Combatir pobreza, reformar instituciones y educación, tareas pendientes ante la industria 4.0

Reformar las instituciones del Estado, el sistema educativo y combatir la pobreza son tres tareas que dejó pendiente Centroamérica y que hoy podrían generarle dificultades ante la cuarta revolución industrial, afirmó en FOCOS el analista boliviano Edgar Jiménez Cabrera.

La cuarta revolución industrial, también conocida como industria 4.0, es un término acuñado en 2016 por Klaus Schwab, fundador y presidente ejecutivo del Foro Económico Mundial (FEM). La cuarta revolución industrial está centrada en la automatización de la manufactura, en particular la inteligencia artificial.

Jiménez explicó que ahora ha cambiado la frontera que antes se entendía como largo plazo en el campo de la prospectiva, que estudia las causas de la evolución del mundo moderno y prevé las situaciones que podrían derivarse por la influencia de dichas causas. Ahora, añadió, el largo plazo es 2025 o 2030, es decir, dentro de seis u 11 años. No obstante, como en otros periodos del desarrollo de la humanidad, Centroamérica se ha quedado atrás en estas nuevas concepciones.

En Centroamérica, señaló el también docente e investigador, «(entre los años 80 y 90) no concluimos el proceso de sustitución de importaciones e inmediatamente se impone el modelo neoliberal. Las reformas de primera generación (…) no modificaron las instituciones, se dio ese proceso en el marco de sustitución obsoleta».

Jiménez advirtió que una economía moderna no puede construirse con una institucionalidad obsoleta y frágil. Esto explica, continuó, por qué no tuvieron éxito las reformas educativas que se impulsaron en ese periodo.

Edgar Jiménez Cabrera nació en Bolivia. Es docente, investigador y analista internacional. /Elisa Hernández

Otra tarea que la región dejó pendiente fue el combate a la pobreza e insistió en la necesidad de emprender reformas educativas que atiendan las necesidades de desarrollo. América Latina representa el 10 % de la población mundial y debería contribuir con el 1 % de innovación y tecnología, pero datos señalan que su contribución es nula o casi nula, plantea. 

Todas estas deficiencias harían que la cuarta revolución industrial cause estragos en la estructura del empleo y del Estado, advirtió el experto. El Banco Mundial (BM) estimó en 2016 que el 46 % de los empleos en El Salvador podrían automatizarse, aunque en realidad casi el 80 % es susceptible a ser sustituido por robots.

En contraste, solo el 18 % de los salvadoreños considera que la innovación es importante para el desarrollo, según una encuesta de 2017, realizada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y Latinobarómetro.

Para construir potencias mundiales hay que pensar en retrospectiva, indicó Jiménez. «Significa introducir el diseño de los planes nacionales de desarrollo, la planificación por escenarios. ¿Cómo hacen hoy las empresas globalizadas? Ellos trabajan con escenarios y mapas de riesgo», dijo.

«Para Centroamérica es fundamental repensar el estilo de desarrollo nacional y regional, hay que repensar una nueva integración (…), no solo con los países del Triángulo Norte, con Nicaragua también», concluyó.

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