TSE valida tres años más de control total para Bukele y Nuevas Ideas
El Tribunal Supremo Electoral (TSE) oficializó los resultados de las votaciones legislativas que convierten a Nuevas Ideas, el partido del presidente Nayib Bukele, en la fuerza hegemónica del país, tras una jornada electoral controlada por el mismo oficialismo y plagada de irregularidades. Con 54 de 60 escaños ganados, la bancada no solo tiene asegurada la llave de la mayoría calificada sino que se convertirá casi en partido único dentro del organismo. Las reformas electorales que el mismo oficialismo aprobó meses antes de las elecciones, y que fueron avaladas por el tribunal electoral, lograron su objetivo: reducir la disidencia en el organismo a una mínima expresión.
Por Claudia Palacios y Jaime Quintanilla
Después de una semana de escrutinio maratónico, marcado por denuncias de irregularidades y por el control del conteo en manos de Nuevas Ideas, fallas que hacen dudar de la transparencia de los resultados y generaron “preocupación” a la Misión de Observadores de la OEA, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) confirmó al partido de oficialista como fuerza mayoritaria de la Asamblea en las elecciones legislativas. El partido del presidente Bukele, cuya reelección inconstitucional se confirmó el pasado 17 de febrero, obtuvo 54 diputados para la siguiente Asamblea. Esos votos le garantizan el control del organismo a través de la mayoría calificada, la llave que no solo le permitirá nombrar funcionarios de segundo grado en otros poderes del Estado, sino también abrir cerrojos para reformar la Constitución.
Si el oficialismo así lo desea, antes de que acabe esta legislatura, en abril, puede proponer y aprobar -con la mayoría actual- una reforma que, luego, podría ser ratificada por la legislatura que tomará posesión el 1 de mayo.
Aunque Bukele y su partido no exterminaron del todo a la oposición política, como lo prometieron a lo largo de la campaña, la representación de las voces disidentes en la Asamblea quedó reducida al mínimo, con solo dos curules ganados por Francisco Lira y Marcela Villatoro, de Arena, y uno más por Claudia Ortiz, de Vamos. Los asientos restantes obtenidos por partidos no oficialistas se reparten entre dos aliados de Nuevas Ideas: el Partido Demócrata Cristiano (PDC) y el Partido de Concertación Nacional (PCN), con una y dos curules respectivamente.
Expertos leen estos resultados como la consolidación de la búsqueda de control absoluto por parte de Nuevas Ideas, que a través de una serie de reformas electorales previas a las votaciones, configuró las reglas del juego para ‘pulverizar’ a la oposición política, como lo prometió el mismo Bukele en la campaña y lo vaticinó en la noche del 4 de febrero, desde el palco del Palacio de Gobierno en el centro capitalino.
El martes 20 de febrero, dos semanas después de la elección, la magistrada presidenta del TSE, Dora Martínez de Barahona, hizo públicos los resultados del escrutinio final en una cadena nacional, asegurando que el organismo mantuvo su compromiso de transparencia y efectividad durante el conteo de votos, ignorando las denuncias de los partidos de oposición, que señalaron irregularidades en la custodia de los paquetes electorales, cambios de última hora en las reglas del escrutinio final, el control de representantes de Nuevas Ideas en todo el proceso y la intimidación por parte de miembros de ese partido y agentes de las fuerzas de seguridad a vigilantes que señalaban las anomalías en el registro de resultados.
El impacto de las reformas del oficialismo
En términos de cantidad de votos validados por el TSE, las elecciones del 4 de febrero dejaron a Arena y a GANA con su peor resultado histórico. El partido tricolor, que hasta 2021 era una de las principales fuerzas políticas, redujo su caudal electoral en 91,346 votos, mientras que GANA, el partido que Bukele utilizó para llegar al Ejecutivo, perdió 39,027 votos y su representatividad legislativa. Al igual que Nuestro Tiempo que redujo en 3,341 votos y perdió su intrascendente presencia legislativa.
Del lado de los partidos que más incrementaron su apoyo electoral destacan Nuevas Ideas con 461,179, en parte gracias al apoyo de los salvadoreños fuera del país, según las cifras que arrojó el sistema de conteo de votos del exterior. En el otro extremo destaca Vamos, que logró 3.4 veces más votos que en 2021, según los resultados. Pasó de 26,492 votos a 91,675 en estos comicios. Mientras que el FMLN se recuperó levemente a los resultados adversos de 2021, los más bajos de su historia democrática: pasó de 180,808 votos a 195,920, una diferencia de 15,112. No fue suficiente. Por primera vez desde 1994, el partido que levanta las banderas de las izquierdas políticas en el país no consiguió ni un solo diputado, dejando en este nuevo periodo la primera Asamblea de centro-derechas de los últimos 33 años de historia política salvadoreña.
Fuerza Solidaria, el partido que nació de una escisión de Gana y vinculado al operador político Herbert Saca, logró mantenerse con vida gracias a que a duras penas logró obtener 51,021 votos en todo el país, apenas poco más de mil más del mínimo necesario que exige la ley para que los institutos políticos se mantengan con vida. En cuatro (San Salvador, La Paz, Ahuachapán y Santa Ana) de 14 departamentos logró obtener más de 7,000 votos, mientras que no participó en otros cuatro (Chalatenango, Cuscatlán, Cabañas, Morazán y La Unión.
Pero más allá de la cantidad de votos, la distribución de los curules en la próxima Asamblea Legislativa confirma lo que expertos electorales y partidos anticiparon hace meses: las reformas electorales realizadas por el oficialismo antes de celebración de las votaciones, la reducción del número de escaños de 84 a 60 y el cambio del método de asignación de escaños, tienen un impacto marcado en la representación de la oposición legislativa, empujándola casi a la extinción, a la vez que favorecen una sobrerrepresentación del oficialismo y la concentración del poder en sus manos.
“Las reformas legales fueron pensadas tanto para alterar la representación, como para disminuir las posibilidades de la oposición para llegar a municipios pequeños. Todo esto fue un devenir planificado, aprovechando las dos características de la oposición: por un lado los partidos tradicionales con un gran desgaste político y por el otro lado los partidos pequeños con una gran debilidad organizativa y financiera”, explicó Óscar Picardo, director del Centro de Estudios CIudadano de la Universidad Francisco Gavidia (CEC-UFG).
Con la reducción de escaños y el cambio de fórmula los partidos Arena y Vamos perdieron la posibilidad de tener más curules en la Asamblea, mientras que el FMLN y GANA, aunque sobrevivieron porque cumplieron el requisito de ley de obtener un mínimo de 50 mil votos a nivel nacional, no lograron ninguna representación. El FMLN, la histórica representación de la izquierda en el país, se quedó fuera de la Asamblea por primera vez en 30 años de participación electoral. Gana, el partido que sirvió de comodín para alcanzar mayorías en el pleno a los dos gobiernos del FMLN (2009-2019), y que llevó a Bukele a la Presidencia, votó en favor de su propia extinción legislativa respaldando las reformas propuestas por Nuevas Ideas. El mayor perdedor de todos, sin embargo, fue Nuestro Tiempo, el emergente partido de centro que buscaba un segundo periodo legislativo pero que no obtuvo los votos para sobrevivir y ahora se enfrenta a la extinción de su personalidad jurídica.
En el departamento de San Salvador pesó también el voto en el exterior que, gracias a la legislación aprobada por Nuevas Ideas, cargó todos los votos realizados con DUI en el extranjero o pasaporte a esta circunscripción electoral, a pesar de que gran parte de la población migrante en el exterior tiene arraigo en otros departamentos. En total, estos votos sumaron 245,384 votos; el 90 % de los cuales, según el TSE, fueron a favor de Nuevas Ideas, afectando principalmente al FMLN, que sin el conteo de estos votos hubiera podido ganar una plaza.
Malcolm Cartagena, experto electoral, realizó un ejercicio de proyección con los resultados de la elección legislativa, sin ninguno de los cambios legales realizados por el oficialismo previo a la elecciones; es decir, sin la reducción de diputados, sin cambio en la fórmula de asignación de escaños y sin la aplicación del voto por internet, que cargó 214 mil 642 votos a San Salvador. El escenario resultante aún da la mayoría calificada a Nuevas Ideas, con 60 escaños, pero la representación de la oposición podría ser más amplia, con 7 curules para Arena, 6 para el FMLN, 3 para Vamos, 1 para Nuestro Tiempo; 2 para PDC; 3 para GANA y 2 para PCN. Los partidos Fuerza Solidaria y Cambio Democrático, aún así no hubieran logrado ninguna representación.
El cambio de fórmula, de una de cocientes y residuos (Hare) a otra conocida como de D’Hondt, es el cambio más palpable. Así lo demuestra otro ejercicio realizado por Cartagena, tomando como base los 60 escaños de la nueva Asamblea, pero utilizando el método de asignación de escaños anterior en vez de el de D’Hondt. Los resultados en ese caso hubieran dado 44 asientos a Nuevas Ideas, 5 a Arena, 5 al FMLN, 1 a Vamos, 2 a GANA y 2 al PCN.
De acuerdo con el experto, estudios en materia electoral demuestran que el método de D’Hondt tiene un sesgo que favorece a los partidos mayoritarios, mientras que el de cocientes y residuos (Hare) que se utilizaba antes de la reforma es el que tiene menor sesgo. Y como resultado, Nuevas Ideas logró meter más diputados con un cociente de 40,747, mucho menor que el que la fórmula exige al partido Arena (113, 679) o Vamos (91, 675).
La sorpresa de Claudia Ortiz y el futuro de la oposición
En este escenario previamente configurado por el oficialismo, la obtención de un curul por parte de Claudia Ortiz, actual diputada de Vamos en San Salvador y quien se perfila como el liderazgo más visible de la oposición en el país, resultó una anomalía de acuerdo con los resultados que habían adelantado las encuestas, según las cuales su partido estaría en riesgo de desaparecer. A pesar de solo contar con esa representación en la Asamblea, el partido celebró como una victoria el haberse consolidado como la segunda fuerza de San Salvador, con 67, 235.43 votos, la mayoría de los cuales provinieron de los municipios de San Salvador Centro y Este.
El triunfo de Ortiz no solo es llamativo por lograr los votos en terreno minado, sino por haberse posicionado como figura opositora ante los electores en el departamento de San Salvador por encima de las candidaturas de las dos extremas de Arena y FMLN, que tras la irrupción de Nuevas Ideas dominaban esta localidad como las fuerzas de la oposición.
Durante el proceso de escrutinio, Ortiz se convirtió en uno de los principales liderazgos de una alianza tardía entre los partidos Vamos, Arena y Nuestro Tiempo, que denunciaron en bloque las irregularidades en el conteo de los votos y el control que Nuevas Ideas tuvo de todo el proceso.
Sin embargo, la capacidad de incidencia legislativa de la diputada y de la oposición en la Asamblea será todavía más reducida que el escenario actual, donde hay 17 representantes de partidos opositores, pues solo contará con dos diputados de Arena para para acompañarla y con la eventual extinción de la personalidad jurídica de Nuestro Tiempo, que no obtuvo suficientes votos a nivel nacional para garantizar su supervivencia. El FMLN, por otro lado, continúa distanciado de cualquier intento de unión entre partidos de derecha.
En ese sentido la diputada Ortiz ha señalado que el escenario de la próxima legislatura no es sustancialmente diferente al actual: “Una mayoría que no escucha a la gente, pero donde hay partidos políticos que sí escuchan a la gente; una mayoría a la que no le interesa lo que viene de los sectores sociales más importantes, pero con partidos de oposición que sí le dan entrada. Ese trabajo hay que seguir haciéndolo, además de denunciar las violaciones a la Constitución en la Asamblea”, indicó, en alusión a una continuidad de su papel de denuncia que la ha caracterizado en el Salón Azul.
Las estrategias de concentración del poder utilizadas por el oficialismo en esta elección relegarán a la oposición a una situación de más irrelevancia y vulnerabilidad ante los ataques y humillaciones del oficialismo, prevé el politólogo Álvaro Artiga. Sin embargo, el experto considera que todas las voces disidentes son importantes en el contexto del país. “Si bien la oposición no tiene fuerza legislativa, en el sentido que sus propuestas sean aprobadas, la Asamblea tiene otras funciones, como ejercer control sobre el Ejecutivo. Entonces mientras estos diputados tengan presencia en las comisiones o tengan acceso a información pueden ser un canal para hacer llegar esa información a otros sectores que no están a favor de Nuevas Ideas”, señala.
Para Artiga, la reelección inconstitucional de Bukele, el cambio de reglas electorales y la jornada de irregularidad que marcaron la elección constituyen la consolidación de un régimen no democrático en el país. “Sin procesos electorales libres, justos, bajo reglas claras no hay democracias y eso es lo que faltó este 4 de febrero. Las elecciones del 4 de febrero no cumplen con los estándares democráticos, no solo por la candidatura inconstitucional en el caso de las votaciones presidenciales, sino también por lo que pasó en esa jornada con la elección de diputados”, indicó.
El economista y ex dirigente político Héctor Dada Hirezi (fundador de la Democracia Cristiana que luchó contra las dictaduras militares y miembro de las juntas revolucionaras de gobierno tras el golpe de Estado de 1979), considera que el perfil de Ortiz puede convertirse crecientemente en un referente de más personas, pero advierte que el futuro de la oposición es impredecible y dependerá de cómo se reconfiguren los partidos de ese sector en el futuro. Para cambiar la balanza de poder en el país, las organizaciones tienen la tarea de hacer frente a la maquinaria de propaganda del oficialismo y para ello, deben acercarse con propuestas a la población, señala. “Mientras no conecten con la gente y con las necesidades de la gente, sin discurso de propuesta, más allá de decir que estamos frente a un Gobierno inconstitucional, es un poco difícil captar la mente de la gente”, explicó.
El pasado 20 de febrero, los partidos Vamos, FMLN, Arena y Nuestro Tiempo solicitaron la nulidad del escrutinio final de elección a la Asamblea Legislativa debido a las irregularidades denunciadas en el proceso de conteo de votos. Hasta la fecha, el TSE solo se ha pronunciado para reconocer que los resultados del domingo son oficiales.