El ISSS sin combustible: la realidad del Seguro Social en tiempos de espejismo digital

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El ISSS sin combustible: la realidad del Seguro Social en tiempos de espejismo digital

Resumen de la nota

El ISSS sin combustible: la realidad del Seguro Social en tiempos de espejismo digital

Por Dr. Rafael Aguirre, secretario general de SIMETRISSS

El Instituto Salvadoreño del Seguro Social atraviesa un momento decisivo. En los últimos días, el Gobierno ha anunciado una ola de cambios: nuevas aplicaciones digitales como DoctorSV, ajustes en la estructura interna y promesas de una modernización que prioriza la eficiencia tecnológica. Pero cuando se contrasta ese discurso con la realidad en los hospitales, unidades médicas y farmacias del ISSS, surge una pregunta inevitable: ¿puede haber modernización real cuando faltan los elementos básicos que sostienen el sistema de salud?

Hoy, el Seguro Social funciona como un vehículo moderno, pero sin suficiente combustible. Los edificios han sido renovados, pero dentro de ellos los trabajadores nos enfrentamos a una realidad que no coincide con la narrativa oficial: equipos relucientes pero sin suministros necesarios ni medicamentos, infraestructura remodelada pero sin la capacidad de responder a la demanda. La brecha entre los anuncios y lo que realmente se ofrece no es un detalle técnico, y pone en jaque el derecho a la salud de más de un millón de cotizantes y sus familias.

Los reportes de los propios establecimientos muestran que el abastecimiento de medicamentos continúa siendo irregular. Antihipertensivos, antibióticos, analgésicos y tratamientos para enfermedades crónicas aún presentan periodos de desabastecimiento que obligan al paciente a peregrinar o comprarlos de su bolsillo. Una app puede recordar la cita, pero no resuelve cuando un diabético debe comprar su insulina porque el sistema no se la entrega. Ahí es cuando la tecnología deja de ser innovación y se convierte en maquillaje.

Los insumos médicos enfrentan la misma situación. Material básico para procedimientos como jeringas, guantes, catéteres, soluciones intravenosas; no siempre está disponible en cantidad suficiente. Lo que para la ciudadanía puede sonar como un problema administrativo, para el personal de salud es la diferencia entre atender con seguridad o poner en riesgo al paciente. ¿Cómo podemos hablar de digitalización del sistema cuando una emergencia quirúrgica depende del ingenio del equipo para resolver lo más básico?

El estado de los equipos médicos es igualmente preocupante. Aunque ha habido donaciones y compras puntuales, una parte importante del equipamiento continúa obsoleto, con fallas recurrentes o sin mantenimiento adecuado. Hay hospitales donde rayos X, ultrasonidos o incluso tomógrafos se detienen por falta de repuestos o por ausencia de contratos de mantenimiento. Una plataforma digital no sustituye un equipo que no enciende y retrasa diagnósticos, ni un quirófano que debe posponer cirugías por fallas eléctricas o climatización insuficiente.

En cuanto a los servicios, la red del ISSS trabaja bajo una carga excesiva, tiempos de espera prolongados, especialidades saturadas y un déficit de personal en áreas críticas. Esta saturación no se resolverá con una aplicación, porque responde a un crecimiento sostenido de la demanda que no ha sido acompañado por una inversión proporcional en infraestructura, presupuesto y capital humano. Cuando un paciente espera meses por una consulta especializada o por un estudio diagnóstico esencial, el problema no es el software: es la planificación.

Todo esto ocurre mientras avanza un proceso de reestructuración del sistema de salud que el Gobierno presenta como modernización integral. Sin embargo, desde SIMETRISSS observamos la falta de claridad pública sobre los objetivos, mecanismos y efectos reales de estos cambios para los trabajadores y usuarios. Reestructurar no puede convertirse en sinónimo de centralizar ni debilitar capacidades institucionales, y modernizar no implica sustituir inversión real por soluciones digitales aisladas.

El lanzamiento de la app DoctorSV se presenta como una promesa de agilidad, pero su impacto será nulo si no existe una red física sólida que la respalde. Una herramienta electrónica puede facilitar trámites, pero no puede resolver la falta de personal, de insumos o de equipos funcionales. Es como colocar un GPS de última generación en un vehículo sin movimiento y con el tanque vacío: el resultado final es solo una ilusión de eficiencia.

Lo que el ISSS necesita es un plan integral que asegure el abastecimiento continuo de medicamentos e insumos, fortalezca la infraestructura, renueve equipos, garantice personal suficiente y transparente los alcances de la reestructuración en curso. La tecnología debe acompañar este proceso, no ser un sustituto de lo esencial.

Hoy el ISSS tiene problemas solucionables, pero requieren voluntad, inversión y planificación. Si aspiramos a tener un Seguro Social fuerte y eficiente, debemos comenzar por lo básico: que cada paciente reciba lo que necesita y que cada trabajador cuente con las herramientas para brindarlo. Solo entonces las apps dejarán de ser vitrinas y se convertirán en verdaderos instrumentos de progreso.

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