Bukele: aciertos y temas pendientes de sus primeros siete meses de gestión
El presidente salvadoreño Nayib Bukele llegó a su séptimo mes al frente del Órgano Ejecutivo con las encuestas a su favor, pero el reto que enfrenta ahora es convertir en hechos las altas expectativas que ha generado en la población, concluyeron analistas entrevistados por FOCOS.
El economista Rafael Góchez y el analista político Jorge Villacorta analizaron el desempeño de Bukele durante sus primeros siete meses de gestión, en donde identificaron aciertos y temas pendientes.
Villacorta coincidió en que la reducción de homicidios, el cambio en el clima de negocios y la relación con Estados Unidos, Asia, Japón, China y Qatar se pueden considerar éxitos de esta administración. En política exterior indicó que la gestión anterior tenía un Gobierno «aislado», con posiciones equivocadas sobre política exterior y ahora es más pragmática. «Eso abre una serie de expectativas positivas, un ambiente atractivo para el sector privado porque se llama a la inversión. Lo mismo que para la población que depende de las relaciones con los Estados Unidos», dijo.
Pero las buenas expectativas provienen también de la estrategia de comunicación que ha implementado el Ejecutivo, añadió. Indicó que las encuestas en general solo reflejan percepciones y ahora el reto del Ejecutivo es convertir en hechos las altas expectativas que se ha formado la población. En ese sentido, señaló algunos vacíos en estos primeros seis meses de gestión.
Una de las principales dudas en torno a la administración Bukele es si respetará la democracia, la institucionalidad, los procedimientos y el sistema de leyes, dijo. En ese sentido, el economista Rafael Góchez señaló que en este momento el presidente está trabajando en crear condiciones para ejecutar sus medidas económicas, pero también aparece la duda de si esto fortalecerá al sistema democrático.
“El trabajo de acercamiento con el sector privado es parte de la economía política, la mayor proyección internacional es parte de la economía política, las próximas elecciones también (…), la duda es si esto va a fortalecer un sistema democrático», señaló.
Villacorta indicó que el presidente anunció hace unas semanas un plan de “despegue económico”, pero hasta la fecha no hay información detallada de las medidas que contempla esta iniciativa. Añadió que un plan de transformación del país requiere la participación de todos los sectores de la sociedad, pero en este momento no ve un ejercicio de esta naturaleza en el Ejecutivo. «Eso en este momento no lo veo, no veo esa intención ni esas prácticas del actual Gobierno», señaló.
El analista político consideró que la ruta del Gobierno en este momento es satisfacer temas inmediatos, que generan la percepción de estar respondiendo a lo que necesita la población, «más que un plan estructurado».
Por su parte, Góchez identificó tres ejes que debe abordar el Gobierno para que El Salvador logre desarrollarse: mejora el acceso a la educación, crear un plan de gestión ambiental frente al cambio climático y responder a las medidas antiinmigrantes.
Góchez explicó que mejorar la educación es clave, pues si bien el Gobierno ha trabajado en una agenda digital – la cual consideró un buen paso frente a las transformaciones que supone la cuarta revolución industrial -, el país sigue teniendo un bajo nivel de escolaridad, con población que en promedio apenas roza los siete años de estudios.
Respecto al cambio climático, el economista dijo que todavía no ve en el Gobierno un planteamiento claro al respecto, al tiempo que resaltó las implicaciones que las variaciones climáticas representan en la seguridad alimentaria del país. En cuanto a la migración, señaló que el plan propuesto por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) para desarrollar el sur de México y Centroamérica es un buen referente para abordar las causas estructurales que explican el éxodo que vive la región.
El economista también coincidió con Villacorta en la necesidad de propiciar el diálogo entre el Gobierno y la ciudadanía. «Yo sostengo la hipótesis de que si se quiere entrar realmente a una agenda de desarrollo, va a necesitar aprovechar el capital político que tiene el presidente en particular, para generar esos espacios para que las diferentes fuerzas participen», indicó.