La pandemia de la discriminación

La emergencia por Covid-19 evidenció las desigualdades y las profundizó, colocando a las poblaciones históricamente en riesgo de exclusión en mayor situación vulnerabilidad. En el caso de muchas personas LGBTIQ+, la pandemia significó un deterioro en las condiciones de vida y negación en el acceso a los servicios básicos, especialmente de salud.

Alex se enteró que tenía VIH a inicios del 2020, cuando la llegada del nuevo Coronavirus aún era una posibilidad lejana para El Salvador. 

Tenía meses de ver su salud deteriorándose sin explicación. Las pruebas rápidas de VIH que se practican en las clínicas amigables para población LGBTIQ+ del Ministerio de Salud, mostraban resultados negativos, pero su sintomatología era clara. Fue hasta que un doctor de confianza le sugirió hacer una prueba de cuarta generación, que confirmó sus sospechas. 

Después de la noticia y con la salud empeorando cada día, tuvo que esperar dos meses más para lograr una consulta en el Seguro Social. 

Alex llama a este periodo de su vida  “el inicio de la pesadilla más terrible”, y no se refiere únicamente a los síntomas que lo postraban en cama, sino a la experiencia de tratar con un sistema de salud precario, discriminatorio y estigmatizante.  Y lo que es peor: depender de él para sobrevivir. 

En la primera consulta la doctora tratante le consultó primero sobre su orientación sexual y si tenía pareja, pero no mostró interés en los síntomas que venía padeciendo hacía meses .  “Le dije: doctora, ya tengo 6 meses que todos los días en la tarde empiezo a hervir de fiebre y ya no tengo dinero para comprar más acetaminofén, ¿usted me puede dar acetaminofén o algún otro antipirético?; me dijo: no, no hay, vaya a hacerse los exámenes y después vamos a ver. Duró menos de dos minutos la consulta”, dice Alex.

Esa consulta exprés fue la última cita de Alex antes de que el Ejecutivo decretara la cuarentena estricta que forzó también el cierre de los servicios de salud considerados no urgentes. 

La situación de Álex era una emergencia, pero tomaron varios meses para que el sistema de salud lo entendiera. 

En el 2020 el Ministerio de Salud reportó 869 casos nuevos de VIH en El Salvador, lo que implica una disminución del 25% con respecto a 2019 y 30% con respecto a 2018. Esto se atribuye a la reducción de 130 mil pruebas debido a la pandemia por Covid-19. 

En un comunicado, ONU Sida expresó su preocupación sobre esta disminución en la detección del VIH, y advirtió que las personas con VIH se enfrentan a un doble peligro debido al Covid-19, ya que presentan mayor riesgo ante el contagio. 

Pese a ello, según el organismo internacional, las desigualdades que impiden a estos grupos acceder a las vacunas contra el Covid-19 y a los servicios de salud también son mayores.

La organización Amate explica que las personas LGBTIQ+ que tienen VIH enfrentan un doble estigma, y durante la pandemia fueron más proclives a sufrir actos discriminatorios al buscar acceso a los servicios de salud. 

Alex agrega que estas situaciones son otra barrera para el acceso a la salud de las personas LGBTIQ+. “Creo que una de las razones por las cuales yo accese tan tarde el tratamiento no solamente fue que hubiera un problema con el algoritmo de las pruebas, eso es una parte, pero también. como persona LGBT, cuando pensamos en que tenemos que ir al doctor, cuando pensamos que tenemos que ir a una unidad de salud lo primero que sentimos es miedo”, señala. 

Políticas sin enfoque de género

El monitoreo realizado por Amate concluye que durante la atención a la Emergencia por Covid-19, el Estado salvadoreño no tomó medidas efectivas para proteger a  poblaciones vulnerables, como las personas LGBTIQ.

Ante este panorama, la organización hace una serie de recomendaciones sobre el camino que debe retomarse para garantizar a todas las personas su derecho a la salud y acceso a servicios básicos.

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