Las cifras del país que recibe el nuevo presidente

El presidente Nayib Bukele asumió esta semana el poder Ejecutivo del país, el primer mandatario que no proviene de Arena o del FMLN, los partidos de la posguerra salvadoreña.

A 27 años de la firma de los Acuerdos de Paz, Bukele se enfrenta a los desafíos económicos, sociales y políticos que no pudieron superar los partidos tradicionales y que tienen a El Salvador en una situación crítica.

Hoy en el segmento de análisis de datos de FOCOS, exponemos una radiografía que describe en cifras cómo recibe el país el nuevo presidente.

El Salvador es el Estado que menos crecimiento económico registra en Centroamérica. Su Producto Interno Bruto (PIB) crece a un promedio de dos puntos porcentuales, proyecciones del Banco Central de Reserva indican que para el final de este año el crecimiento alcanzará el 2.6%.

Además del bajo crecimiento, El Salvador tiene comprometido cerca del 67% de su producción nacional  en concepto de deuda pública. Y la diferencia entre lo que ingresa y gasta es negativa, para el cierre de 2019 se espera que el déficit alcance los $1000 millones, el 3.7% del PIB, el más alto de la década.

 

En cuanto al gasto público que permite al Estado plantearse políticas públicas que mejoren los servicios sociales, las proyecciones oficiales prevén una disminución hasta el 19.6% del PIB para el 2019.

En cuanto al empleo, a pesar que según la Encuesta de Hogares y Propósitos Múltiples de la DIGESTYC vigente, refleja un baja tasa del 7% de desempleo, la subutilización del trabajo alcanza el 30% y la trabajadores informales casi el 40%, lo que evita que los trabajadores tengan un nivel de vida digno.

Por otra parte, un estudio del INCAE publicado en 2018  reveló que el 16% de las familias salvadoreñas no tienen hogar y el 75% cuenta con uno pero en condiciones precarias.

A pesar que la pobreza extrema disminuyó en este quinquenio hasta una tasa del 7%, un estudio del Banco Mundial ubicó a El Salvador cómo uno de los países que menos invierte en reducir la pobreza, solo el 0.81% del PIB, por detrás Nicaragua y Panamá.

Entre los retos sociales, se encuentra el acceso a servicios de salud de calidad, cifras oficiales de 2018 reflejan que tres de cuatro salvadoreños carecen de seguro de salud, es decir no cuentan con un trabajo formal que les permita acceder atención en el Seguro Social, Bienestar Magisterial u otro seguro privado.

En el caso de Educación, uno de los desafíos del nuevo gobierno está la deserción escolar causada en muchas ocasiones por el desplazamiento forzado por violencia y la alta criminalidad. En los últimos años, el abandono escolar alcanza los 100 mil alumnos por año, si bien en 2018, esta se redujo en 4%, el registro es alto.

Finalmente, la violencia y la inseguridad. Cada año se reporta un promedio de 3,500 personas desaparecidas, según la Fiscalía.

Y a pesar que desde 2016, la tasa de homicidios se ha reducido hasta 51 homicidios por cada 100 mil habitantes. Los números continúan siendo alarmantes, la tasa es cinco veces mayor al límite que las Naciones Unidas establece para una epidemia de violencia en una país.

Bukele, como nuevo presidente de la República, recibe este país emproblemado y tendrá cinco años para buscar aliados y colocar la semilla que allane el camino para transformar la realidad que ahora reflejan estas cifras.

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