Rossemberg Rivas: “Cuesta ser un rebelde con causa”



El director artístico de las fiestas patronales de San Salvador y embajador de la Marca País conversó con FOCOS sobre su trayectoria artística.

Rossemberg Rivas es uno de los artistas salvadoreños más polifacéticos, un diseñador de espectáculos que ha cosechado éxitos en el país y el extranjero, convencido que ser rebelde sin causa “es muy atrevido y muy fácil”, porque el verdadero desafìo es transgredir lo convencional para perseguir un objetivo.

“Cuando eres diferente tienes mayor responsabilidad que un ser común y desde ese punto de vista, todo te nutre, todo lo haces con un objetivo”, continuó Rivas, quien con su estilo colorido, extravagante y único ha cosechado éxitos en todo el continente, triunfos que espera que se conviertan en un legado que sirva de ejemplo a las próximas generaciones salvadoreñas.

Rivas fue nombrado en 2017 embajador de la Marca País de El Salvador y recientemente designado director artístico de las fiestas agostinas de San Salvador en honor al patrono Divino Salvador del Mundo.

Nació en San Salvador en octubre de 1980. Motivado por sus padres y su abuela, se interesó por el conocimiento y el aprendizaje de las disciplinas artísticas. 

Hizo gimnasia olímpica, ballet en la Escuela Nacional de Danza “Morena Celarié”, teatro en el Centro Nacional de Artes (Cenar), fotografía en el Departamento de Periodismo de la Universidad de El Salvador (UES); disciplinas que a su juicio le permitieron “afrontar la vida, sensibilizarse y conocer su propio yo sin ataduras”.

Para Rivas, estas experiencias le brindaron una ventaja para sobresalir en el diseño gráfico, carrera de la que se graduó como licenciado y por la que decidió especializarse en Nueva York, en vestuario para espectáculos: teatro, danza, cine y carnaval.

Con su talento y bajo su empresa Universo Rossemberg ha participado como diseñador en el reconocido espectáculo “Alegría”, del canadiense Cirque du Soleil, pasando por el carnaval de Río de Janeiro y dejando un importante legado en Cuba, en su Ópera Nacional, la pasarela de Chanel en La Habana, hasta convertirse en el primer diseñador internacional del Tropicana.

Bajo este recuento de éxitos, Rivas sostuvo que ya ha cumplido su primer interés: diseñar para el arte y convertirse en el mejor profesional posible. Su paso siguiente es “dejar el mejor legado”.

“Lo que hemos creado con mi equipo (de Universo Rossemberg) es ser una punta de lanza de toda esta nueva generación que viene atrás de mí, de nuevos inspirados, que ya está propiciándose, que yo le llamo la generación del amor”, afirmó.

Rivas explicó que parte de las razones que provocan la fuga de talentos y los problemas sociales del país son la falta de oportunidades para que los salvadoreños se expresen y propicien su verdadero ser. Sin embargo, advirtió que las oportunidades también deben buscarse. 

“Es nuestro deber y no solamente estar esperanzados a que un presidente, una posición política, un director de un museo, nos cambie la vida, quien debe cambiar la vida y la postura y actitud a cómo manejarla eres tu mismo”, concluyó.

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