11 años celebrando este tipo de eventos en diferentes capitales ‘aliadas’, y usualmente, reúnen a los mismos perfiles: tecnócratas que hablan sobre las últimas tendencias de inteligencia, las rutas del narcotráfico y la seguridad regional; y políticos que incluyen estos temas en sus agendas.
Entre los invitados internacionales que participaron también está el ex viceconsejero de seguridad nacional de EE.UU. Matt Pottinger, quien fue la mano derecha de Trump en los temas relacionados a China. Dejó su cargo el 6 de enero, después del ataque al capitolio.
En su participación, Pottinger se dedicó a señalar los riesgos de aceptar la cooperación de la República Popular China, que a su criterio, “oculta sus intenciones reales”.
También asistió el senador de Luisiana Bill Cassidy, un médico y veterano del partido republicano con posturas fuertes en contra del aborto y el control a la venta de armas. Aún así, es considerado como “moderado” dentro del partido, debido a que no apoyó un segundo periodo de Trump.
También asistió Carla Sands, una donante del partido republicano que logró reunir más de un cuarto de millón de dólares en eventos de recaudación de fondos en la primera campaña de Trump. Fungió como asesora económica y luego fue nombrada como embajadora en Dinamarca, pero dejó el cargo para correr como candidata republicana en Pensilvania, perdiendo la carrera.
Entre los perfiles más técnicos está el de Sohan Dasgupta, miembro del equipo de Comercio y Seguridad Económica del Departamento de Seguridad Nacional, encargado de la revisión de los negocios e inversiones de empresas extranjeras en Estados Unidos.
También fueron invitados al podio dos miembros de la Fundación Heritage, el tanque de pensamiento conservador más notorio de Estados Unidos, que jugó un papel clave en el desarrollo de las políticas de Ronald Reagan y apoyó a Trump a dar forma a su gabinete.
Ambos miembros de la Fundación Heritage, Kevin Dayaratna y Diana Furchtgott-Roth, están entre los principales detractores de las medidas para reducir el impacto del cambio climático, especialmente la fijación de precios de carbono o regulación sobre la industria de combustibles fósiles. Trump incluso utilizó un informe de Dayaratna para justificar su retirada del Acuerdo de París sobre el Clima. Furchtgott-Roth, en tanto, fue miembro del equipo de Trump en su primera etapa en la Casa Blanca. Critica abiertamente los avances en energías renovables porque, a su criterio, limitan la industrialización y no han logrado combatir el cambio climático.
Un estadounidense funcionario del gobierno salvadoreño también llegó al foro. Se trata de David Rivard, director de la Agencia de Desarrollo y Diseño de Nación, una dependencia de Casa Presidencial cuyo funcionamiento y presupuesto es un secreto. Una investigación de El Faro reveló en diciembre de 2023 la existencia de esta oficina, presidida por Rivard, un veterano del ejército estadounidense que presume de haber sido el mejor amigo de Armando Bukele Kattán, padre de Nayib Bukele.

Desde Brasil, además, llegó Nikolas Ferreira, el miembro del parlamento de Brasil más votado en las elecciones de 2022. Es un joven influencer que se define a sí mismo como conservador, cristiano y contrario a la “ideología de género”; y que se declaró como “un soldado en la guerra” por la reelección de Bolsonaro.
Durante su participación, Ferreira respaldó a Bukele. “Estoy de acuerdo con usted señor Bukele. Crecí en las favelas viendo cómo la violencia destruyó la ciudad, el Estado y ahora el país entero”, afirmó.
“El Salvador nos enseña que la valentía política y el liderazgo moral pueden transformar una nación. Pero el cambio no solo viene enfrentando al crimen en la calle sino también las estructuras que protegen al crimen en las cortes. Brasil no necesita más leyes ni discursos de democracia, necesita instituciones que respeten la democracia, este Foro en El Salvador inspiró una nueva era” dijo.
El congresista José Cueto, de Perú, participó en el foro para “acceder a información directa sobre el modelo de seguridad salvadoreño y la transformación institucional que impulsa ese país”, según informó el congreso de ese país. Cueto es un reconocido antivacunas. Según la publicación, se reunió con la diputada de Nuevas Ideas Alexia Rivas, con el vicepresidente Félix Ulloa y con el ministro de Defensa, René Merino Monroy.
Desde España, también participó Víctor González, excongresista de VOX que fungió como miembro del Comité Ejecutivo Nacional, hasta que el líder de su partido prescindió de él. Sin embargo, sigue siendo una figura importante entre la derecha: fue invitado a la gala de celebración de la reelección de Trump.
Una vez más llegó también a El Salvador Macarena Olona, exdiputada de VOX, y ferviente defensora del modelo de Bukele. Como se ha vuelto costumbre, se dirigió directamente a los agentes de la policía presentes en el salón del hotel para felicitarlos. El mismo guión que siguió al pedir un aplauso para la Policía Nacional Civil en la cumbre de derechos humanos de la PDDH.
También asistió al evento un invitado poco habitual: Peter Dumas, director del Organismo de Inteligencia del Estado (OIE), una dependencia de Casa Presidencial señalada por espiar a periodistas, defensores de derechos humanos y opositores, con el software israelí Pegasus. Su ponencia, sin embargo, fue ocultada a la prensa: no hubo periodistas en la sala donde se presentó, ni se transmitió su participación.
Sobre la persecución y criminalización a defensores de derechos humanos y voces críticas, no se pronunció ningún funcionario. Y tampoco hubo acceso a preguntas.
El ministro de Seguridad, Gustavo Villatoro, sí mencionó que las actuaciones de los elementos de seguridad, como la Policía Nacional Civil y la Fuerza Armada de El Salvador, cumplen con “el respeto a los derechos humanos”. En el mismo discurso, dijo que las fuerzas de seguridad han matado solo a 117 “terroristas” durante sucesos presentados como “agresiones ilegítimas”– un término que según organizaciones de derechos humanos, ha sido utilizado para blanquear las ejecuciones extrajudiciales.
“En esta guerra donde curiosamente ninguna organización de derechos humanos dice nada, ustedes miraron que teníamos registro de 90,000 detenciones, y vieron el registro de poco más de 8,100 personas que se les ha sustituido la detención en cárcel. Pero solo han ocurrido 117 letalidades, solo 117 terroristas que murieron a manos de nuestras fuerzas del orden legítima. Qué mejor examen de derechos humanos tenemos que dar», concluyó.