Bukele juega con cartas marcadas

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Bukele juega con cartas marcadas

Resumen de la nota

Bukele juega con cartas marcadas

 

 

 

Si Maduro hubiera sido un poco más astuto y hubiera reaccionado con la cabeza fría, hubiera puesto a Bukele en serios aprietos

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El domingo 20 por la noche, en una comunicación inesperada y totalmente insólita, el presidente salvadoreño Nayib Bukele, a través de las redes sociales, le propuso a su homólogo venezolano Nicolás Maduro el canje de 252 presos. Bukele se comprometió a liberar a todos los venezolanos deportados por Estados Unidos y encerrados en su mega cárcel de alta peligrosidad del Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT) a cambio de un número equivalente de presos políticos retenidos en las prisiones chavistas. Con esta propuesta, Bukele apunta a varios objetivos, algunos internos, pero la mayoría de política exterior, básicamente mirando a Washington.


En su propuesta Bukele insiste en la existencia de presos políticos en Venezuela frente a los asesinos y violadores encerrados en sus cárceles, incluidos los venezolanos pertenecientes al Tren de Aragua. Sin embargo, da un paso más y dice que la única razón por la que en Venezuela hay presos políticos “es por haberse opuesto a usted [a Maduro] y a sus fraudes electorales». Así planteada, la propuesta fue rápidamente rechazada, y de forma extemporánea, por el líder bolivariano, quien acusó a su contraparte salvadoreña de “violador serial de los derechos humanos” y de actuar con “esquemas nazis”.

Como se ve, este partido se juega únicamente en el campo del relato, por ver quien vende mejor y tiene más éxito y más presencia en las redes sociales. Todo lo demás es secundario. Para Bukele, en El Salvador no hay presos políticos, pero en Venezuela sí; en el Salvador no se violan los derechos humanos, pero en Venezuela sí; Maduro es un dictador, Bukele, no (aunque se haya proclamado el “dictador más genial del mundo”); Bukele es razonable, pero Maduro, no. Del otro lado ocurre lo inverso. Maduro es amante de la legalidad y propone salidas legales, Bukele, no; Bukele es fascista, Maduro, no; Maduro es creyente y democrático, Bukele, no.

La propuesta incluye algunos nombres importantes para liberar de entre los 890 presos políticos alojados en las mazmorras del régimen chavista, según Foro Penal, como la abogada y especialista en temas militares Rocío San Miguel, la madre de María Corina Machado, el yerno de Edmundo González y el periodista Roland Carreño. También se solicita puesta en libertad de los cuatro opositores asilados en la embajada de Argentina y los más de 50 extranjeros en poder del régimen, incluidos españoles y estadounidenses. De ahí que la demanda de Bukele pueda ser vista como un intento de lavado de cara de su imagen internacional, especialmente en Estados Unidos.

Hay que recordar que el pedido surge cuando arrecien las presiones judiciales para que Bukele permita el retorno a Estados Unidos del salvadoreño Kilmar Ábrego García, acompañadas de la visita de varios parlamentarios demócratas para interesarse personalmente por el caso. Ábrego, aparentemente deportado por un error administrativo a su país de origen, se encuentra ante una situación kafkiana, ya que ni El Salvador ni Estados Unidos están dispuestos a cumplir con la legalidad ni a volver a la situación originaria.

En condiciones normales este intercambio de prisioneros se estaría negociando en secreto, pero, en realidad, ninguna de las partes quiere entablar ningún tipo de tratativas y todos son gestos de cara a la galería. Si Maduro hubiera sido un poco más astuto y hubiera reaccionado con la cabeza fría, hubiera puesto a Bukele en serios aprietos. Pero no ha sido así. Rápidamente, entró al trapo, mordió el anzuelo y desaprovechó una excelente oportunidad para enfrentarse a Trump con mejores argumentos.

Se mire por donde se mire, Bukele juega con cartas marcadas y su mano es ganadora. Si su propuesta tiene éxito, si Maduro accede al canje, estaríamos frente a una jugada maestra que le permitiría emerger como el gran liberador de presos políticos venezolanos. Pero si Maduro la rechaza, como todo indica, también gana, ya que el único malo de la película sería el venezolano. No solo eso, cualquiera sea el resultado, por un día o quizá dos, Bukele se convertiría en el campeón internacional de los derechos humanos.

Pero, no hay que llamarse a engaños. En esta historia, en este enfrentamiento entre tahúres, no hay buenos ni malos, por más laudables que sean los propósitos de uno u otro (más uno que otro). Ambos son autoritarios, Maduro incluso un dictador, a los cuales el respeto por los derechos humanos y el bienestar de sus pueblos les preocupa más bien poco.

Este artículo de Opinión fue publicado originalmente en El Periódico de España y puede consultarse desde el enlace siguiente: https://www.epe.es/es/opinion/20250423/bukele-juega-cartas-marcadas-opinion-carlos-malamud-116607429

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