Bukele eligió un nuevo adversario
Editorial
Atrás quedaron aquellos días en los que el presidente Bukele presumía su relación de amistad con el Gobierno de los Estados Unidos.
La llegada de Joe Biden representa un cambio en la relación con El Salvador. De una Casa Blanca que guardaba silencio ante las amenazas de Bukele a la democracia, a otra que pone en el centro de su política exterior el combate a la corrupción y la impunidad.
Bukele insiste en ignorar la política exterior de la administración Biden hacia El Salvador y abre un escenario de incertidumbre con su principal socio comercial y político, el hogar de millones de salvadoreños que sostienen los ingresos del país a través de remesas.
El gobierno salvadoreño no solo ha desconocido las misivas enviadas desde el Congreso de los Estados Unidos en las que se le exige respeto al Estado de Derecho y las libertades civiles, sino que además, subestima el monitoreo del gobierno norteamericano sobre los Derechos Humanos.
Recientemente confrontó a la congresista demócrata Norma Torres, quien forma parte del Comité de Asignaciones, que controla el presupuesto y la cooperación internacional de los Estados Unidos, y quien tomará decisiones sobre los 4 mil millones de dólares que serán destinados hacia la región centroamericana en los próximos cuatro años.
El freno de la migración y el combate a la corrupción son las principales preocupaciones de Washington en El Salvador. No es casual, que el primer encuentro de Ricardo Zúñiga en su visita haya sido con el representante de la Comisión Internacional contra la Impunidad y en su paso anuncie la contribución de 2 millones de dólares para el fortalecimiento de esta entidad en la lucha contra la corrupción, un gesto que contrasta con la negativa de Bukele a fortalecer el mandato legal de la Cicíes.
La confrontación de Bukele está conduciendo la relación con los Estados Unidos hacia un escenario de incertidumbre en el que aún no podemos dimensionar los impactos que tendrá la ausencia del respaldo político, pero también financiero de los Estados Unidos a las medidas impulsadas por el gobierno salvadoreño hasta 2024.
El presidente Bukele está llamado a gobernar responsablemente. Buscar acuerdos con los actores nacionales e internacionales, gobernar democráticamente, respetando los derechos humanos, la independencia en el Estado, el libre ejercicio del periodismo y la lucha contra la corrupción.
La permanente confrontación podría conducir a mayores conflictos sociales y represión. En el plano internacional esto representaría su exclusión de todo apoyo, fomentando un escenario de crisis doméstica y por lo tanto de mayor migración hacia los Estados Unidos, en un futuro.
El presidente debe comportarse a la altura de su investidura. Es momento que destaque por ser un buen gobierno, dialogante y transparente, y no con estrategias publicitarias en las que la búsqueda de adversarios solo le permite justificar sus errores, desviar la atención de lo importante y aislarse del mundo.