Nuevo hallazgo de osamentas en caso masacre del río Sumpul

Medicina Legal, la Fiscalía General de la República y la Procuraduría de los Derechos Humanos participan de las diligencias de exhumación de fosas relacionadas a la masacre del río Sumpul, al noreste de Chalatenango.

Durante la segunda etapa de exhumaciones por la investigación de la masacre del río Sumpul,  el equipo de Antropología Forense de Medicina legal desenterró las osamentas de seis personas asesinadas por la fuerzas armadas del Estado el 13 de mayo de 1980, en el cantón Llano Grande, municipio de Concepción Quezaltepeque, Chalatenango.

En esa fecha el Ejército, la Guardia Nacional y la organización paramilitar ORDEN iniciaron un operativo de “Tierra arrasada” en la zona, asesinando a decenas de personas a su paso. El 14 de mayo, el operativo llevó a cientos de personas a concentrarse en el caserío Las Aradas (Ojos de Agua, Chalatenango) e intentar cruzar el río Sumpul para buscar refugio en Honduras, pero fueron masacradas por los soldados salvadoreños en complicidad con el ejército hondureño, que les esperaba en la otra orilla.

Se estima que más de 600 civiles fueron asesinados por las fuerzas armadas.  En su mayoría eran ancianos, niños, mujeres embarazadas y personas que sufrían alguna enfermedad.

La masacre del Sumpul fue el suceso que inauguró la época más cruenta del conflicto armado salvadoreño, que se caracterizó por el cometimiento de graves crímenes contra población civil.

El caso es de conocimiento de los juzgados salvadoreños desde 1992, pero no ha tenido avances significativos hasta la fecha; ni siquiera después de la derogación de la Ley de Amnistía en 2016.

De acuerdo con Alejandro Díaz, abogado de la organización Tutela Legal María Julia Hernández, que representa a las víctimas en el proceso judicial, la falta de evidencia física era una de las razones aludidas por la jueza del caso para no llamar a comparecer a los presuntos responsables.

“Ha sido difícil porque ha habido falta de prueba física. Hubo mucho atraso para llegar a estas etapas de prueba pericial (las exhumaciones), pero ahora ya tenemos ubicados los lugares y ya se han encontrado distintos restos”, señaló.

 La primera etapa de exhumaciones se realizó en el caserío Las Aradas, donde se identificaron osamentas con un estado de deterioro avanzado, aseguró Díaz. Esas piezas continúan bajo análisis de Medicina Legal para determinar la identidad de las víctimas.

Para los familiares de las víctimas, la recuperación de sus osamentas es una forma de reparación. María Rudecinda Mejía Alas, sobreviviente de la masacre, espera que se identifiquen los restos de dos tíos y de su padre en la fosa descubierta por Medicina Legal esta semana.

“Para mí es satisfactorio, porque tal vez es posible que podamos llevar los poquitos restos que nos puedan dar de nuestros familiares. Yo siento que la familia se va a sentir satisfecha, porque por lo menos los va a tener en el cementerio”, dijo.

Los sobrevivientes de la masacre han jugado un papel importante en la investigación y ubicación de los lugares donde podrían encontrarse los cuerpos de sus familiares asesinados, impulsando así las diligencias de las autoridades.

«Es responsabilidad de nosotros como asociación de sobrevivientes, y junto con los familiares, investigar con gente de participó en los entierros de estas personas que fueron masacradas. Nosotros, al tener identificadas (las fosas), informamos a la Fiscalía para que empiece a investigar y así hemos llegado a avanzar un poco este proceso en el que tenemos muchos años de venir luchando», indicó Felipe Tobar, presidente de la Asociación de Víctimas Sobrevivientes de la Masacre del Sumpul y Otras Masacres de Chalatenango 

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