«Claudia Ortiz: Para ser una alternativa al Gobierno se necesita un proyecto más allá de las elecciones»

(Transcripción editada de la entrevista realizada por Claudia Palacios)

En algún punto llegó a ser considerada, en las encuestas, como la figura de la oposición más potable para una candidatura presidencial, en un contexto en el que la popularidad del presidente Bukele no tiene comparación. Pero la diputada Claudia Ortiz, del partido Vamos, como lo hizo hace varios meses ya, repetirá a lo largo de esta entrevista que su campo de batalla continúa siendo la Asamblea Legislativa, el espacio desde donde ha construido su capital político en los últimos tres años.

Ella no descarta una eventual candidatura presidencial, pero antes, dice, deben crearse condiciones. Y eso pasa por consolidarse como una opción alternativa a  Nuevas Ideas y aliados. Para Ortiz, con las condiciones actuales, es poco estratégico apostar por una candidatura presidencial, en una elección que considera  “blindada” a favor del presidente – candidato, Nayib Bukele, quien fue inscrito por el Tribunal Supremo Electoral (TSE) a pesar de que la reelección está prohibida.

Sin embargo, la competición por el legislativo también se plantea cuesta arriba. El cambio de reglas electorales en el año previo a los comicios por parte del presidente y su bancada en la Asamblea han reducido las probabilidades de que los partidos de oposición, todos con una intención de voto por debajo del 6%, puedan llegar a ganar una representación, señala la última encuesta preelectoral de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA). El distrito de San Salvador, por el que compite Ortiz, además, tiene un nuevo universo de votantes, luego de que se definió que todos los votos  en el extranjero para diputados se contabilizarán en ese departamento. Ortiz calcula que el cociente podría llegar a establecer un techo mínimo de hasta 100 mil votos para lograr un asiento en la Asamblea. 

En esta entrevista, Ortiz habla sobre la desconfianza de su partido en el TSE, la apuesta estratégica para la Asamblea Legislativa y la negativa de su partido a formar parte de la alianza Sumar, que convocó, sin resultados, a los partidos de oposición y organizaciones de sociedad civil para presentar una candidatura única a la presidencia. 

Estas elecciones son atípicas: hay un presidente que que busca reelegirse por primera vez en 80 años, nuevas reglas de competencia y un TSE que no tiene la confianza de la oposición ¿Cómo describiría usted esta antesala a los comicios de 2024?

Tenemos este proyecto oficialista que está blindando la candidatura presidencial para que quede sí o sí, para que gane sí o sí. Y tenemos una cantidad importante de la población que está decepcionada, que está descontenta o que se declara en oposición a esa forma de gobernar. Por eso la mirada no puede ser sólo electoral, no solo puede ser ganar una elección o siquiera participar en una elección solo porque sí, tiene que haber un proyecto político detrás. 

Nosotros creemos que para que el proyecto oficialista no continúe con este menoscabo de derechos, con ese proyecto de enquistarse en el poder y perpetuarse en el poder, y todos los abusos que eso implica y que hemos visto, la Asamblea Legislativa es la clave; es desde ahí donde los salvadoreños podrán decidir si continuar con una Asamblea Legislativa que a todo dice que sí, que no evalúa las consecuencias de sus decisiones, frente a la el bienestar de la población salvadoreña, o una Asamblea que sea mejor con diputados que sí hagan un trabajo independiente, valiente y coherente.

Teniendo en cuenta el cierre de espacio cívicos y la posibilidad de la  reelección de Bukele, ¿cree que habrá otra oportunidad  para seguir armando un proyecto político a mediano y largo plazo?

Eso siempre va a existir, no importan los abusos que haga el poder, no importa hasta dónde logra acumular control de instituciones. Es que las causas justas de la gente siempre van a estar ahí. Y tal vez desde una posición de privilegio es fácil decir ‘voy a abandonar este camino, porque lo veo difícil’. Es fácil hacerlo. Pero cuando uno ve a las madres de los desaparecidos del conflicto armado o de las víctimas de graves violaciones que perdieron a toda su familia en El Mozote; o cuando uno ve a las madres que siguen buscando a sus hijos que podrían estar en alguna fosa clandestina, sin apoyo alguno del Estado; o bien los agricultores sin el apoyo del Estado, y siguen sembrando la comida que comemos los que no sembramos; no tenemos ninguna autoridad de rendirnos. Los sectores que están luchando por tener una vida digna van a seguir luchando independientemente de quién gobierne. Si hemos sido una figura importante, lo seguiremos siendo porque seguiremos luchando al lado de la gente. Y no se agota en una elección, independientemente de lo que pasa en la elección.

Vamos ha hecho ese trabajo de estar con la gente, de estar acompañándoles y de hacer propias esas causas, esas luchas, y queremos seguir en esa dinámica.  Y claro que sabemos qué nos estamos jugando todos los integrantes de nuestro partido, estamos conscientes de eso, pero también estamos conscientes que el resultado de las elecciones no nos va a parar. 

Las encuestas proyectan que los partidos de oposición como Vamos probablemente no alcanzarán ninguna diputación. ¿Cuál es la estrategia de Vamos para lograr la relevancia que usted mencionaba?

Me pregunta cuál es nuestra estrategia, es caminar al lado de la gente y escuchar, enfrentarnos con la realidad y abordar esa realidad con esa visión de ayudar a la población, especialmente los que tienen más necesidad, a poder luchar por su derechos desde las trincheras institucionales, desde los gobiernos locales, desde la Asamblea Legislativa. Todas las causas que hemos acompañado son causas de los salvadoreños que vienen luchando desde hace mucho tiempo, de las familias que vienen luchando por salir adelante a pesar de la crisis económica.  No hay una estrategia mágica, la estrategia es justamente abordar la realidad tal cual es, no ir a eventos armados, donde la gente tiene miedo de expresar los verdaderos problemas. La gente está viendo que hay opciones que no son partidos que gobernaron antes, que no son estas ‘malas nuevas prácticas’ o ‘malas prácticas de siempre’, sino que justamente estamos en la ruta de poder caminar con la gente y acompañar esas propuestas con diputados que sí puedan escuchar, con consejos municipales que también tengan como prioridad construir proyectos de inversión pública, con las comunidades. Creo que eso es lo que también nos ha permitido como partido crecer, porque a pesar de lo que digan las encuestas, en el histórico de diferentes encuestas, a lo largo de estos dos, casi tres años, el partido Vamos es el único partido que ha crecido, a diferencia de otros partidos, incluso el proyecto oficialista.

De acuerdo con la última encuesta de Fundaungo, de junio de este año en nueve de cada 10 personas, el 88% de los encuestados percibían que el país va en un rumbo favorable y, en cuanto a la Asamblea Legislativa, un 82% también evaluaba el trabajo de los diputados y diputadas de Nuevas Ideas como muy bueno o bueno, mientras que el trabajo de los diputados de oposición, sólo un sólo un 30% lo calificaba como bueno o muy bueno, versus  un 70% que calificaba como regular malo o muy malo. 

Cuando se evalúa la oposición se está evaluando a todos con el mismo estándar, están metiendo a todos en el mismo guacal, y no puede meter a todos los partidos que se dicen ser de oposición en la misma categoría.  Vamos es un partido que ha hecho un rol de oposición y también de propuestas, pero que no tiene un pie en el pasado.  De hecho, es el único partido que no tiene un pie en el pasado. Si usted revisa, todos los demás o han gobernado antes o tienen algún tipo de relación, o han surgido de partidos que estuvieron en el pasado; Vamos es diferente, es nuevo en relación a lo que ya estuvo en el gobierno. También creo que hemos mostrado ser una oposición que tenemos la autoridad moral de poder señalar los errores, la corrupción de una forma independiente y no tener vínculos a grupos de poder económico o de poder político que tradicionalmente han ejercido un rol tal vez oculto.Entonces, en ese sentido no podemos meternos dentro de ese gran promedio que hacen las encuestas de los partidos opositores, porque cada uno tiene su historia y cada uno tiene sus cuentas pendientes con la población.  Nosotros levantamos la cabeza en alto por el trabajo que hemos hecho desde la Asamblea Legislativa.  También hay encuestas que han reconocido que el trabajo legislativo de Vamos es el mejor evaluado de la oposición. A partir de ahí, como ya lo mencioné, nuestro proyecto es de largo alcance.

¿Han analizado qué necesitan para conseguir los suficientes votos que les permitan sobrevivir?

Es complejo hacerlo porque hay un factor grande  de incertidumbre que es el voto en el exterior, especialmente por la modalidad de votación y las faltas de garantías que hay alrededor de eso, pero más o menos estamos pensando que el cociente para las próximas elecciones en general para cualquier partido político podría rondar entre los 50.000 y los 100.000 votos.  Especialmente en San Salvador, el número de votantes se ha duplicado y se han reducido los escaños. Entonces, la representación cambiará radicalmente. Nos vamos a enfrentar a unas elecciones con reglas nuevas que van a ir marcando una nueva dinámica de cómo hacer política. Los salvadoreños tendrán también la necesidad de pensar no solo en esta elección, sino en el futuro y en qué medida el país se va a quedar sin opciones o si mantendrá las opciones políticas.  Siempre es importante esa diversidad política, porque no se puede depositar toda la confianza en un solo partido, porque el que tiene todo el poder va a abusar de ese poder. Siempre los contrapesos, el equilibrio, la necesidad de diálogo, no solo con los otros partidos, sino también con los sectores de la sociedad, son necesarios para que todos estemos incluidos en las decisiones, y que las decisiones devengan en una mayor justicia y no en mantener privilegios indebidos para algunos sectores en detrimento de otros.

Usted está compitiendo por unas plazas que ahora requieren conseguir más votos que antes. ¿Por qué tiene usted esta confianza en que van a lograr conseguir una curul ?

Ellos cambiaron las reglas porque tienen miedo. Y ellos han hecho todo lo que ha estado dentro de sus posibilidades para inclinar la cancha de la elección, y lo han hecho porque, aunque la gente evalúa bien el proyecto oficialista, evalúa mal sus condiciones de vida.  Lo hemos visto no solo en encuestas, lo hemos visto en informes técnicos y lo hemos visto hablando con la gente. 

Entonces, hay también en las encuestas un 30% de la población que está descontenta, y el futuro de este país descansa en las manos de la gente que está descontenta con la forma de gobernar y es bastante,  y están aquellos que están guardando silencio y que por alguna razón están guardando silencio. Entonces ese margen, ese descontento, esa falta de un proyecto de dignidad y de justicia para El Salvador es lo que Vamos quiere abanderar y quiere transformarlo en la ilusión y en la certeza que es posible hacer política de manera diferente.  

Antes de que empezara la campaña electoral se había hablado que una estrategia de la oposición podía ser la unificación de fuerzas. ¿Por qué al final su partido rechazó esta alianza? 

Nosotros siempre hemos estado abiertos al diálogo y creemos que debe hacerse de forma permanente entre todas las fuerzas políticas y sociales, pero dentro de ese diálogo no encontramos en los demás partidos políticos un proyecto que esté enfocado más allá de las elecciones. No hay un proyecto más allá que derrotar al oficialismo, y nuestro proyecto está basado en garantizar, a través de las instituciones del Estado, la dignidad de la gente, garantizar sus derechos, ampliarlos, ponerles límites al poder, defender a las víctimas, crear condiciones económicas para que los que están en una situación más vulnerable puedan tener el acceso a sus derechos básicos y puedan desarrollarse y puedan aspirar a un estado de vida o un bienestar. 

En el diálogo interno del partido tomamos la decisión de que íbamos a mantener nuestro proyecto político y que lo queríamos impulsar sin hacerle modificaciones. Por lo tanto, no vimos viable, en medio de este diálogo que hubo con otras fuerzas políticas, poder sumarnos a una estrategia que creíamos que no era la más viable en el mediano y corto plazo. Como ya lo he repetido, no es en la elección presidencial donde se parará el proyecto oficialista, donde se le pondrá un límite y se construirán condiciones para la democracia, que nunca hemos tenido una democracia perfecta, pero creo que en ese momento es importante que las condiciones se den para que exista libertad de pensamiento, diversidad, respeto y tolerancia a las diferentes formas de pensar.

¿No era más estratégico hacer una alianza con, por ejemplo, un partido como Nuestro Tiempo, con el que comparten algunas similitudes?

Cómo ya lo mencioné tenemos una claridad de un proyecto político a nivel social, económico, ambiental, fiscal, en términos de institucionalidad y justicia, y a quiénes debe responder el Estado, a quiénes debe priorizar el Estado, cuál debe ser la aspiración de la sociedad salvadoreña…  y no vemos esa claridad en materia económica, en materia fiscal, en materia ambiental en otros partidos políticos. 

Hace unas semanas ustedes denunciaban que el TSE no estaba actuando frente a los abusos del oficialismo. ¿Considera que el TSE está actuando de acuerdo a los intereses reeleccionarios y de concentración del poder del presidente Bukele?

Hay muchas señales de que el Tribunal no ha estado dispuesto a ejercer un rol independiente, aplicar la Constitución y aplicar las leyes electorales, sino que se aplican a veces; cuando conviene a cierto partido o a cierto sector, se aplican, y cuando no conviene, no se aplican. Eso queda bien evidente. Vemos campaña adelantada, funcionarios prevaliéndose de su cargo para también hacer proselitismo dentro y fuera del país, una gran cantidad de casos de violencia política de cuentas anónimas, de cuentas de funcionarios, cosas que pasan frente a los ojos del tribunal y no existe una postura más proactiva para aplicar la ley.  

El ejemplo más importante es la anuencia a inscribir la candidatura, que es inconstitucional, a la presidencia. En ese contexto de desigualdad es en el que estamos participando. Pero no es un momento para bajar los brazos, es el momento de dar la batalla, de jugárnoslo todo y justamente el campo de batalla es la Asamblea Legislativa.

Y en esas elecciones legislativas, ¿usted confía en que el TSE será un árbitro justo que va a garantizar resultados transparentes para las elecciones legislativas?

Hay muy poca garantía de eso, hay muy pocas garantías y más allá de decir si confiamos o no confiamos, lo importante acá es exigirle al tribunal que sea confiable, que dé muestra de confiabilidad, de imparcialidad y de transparencia. No las está dando, pero no sólo descansa en el tribunal la última palabra, descansa también en toda la acción de vigilancia que haga la sociedad del proceso electoral, todo ese ejército de personas que van a estar en la defensa del voto, toda la observación internacional, también la contraloría que hay del periodismo, que hagan los medios nacionales e internacionales. 

Hay algunos liderazgos políticos que han hablado en términos de fraude. ¿Usted hablaría en esos términos?

No existen garantías para la integridad del proceso. Y ya un discurso de esa naturaleza, creo que se debe evaluar ya al momento de haber ocurrido el proceso electoral.

Actualmente estamos viviendo también un contexto mundial de donde hay un surgimiento de liderazgos autoritarios y liderazgos extremistas populistas, hay un sentimiento muy generalizado, no solo a nivel salvadoreño, sino a nivel regional de desencanto con la democracia. En ese sentido, los líderes de centro, como se denomina Vamos, son vistos algunas veces como tibios o como incapaces de resolver con discursos que enarbolan conceptos alejados de la realidad de la gente. ¿Por qué este discurso que usted tiene debería apelar a la gente que en gran medida está apoyando un liderazgo autoritario?

Nosotros no ofrecemos entretenimiento, ofrecemos soluciones reales. Nuestra campaña no es de mentiras, es de propuestas que caen en las condiciones reales y materiales de la población. Obviamente el financiamiento y el abuso de los fondos públicos para toda esa campaña tiene un efecto, pero creo que es cuestión de tiempo cuando la gente termine de contrastar, verdad, una situación frente a la otra.

Lo importante es estar, porque las necesidades son reales, las crisis son reales, aunque las nieguen, son reales. Cuando al final de alguna manera la crisis llegué un momento más profundo o haya un desgaste, será  necesario una alternativa.

De aquí a 10 años digamos de aquí a cinco años, ¿cómo se ve usted?

Me encantaría poder tener un rol de liderazgo en la política nacional para poder hacer realidad y poder coordinar, gestionar, con las mejores personas, políticas públicas que nos lleven a cumplir esa promesa de dignidad, para garantizar los derechos de la gente, que exista justicia a nivel legal y justicia a nivel económico, que El Salvador pueda enfrentar los retos ambientales que vivimos, que podamos garantizar seguridad alimentaria, que la democracia realmente funcione. 

Usted dijo en una entrevista anterior que rechazaba la candidatura presidencial porque no se sentía lista ¿Qué momento consideraría propicio para poder lanzarse?

Creo que siempre se mantiene el interés en eso y me da gusto. ¿Cuál va a ser el momento? Bueno, cuando hayamos logrado aglutinar a los suficientes sectores y darle forma, aún más, con más concreción, con más detalles, a ese proyecto, ese plan para el país. Y creo que también en la medida que la gente vaya viendo de qué estamos hechos como partido, y lo hemos mostrado, verdad, con coherencia, con valentía, con independencia, sin temor a decir las cosas y sin temor a proponer aquello que es justo. Entonces, nuestro trabajo sigue aglutinando sectores, acompañando sectores, sentándonos con la gente a escuchar y a generar propuestas conjuntamente. 

En este rol de liderazgo y de concertación en el que se ve, ¿cómo caben quienes tienen posturas que son opuestas a las de Vamos, con respecto a la legalización del aborto y los derechos LGBTIQ, por ejemplo?
Caben, claro que caben, porque tienen derecho a ser parte de las decisiones del país y tienen derecho también a ser escuchados. Nosotros no somos anti nada, somos pro dignidad humana y todas las personas tienen dignidad que hay que respetar. Parte del respeto de esa dignidad es darle la oportunidad a la ciudadanía, independientemente de lo que defiendan, de poder ser escuchados y llegar a términos en conjunto o donde hay algo en común. Se construye a través de ese diálogo. Y Vamos, claro, tiene sus posturas, como cualquier partido político, pero también estamos abiertos a ese acercamiento y donde hemos encontrado puntos en común, por ejemplo, con el sector del feminismo, hemos presentado incluso propuestas que tocan uno de las de los temas más importantes para la feministas, que es la prevención de la violencia hacia la mujer; hemos presentado propuestas para que se constituya que la violencia obstétrica es una expresión de violencia hacia la mujer. También hemos pedido se cree un sistema de registro para prevención del feminicidio, un sistema de alerta temprana; casas de acogida para que se protejan a las mujeres, en el mundo del trabajo que también que se proteja la maternidad y también estamos dispuestas a discutir temas relacionados a la educación sexual para la prevención de los casos de embarazos no deseados en niñas y adolescentes, para que no exista impunidad en esos casos. Creo  que hay mucho más en lo que podemos estar de acuerdo que con lo que podemos estar en contraposición y en eso es donde tenemos que enfocarnos.


Esta entrevista fue producida para «La Ruta 2024», el especial periodístico de FOCOS dedicado a la cobertura electoral salvadoreña 2024.

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