¿Cómo afectará a la economía salvadoreña la emergencia por coronavirus?

Para frenar la expansión del coronavirus, los gobiernos han tomado medidas como cierre de empresas, aeropuertos y comercios, además de limitar la movilidad de la población.

Estas restricciones son necesarias, pero tienen consecuencias para la economía salvadoreña.

Antes de la propagación del coronavirus, la economía global ya estaba creciendo a un ritmo lento y esta pandemia ha empeorado las perspectivas.

El Salvador no es ajeno a esta situación y los analistas no descartan que se enfrente incluso a una recesión.

La emergencia por la pandemia de COVID-19 le pondrá freno a la economía mundial en 2020 y esto traerá consecuencias para El Salvador.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, la OCDE, prevé que – en el mejor de los escenarios – el crecimiento económico global sea de 2.4 por ciento. 

Este desempeño se lograría si el pico de la epidemia se supera a finales del primer semestre del año.

Pero si la crisis se prolonga al segundo semestre, la OCDE estima que la tasa de crecimiento global se reduciría a 1.5 por ciento,  frente al 2.9 por ciento del año pasado. 

El economista Óscar Cabrera, presidente de la Fundación para el Desarrollo de Centroamérica y expresidente del Banco Central de Reserva, advierte que si la crisis global se profundiza, El Salvador se enfrentará a un escenario como el de la recesión mundial de 2008 y 2009, que provocó una caída de 2.08 por ciento en la economía local.

El Salvador recibirá dos choques económicos, indican los analistas.

Uno es el interno, generado por la paralización de las actividades de varias empresas, como las relacionadas al turismo, los centros de llamadas, las maquilas, los centros comerciales, entre otros. 

El otro choque vendrá del extranjero y la vía de transmisión será el comercio exterior y las remesas. 

Un menor dinamismo económico en socios comerciales vitales para El Salvador, como Estados Unidos y Centroamérica, reducirían las exportaciones. Estos dos mercados reciben el 83 por ciento de los productos que vende el país en el extranjero.

Lo mismo ocurrirá con las importaciones. Ya en los primeros dos meses de este año se notó una reducción en las compras de bienes intermedios, es decir, los insumos necesarios para producir otros bienes y servicios. Estos decrecieron en 2.3 por ciento respecto al mismo periodo de 2019. 

El expresidente del BCR también prevé un impacto en la percepción sobre el riesgo de invertir en El Salvador.

Esto afectaría la inversión extranjera y el acceso a financiamiento externo para empresas y Gobierno.

Las remesas familiares también se verían afectadas. Aunque la mayor parte de los envíos provienen de Estados Unidos, también se reciben flujos de naciones como Italia y España. Los gobernantes de estas naciones han restringido la movilidad de sus habitantes y, por ende, han paralizado actividades productivas. 

Al cierre de 2019, el país recibió $5,650.2 millones en remesas y la encuesta de hogares de 2018 revela que el 96 % de las familias receptoras utilizan este dinero para consumo.

Con remesas deprimidas, restricción de circulación de personas y empresas cerradas, se espera un impacto directo en el principal motor de la economía salvadoreña: el consumo.La producción de bienes y servicios desarrollada dentro del territorio nacional llegó a $26,056 millones en 2018, según las más recientes estadísticas del BCR. El 83 % de ese monto fue producto del consumo de los hogares. 

El Gobierno aseguró que próximamente anunciará el resto de medidas económicas para enfrentar la crisis del coronavirus.

Algunos expertos han recomendado la conformación de un grupo de técnicos, tanto del sector público como privado, que evalúe los riesgos económicos y proponga las políticas públicas adecuadas para prevenirlos.






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