Pepe Simán: “Cada vez que Romero tenía problemas con la Conferencia Episcopal venía a mi casa, estaba tristísimo”

Romero no fue comprendido por el poder de su época, su vocación por una iglesia para los pobres en las vísperas del conflicto armado salvadoreño, le valió las críticas de sectores influyentes, incluida la Curia Romana, pero también la amistad y el cariño de personas que estuvieron con él hasta el día de su martirio

“Monseñor daba esperanza, pero no una esperanza ficticia, sino una cristiana”, así recuerda el empresario José Jorge Simán, a su amigo personal, el santo de la Iglesia Católica, Oscar Arnulfo Romero, los días en los que el sacerdote ejerció como arzobispo de San Salvador.

Simán recordó que en el contexto de un mundo polarizado y con un mensaje preocupado por la gente, Romero fue objeto de críticas. “Dentro de la iglesia había posiciones que no estaban de acuerdo con Romero, lo criticaban porque la Iglesia de El Salvador no había crecido con el Vaticano II, no había crecido con Medellín, se había legitimado con la iglesia anterior”.

Sus declaraciones fueron brindadas en una entrevista exclusiva para FOCOS, el pasado domingo a las 8:00 de la noche, por Canal 33, en un especial transmitido con motivo de la canonización del primer santo salvadoreño.

“Pepe”, como era conocido por Romero, y citado al menos catorce veces en el diario personal del santo, expuso en la entrevista, que las críticas de los mismos obispos fueron motivo de preocupación para Romero. “Cada vez que tenía problemas con la Conferencia episcopal venía a mi casa, estaba tristísimo”, compartió.

Sin embargo, a 38 años de su martirio, la Iglesia finalmente reconoce el mensaje de Romero en la tierra y lo convierte en santo. Para Simán, esto representa que en la Iglesia hay cada vez más respeto por él. “Romero se preocupaba por los pobres, todo el tiempo, se preocupaba por la gente de El Salvador”, aseguró y dijo que ahora que Monseñor ha sido canonizado, es motivo para tenerlo cerca y tomarlo más en cuenta.

Simán reconoció que él mismo vivió una transición en su relación con el santo, en un inicio fue una relación caracterizada por las diferencias, pero luego de superarlas se convirtió en un vínculo de servicio y amistad. “Yo como presidente de la Comisión de Justicia y Paz, había pedido que el arzobispo fuera Monseñor Rivera y Damas, jamás se me ocurrió Monseñor Romero…lo veía demasiado tradicional para mi gusto a ese momento”, aseguró.

Su amistad con Romero le valió al empresario las críticas de sus círculos cercanos, en una época, en la que nos recuerda que había mucha facilidad para poner etiquetas. “Yo era el comunista, pasaba en el carro con Monseñor y decían: ahí va el comunista. Y por qué, qué he hecho yo”, se preguntaba Simán, a lo que según relata, sus conocidos le respondían: “No, Pepe, lo que pasa es que ahí llegan los padres jesuitas, llega Román Mayorga, llega Memo Ungo, y entonces te tienen vigilado. ¿Y qué puedo hacer? Yo no podía cambiar. Eso sí, siempre traté de explicar por qué creía yo en esas cosas”, reiteró.

Aun cuando han transcurrido casi cuatro décadas del martirio de Romero, Simán reconoce que el asesinato estuvo motivado por las ideas expuestas por el santo. “Lo mataron porque soliviantaba a la gente; mire usted tiene derecho a comer, usted tiene derecho a salud, usted tiene derecho a tener una casa. Y no estando esas cosas, la gente comenzaba a decir, qué hacemos pues, tenemos que hacer algo, no nos ponen atención”.

Pero el empresario tiene claro que Romero nunca se pronunció por ningún partido político, al contrario, su mensaje era el mensaje del cristianismo, asegura. “Romero seguía a Jesús, esa era su clave, si usted quería entender a Romero, siga a Jesús”, y concluyó “Hoy tenemos que usarlo como ejemplo, como integración, como estilo, como inspiración, como progresión, por preocuparse para todos los salvadoreños”.

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