Bukele, YouTube y la desinformación: un modelo de negocio
El siguiente es un reportaje de Infodemia, que es republicado por Focos como parte de la alianza de medios El Filtro, una inciativa que busca explicar, desde el periodismo, quiénes están detrás de los contenidos de desinformación y cuáles son los impactos que generan en la ciudadanía.
Por Melissa Paises
La desinformación y el sensacionalismo en el contenido político sobre El Salvador y Nayib Bukele generan millones de visualizaciones en YouTube que luego se traducen en dinero, pero este no es el único mecanismo de obtener ganancias de los creadores de contenidos dedicados a alabar al mandatario y su Gobierno
En resumen:
● La monetización de los 160 videos más vistos de 16 canales habría generado entre 205 mil 925 dólares y 1 millón 604 mil 934 dólares.
● Se trató de videos que en su gran mayoría poseen desinformación y están relacionados con Nayib Bukele y su Gobierno.
● Los youtubers utilizan otros métodos de ingresos como la colocación de publicidad externa, la venta de mercancía con la imagen de Bukele o donaciones a través de billeteras digitales como Chivo Wallet.
● La alta demanda de contenido, los algoritmos y la competencia entre creadores de contenido pueden propiciar prácticas desinformativas.
El video “Mostró su Compasión. Presidente Nayib Bukele Corrige con Amor a Canadá”, del canal Siempre en Movimiento, alcanzó 3.5 millones de vistas a expensas de funcionar como un altavoz de la desinformación que el presidente Nayib Bukele produjo en una cadena nacional al decir que en El Salvador se respetan “las leyes, los derechos humanos, la democracia y la libertad de prensa”.
Sin embargo, son diversas las fuentes, investigaciones y datos que indican que esta información es, al menos, engañosa. Resalta el hecho de que este video que contiene desinformación sea uno de los más vistos del canal y que, según la herramienta de análisis y estadísticas Social Blade, podría haber generado entre $1,500 a $12,400 en concepto de monetización.
Este video es una pequeña muestra de cómo algunos canales de YouTube generan ingresos partiendo de crear y difundir contenido desinformativo, y del que Infodemia y Disruptiva dieron cuenta en “Los evangelistas de Bukele”.
La monetización de las vistas es el método más frecuente de generación de ingresos en YouTube. Para formar parte del “Programa de Socios de YouTube”, que permite el reparto de ingresos provenientes de los anuncios publicados en los videos, la plataforma únicamente requiere que el canal alcance mil suscriptores y que llegue a 4 mil horas de reproducción públicas en un año, o 10 millones de vistas de Shorts públicas válidas en los últimos 90 días, de acuerdo con las políticas de YouTube.
Para calcular un estimado de los ingresos que recibe un canal por sus videos, Social Blade establece por defecto que cada mil impresiones valdrá entre 25 centavos y 4 dólares.
Partiendo de este estimado, los 160 videos más vistos de los 16 canales denominados “los evangelistas de Bukele”, de los que un análisis de Infodemia y Disruptiva determinó que el 90 % contenían afirmaciones desinformativas, habrían generado ingresos de entre $205 mil 925 y $1 millón 604 mil 934. El total de visualizaciones de estos videos es de 398 millones 494 mil 716.Para poner en contexto, el ingreso más bajo reportado por Social Blade para los 16 canales por sus videos más vistos equivale a más de 564 veces el salario mínimo vigente del sector comercio, mientras que el ingreso máximo equivaldría a 4 mil 397 veces el sueldo mínimo de los salvadoreños.
Estos son los ingresos en dólares por canal:
Infodemia preguntó a estos canales si los datos estimados por la herramienta son ciertos o no, además les consultó si estos ingresos estarían ligados a la divulgación de propaganda gubernamental y de contenido desinformante. Otra interrogante fue si recibían algún tipo de beneficio por parte del Gobierno salvadoreño por los videos relacionados con la imagen del presidente. Ninguna de estas preguntas fue respondida al cierre de esta edición.
La marca ‘Bukele’
Antes de finalizar cada video en el canal Política Sin Filtro, Abigail Guerra, la autodenominada “dominicana más salvadoreña”, recuerda a sus suscriptores que pueden comprar la colección de artículos “Reelección 2024” que ella misma modela.
Camisas, gorras, suéteres, tazas y stickers componen el amplio catálogo de esta colección que ronda entre los 10 y los 35 dólares, y que llevan inscrito “Bukele 2024. Sigamos haciendo historia” en blanco, negro y cian, color característico de Nayib Bukele desde que fue alcalde de Nuevo Cuscatlán en 2012, y que también identifica a su partido Nuevas Ideas.
Para tratar de generar dinero, el canal de Guerra, que ha sido identificado por la alianza de medios #ElFiltro como uno de los que difunden contenido desinformativo sobre El Salvador, se ha subido también al tren de desinformación sobre la reelección presidencial, prohibida en la constitución en 6 artículos diferentes.
Así como Política Sin Filtro, otros creadores de contenido que divulgan el discurso oficial y destacan la imagen de Bukele generan ingresos en parte mediante la desinformación, ya sea por la monetización de los videos (como indican los datos de herramientas como Social Blade), a través de la publicidad que la misma plataforma coloca, las membresías al canal o la función del “Super Gracias” (un botón que permite enviar una donación extra al creador de contenido), o por otros métodos externos como patrocinios de marcas comerciales, donaciones de las audiencias y venta de servicios o mercancía.
La plataforma estimula el intercambio de beneficios con los creadores de contenido, en el que a través de la obtención de una retribución monetaria por medio de los diferentes métodos de lucro, se promueve la divulgación constante de materiales que generen tráfico a la misma plataforma. Un método de ganar-ganar.
Sin embargo, para el tecnólogo y desarrollador Mario Gómez, la poca regulación de los contenidos, sobre todo fuera de Estados Unidos, y el fácil acceso a las tecnologías de creación permiten que prácticas como la desinformación, la manipulación y el sensacionalismo se implementen para generar algún tipo de lucro.
“Nuestros países terminan siendo víctimas de estas plataformas y cualquiera que tenga los recursos, el dinero y los medios como para generar contenido que permita difundir desinformación, lo va a hacer”, dijo Gómez a Infodemia. Además sostuvo que países como El Salvador “tienen muy poca capacidad de regular a estas empresas”, que “tienen algunas estrategias legales para que el impacto sea minimizado en sus operaciones internacionales”.
Otros métodos
Felipe Ray Tyson es un youtuber costarricense radicado en Estados Unidos, pero que produce contenido sobre El Salvador desde 2011. Tyson ha sido de los principales youtubers que promueve la reelección presidencial, además proyecta ser muy cercano a la administración de Bukele.
El 1 de junio de 2023, Ray Tyson asistió al discurso del cuarto aniversario de la toma de posesión de Bukele, por invitación del presidente de la Asamblea Legislativa, Ernesto Castro. Voló desde Estados Unidos para presenciar el evento donde se rodeó, fotografió y tomó videos con funcionarios públicos, un acercamiento que muy pocos pueden tener.
Se desconoce si Tyson recibe algún tipo de incentivo económico por parte del Gobierno, pero es evidente que tiene un acceso especial a entrevistas y espacios exclusivos con diputados de Nuevas Ideas, como registra en múltiples videos en el canal “FelipeRayTyson En Vivo”.
A manera de disipar preguntas “que muchos le hacen”, Tyson informa en su canal principal, dado que tiene dos, que YouTube sí le ayuda monetariamente, “pero no para vivir” por lo que su trabajo real es con una fundación a la que le maneja el mercadeo y la publicidad y que también administra varios sitios de web y construye sitios para empresas.Además de esos métodos externos, al igual que Abigail Guerra, Felipe Ray Tyson vende mercadería con el nombre de Bukele. El artículo mejor valorado de su catálogo es una cangurera de 35 dólares que trae escrito “Nayib Bukele. El Salvador”.
El youtuber también tiene presencia en la plataforma de streaming Twitch, donde acumula 1 mil 800 seguidores. Además, informa a través de sus cuentas que está abierto a recibir donaciones a través de un sistema de pago electrónico estadounidense o por medio de PayPal.
La solicitud de donaciones es un método común entre estos youtubers para obtener ganancias externas, lo que suele cambiar es el método para recibir. Algunos solicitan depósitos directos a cuentas bancarias, como José Valladares, conocido como José Youtuber, quien adjunta su número de cuenta al pie de sus videos. Otros, como el canal MBN Digital, piden apoyo económico mediante la billetera gubernamental Chivo Wallet.
Esta billetera fue creada para promover el uso del bitcóin en El Salvador como moneda de curso legal y mediante esta se entregó un bono equivalente a 30 dólares en el criptoactivo. A pesar de que su creación se dio con recursos públicos, toda la información relacionada está bajo reserva.
Walter Araujo, un exdirigente de ARENA (uno de los partidos opositores al gobierno de Nayib Bukele) y que ahora se presenta como uno de los políticos redimidos, también utiliza esta billetera digital para pedir donaciones a sus espectadores en el canal “Walter Araujo y Toda la Verdad”. En cada uno de sus videos coloca un código que remite a dicha plataforma y otras carteras de bitcoin similares.
Araujo ha llevado prácticas de los programas de televisión tradicional a su canal de YouTube, como el uso y posicionamiento de publicidad de empresas y marcas dentro de su contenido.En cada programa inserta anuncios, algunos de ellos de instituciones de gobierno como el Ministerio de Salud o la Lotería Nacional de Beneficencia. Se desconoce cuánto es el ingreso que Araujo percibe por la colocación de estas pautas.
Las reglas de YouTube y la desinformación
Son aproximadamente 500 horas de material audiovisual las que se suben por minuto a YouTube, por lo que ser competitivos y alcanzar las metas que la plataforma establece puede llevar a que los creadores recurran a prácticas desinformativas para captar a sus audiencias.
Un estudio de 2018 del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) reveló que, al menos en Twitter, las fake news o noticias falsas se difunden un 70 % más que la información verdadera.
En 2022, un grupo de 80 medios y verificadores de contenido envió una carta abierta a la directora ejecutiva de YouTube, Susan Wojcicki, en la que manifestóaron que la plataforma “es uno de los principales conductos de desinformación y información errónea en línea a nivel mundial”.
Y es que este tipo de desinformación contiene elementos que la hacen atractiva para la persona que la consume, como los titulares clickbait, las miniaturas con imágenes
llamativas y algunas veces manipuladas digitalmente, y que generalmente apelan a las emociones, así como lo señala Ivone Rivera, docente en investigación cualitativa.
«Los creadores de contenido al ver que su contenido se hace cada vez más viral, van a publicar cada vez más información que desinforme porque es lo que llama la atención a las personas, sobre todo por la manera en cómo la desinformación se diseña discursivamente hablando de polarización, insultos, de interpretaciones, de sesgos cognitivos, etc.”.
Agregó: «Todos obtienen beneficios económicos al crearla (la desinformación), diseñarla, promoverla, posicionarla, venderla y pautarla. Es un sistema que se alimenta de esta lógica en el que el menor beneficiado es el consumidor, el usuario final, o si estamos hablando de procesos políticos: el ciudadano«.
Mario Gómez añade a esta ecuación que los algoritmos de las plataformas digitales promueven e incentivan la constante generación de contenido que, al estar tan poco regulado, puede contener información falsa o engañosa.
“Si creas contenido de forma consistente y constante, y te haces de una audiencia, las mismas plataformas te dan un incentivo para que lo sigas haciendo. Cuando uno combina esto con la capacidad de las redes de recomendar contenido que es del agrado de las personas, resulta que aquellos que generan contenido que es polémico, que es vistoso, que llama la atención, tienden a volverse imanes, sobre todo cuando hacen llamados a los sentimientos, cuando juegan con estereotipos y prejuicios de la audiencia a la que le hablan”, dijo Gómez.
Para Willian Carballo, investigador en temas de medios de comunicación y cultura popular, el contenido creado específicamente para apelar a las emociones o generar algún tipo de influencia en las audiencias, puede tener algún tipo de consecuencia, ya sea positiva o negativa, en la toma de decisiones.
“Los usuarios de las redes sociales que consumen contenido desinformativo se vuelven proclives a tomar decisiones importantes sobre la base de información errónea, dudosa o poco contrastada”, advirtió el experto.
Agregó que “esto puede tener efecto inmediato en aspectos cotidianos pero importantes (como decidir por qué carretera irse al trabajo o entristecerse porque supuestamente murió su artista favorito); vitales para su vida (como decidir si colocarse o no una vacuna para prevenir una enfermedad); o de impacto en la sociedad en la que vive (como tomar decisiones electorales a partir de información equivocada sobre candidatos o funcionarios vigentes). Es decir, afecta y mucho, en diferentes ámbitos de su vida”.
Carballo también coincide en que los algoritmos de las plataformas sociales, que son modelos informáticos que analizan los contenidos y les dan o no preponderancia sobre otros, favorecen la circulación de contenido desinformativo.
“Y si, además, los medios donde consume esa desinformación, lejos de combatirla la promueven porque les genera ganancia; ese usuario o ese ciudadano puede entrar en un túnel sin salida, en un círculo vicioso sin escape, en donde ellos alimenten a las plataformas para que sigan creciendo y las plataformas los desinformen a ellos para que sigan prendidos del contenido”, acotó Carballo.
Aunado a esto, YouTube no es muy claro al establecer reglas contra el contenido desinformativo.
La plataforma se aferra a la confianza que vierte sobre sus socios para que estos no incumplan con los Lineamientos de la Comunidad en los que, en términos de “información errónea”, como la plataforma llama a la desinformación, únicamente regulan que el contenido que se publique “no genere riesgos graves de daño flagrante” o que “pueda causar daño en el mundo real”, pero la regulación es vaga y se centra en su mayoría en desinformación sobre el COVID 19 o las vacunas y en procesos electorales, desde una mirada estadounidense.
Para Gómez, el que una plataforma global considere únicamente la perspectiva estadounidense, que no es igual o aplicable para otros países y que de todas maneras no es del todo regulatoria, genera “áreas grises” en las que resulta complicado identificar y normar sobre el contenido desinformativo.
“Hay que entender que aquí se combinan dos cosas, primero el pensamiento liberal de Estados Unidos, donde mucha gente considera el tema de la libre expresión como un derecho supremo (…) y se combina también el hecho de que es un país sumamente capitalista donde el gobierno no va a interferir con el funcionamiento de los negocios hasta que realmente ya ha ocurrido algo que está afectando directamente a la población”, reflexiono Gómez.
Agregó que “el Gobierno de Estados Unidos no es un gobierno que va a actuar de forma preventiva para evitar que un negocio genere un daño. (…) Combinamos estos dos factores, esto nos genera un área gris y es difícil para la moderación de contenido, sobre todo para estas plataformas que son abiertas y en las que puede entrar mucha gente, y que tienen casi ninguna regulación”.
Infodemia consultó mediante dos correos electrónicos a portavoces de YouTube sobre los mecanismos para enfrentar el contenido desinformativo, pero hasta el cierre de esta nota no hubo respuesta.
Para verificar que el contenido que se publica en la plataforma no incumpla las normas, YouTube asigna el papel de revisión a sistemas automatizados e insta a la comunidad a que realicen denuncias para que el contenido sea evaluado.
Para Ivone Rivera esta apatía por parte de las plataformas se debe a que la revisión y regulación de los contenidos provocaría que estas pierdan popularidad entre los creadores de contenido y los usuarios.
«Ninguna de estas plataformas está interesada en poner filtros más rigurosos para evitar el alcance de este fenómeno tan serio. (…) El verificar el contenido podría ralentizar la publicación y el productor del contenido podría abandonar la plataforma debido a las limitaciones de la publicación del contenido y a las dificultades de estar haciendo filtros, de estar cuidándose o cumpliendo los requisitos de la plataforma en lo que respecta a cierto tipo de contenido que es dañino».
Si se infringen las políticas, la plataforma coloca los llamados “strikes” al canal en el que la primera vez solo se envía una advertencia; la segunda vez se restringen temporalmente a que se publiquen videos y, en la tercera, el canal es borrado, pero esto no sucede de manera tan frecuente.
De aplicar las normativas sobre el contenido desinformante, canales como los de Marcelo Larín, en los que ha difundido desinformación sobre el COVID19, o los canales de Abigail Guerra o de José Youtuber, probablemente habrían sido cancelados por infringir las reglas, dado que propagan contenido desinformante, así como constató el monitoreo de Infodemia y Disruptiva.
**Infodemia y Disruptiva, junto a Revista Factum, FOCOS y Voz Pública, forman la alianza de medios #ElFiltro, una iniciativa que busca dar cuenta de la desinformación en El Salvador y que es apoyada por Consorcio para Apoyar el Periodismo Independiente de la Región (CAPIR), del Instituto de Reportajes de Guerra y Paz (IWPR). El consorcio cuenta además con la mentoría de los especialistas en datos Data Crítica, de México, y Chequeado, un medio digital especializado en fact checking en Argentina.