Vacunación contra la Covid-19, entre dudas y expectativas
Con la llegada del primer lote de vacunas contra la Covid-19, el pasado 17 de febrero, el gobierno salvadoreño inició el proceso de vacunación en el país. Aunque públicamente no hay un plan detallado, el Ejecutivo arrancó con su estrategia, que busca inmunizar a 4.5 millones de salvadoreños, estableciendo 162 puntos de vacunación en todo el país y vacunando al personal de salud, catalogado como de primera línea.
Sin embargo, médicos y especialistas consultados por Focos señalan que aún existen algunas dudas sobre la claridad en la implementación del plan de vacunación, pues no hay suficiente información oficial al respecto, ni un documento que lo respalde, como ha sucedido con la mayoría de los planes anunciados por el Ejecutivo a lo largo de la pandemia de Covid-19, y enfatizan en que la información es necesaria.
“Esto hubiera sido bien importante para bajar cierto tipo de ansiedades. Por ejemplo, los médicos del área privada hemos sido descubiertos, no se nos consideró de primera línea, a pesar de que estamos atendiendo pacientes en los privados, con las mismas situaciones de riesgos que ha habido en los públicos”, dijo el médico infectólogo Jorge Panameño.
El objetivo de la vacunación contra la COVID-19 es generar inmunidad colectiva y, así, bajar el número de contagios y mortalidad en los países. En El Salvador, el primer lote de vacunas estaba compuesto por 20 mil dosis y todavía no se han recibido las donaciones de la iniciativa COVAX, de acceso global a las vacunas, en el que se estiman 324 mil dosis.
Según proyecciones, en el país se debe aplicar la vacuna a al menos 4.7 millones de personas y, tomando en cuenta que la aplicación es en dos dosis, se necesitan al menos de 9 millones de dosis para cubrir al 70 % de la población.
Para la endocrinóloga e internista, Emely Juárez, la lentitud en la aplicación de las dosis y el poco porcentaje de población abarcado es preocupante para el personal de Salud. “Va a tardar mucho tiempo y la única esperanza que tenemos para frenar la pandemia es lograr la inmunidad colectiva; mientras tanto, no nos podemos quitar la mascarilla, ni siquiera nosotros (el personal sanitario)”, dijo.
Pero ampliar e intensificar la cobertura de vacunación está sujeto a factores difíciles de controlar en todos los países de la región del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA) y en toda Latinoamérica.
Según David Rodríguez, epidemiólogo de la Secretaría Ejecutiva de COMISCA (Consejo de Ministros de Salud de Centroamérica), “hay una escasez de vacuna a nivel mundial, pues la capacidad de producción, de manufacturas de vacunas en las compañías farmacéuticas, no es suficiente para contar con el número de dosis necesarias actualmente”.
Más allá del poco avance en la estrategia de vacunación nacional, cuyos elementos solamente se han dado a conocer vía redes sociales, los trabajadores de la salud consideran que combatir la desinformación es trascendental. Asimismo, señalan que sería de suma importancia que el Ministerio de Salud “se deje asesorar” por expertos.
“Existen excelentes colegas epidemiólogos, infectólogos, con los cuales ellos pueden asesorarse para poder informar a la población. Pero existe una cadena de desinformación, ahorita, que cada quien habla lo que dice, hay información que es correcta, hay información que no es correcta; entonces, se debería plantear, bueno, decir: ‘esto está pasando, estos casos tenemos, tenemos tantas vacunas, vamos a recibir tantas; entonces, el plan va a ser este y este’. Pero ya una información oficial, no a través de un tuit”, agregó Juárez.
Otra duda de la vacunación en el país es la implementación de AstraZeneca, cuya aplicación se ha suspendido en diversos países de Europa por estar asociada a complicaciones de salud. Sin embargo, la Agencia Europea del Medicamento informó recientemente que avala el uso de esta, pues la considera “segura y eficaz”.
Para los médicos consultados, lo más importante al respecto es tener certeza sobre el tiempo de inmunidad que será capaz de generar la vacuna, sobre el cual preliminarmente se habla de dos o cinco años.
“Mi percepción es que vamos hacia un futuro en el cual vamos a tener que estarnos vacunando periódicamente; podría ser cada año, porque existe, en medio de la situación, el riesgo de las cepas mutantes o variantes genéticas, que pueden hacer que modifiquen la eficacia de las vacunas”, opinó Panameño.
Ante este panorama, es importante que la población continúe cumpliendo con las medidas de prevención, además de que se fortalezcan las campañas educativas al respecto, pues el inicio de la vacunación nacional podría generar en la población “una falsa seguridad”. En ese sentido, la SE-COMISCA recomienda a la población a continuar con el uso de la mascarilla, mantener el distanciamiento físico entre personas y lavar continuamente las manos con agua y jabón, o desinfectarlas con alcoholgel.
A las dudas sobre algunos aspectos del plan de vacunación se suma el futuro regreso a clases, programado para el próximo 6 de abril en el sector público, y la incertidumbre de si el sector docente podrá ser vacunado en corto tiempo, tomando en cuenta que solamente los maestros mayores de 60 años o con enfermedades crónicas serán parte de los grupos prioritarios.