El último round de Bobby Kings

El proyecto de revitalización del corredor urbano en San Salvador amenaza a uno de los espacios más emblemáticos del centro de la ciudad. La casa club Bobby Kings, con más de 90 años de existencia en la Plaza Zurita, lucha por sobrevivir después de que la municipalidad ordenó su cierre.

Marielos Reyes va y viene entre las mesas de juegos del Bobby Kings sirviendo café, cobrando partidas y conversando con la clientela ya establecida de su negocio. Muchos de los que están ahí conocen el lugar desde hace décadas. Su padre, Roberto Reyes, una leyenda de la lucha libre salvadoreña, se hizo cargo del lugar desde finales de los 60. Pero para ese entonces, el billar en la Plaza Zurita ya tenía más de 30 años de funcionamiento. 

La clientela viene de todos lados de San Salvador. La mayoría son retirados o están de descanso. Son constructores, mecánicos, taxistas, electricistas, técnicos en distintos oficios. Todos son hombres y, aunque hay pocos jóvenes, los que están parecen plenamente integrados a la dinámica social del lugar. 

En el Bobby Kings no se vende alcohol. Es una medida que se tomó hace años, en parte para evitar problemas con las autoridades, pero también para alejarse del estigma que rodea a estos espacios. Una pared de madera divide las mesas de billar y cartas de una pequeña cocina, donde Marielos prepara meriendas simples y café instantáneo en vasos desechables. 

En abril pasado, cuando la alcaldía de San Salvador ordenó el cierre del espacio por segunda ocasión, las autoridades acusaron a Marielos de haber mentido en la solicitud al decir que dentro del billar también opera un cafetín. La alcaldía aseguró que no había evidencia de que ahí se sirviera comida, ya que no había mesas para comer, solo mesas de juego.

-Marielos heredó el local de su padre, Roberto Reyes, una leyenda viva de la lucha libre salvadoreña. El espacio, que nació como un club de lucha libre, es habitado ahora por billaristas, algunas veces como clientes y otras como personal de mantenimiento.
Marielos heredó el local de su padre, Roberto Reyes, una leyenda viva de la lucha libre salvadoreña. El espacio, que nació como un club de lucha libre, es habitado ahora por billaristas, algunas veces como clientes y otras como personal de mantenimiento.

Para subsanar esa observación, Marielos colocó mesas plásticas acompañadas de algunos bancos. Pero al momento de nuestra visita, permanecen ignoradas a un costado del salón, húmedas por el agua de lluvia que se filtra por el techo antiguo.  Ni siquiera los gatos, los 37 gatos rescatados que comparten el espacio con los clientes, las utilizan. 

A diferencia de otros billares de la zona iluminada por las luces LED del Gobierno, el Bobby Kings es un billar donde se juega y se convive sin la “apuesta” del alcohol.
A diferencia de otros billares de la zona iluminada por las luces LED del Gobierno, el Bobby Kings es un billar donde se juega y se convive sin la “apuesta” del alcohol.

Aquí la vida sucede sobre las mesas de juego. En ellas, los hombres toman su café y liberan sus cargas del día entre viejos amigos, hacen negocios, se actualizan sobre las últimas noticias y desempolvan recuerdos del pasado. El juego, en realidad, es una excusa o un medio para la convivencia. 

Los habitantes históricos del Centro, marcados por las desigualdades del corredor urbano de San Salvador, respetan su turno para el juego. El azar e incertidumbre los esperarán también afuera, donde deberán sortear las dificultades de la economía familiar.
Los habitantes históricos del Centro, marcados por las desigualdades del corredor urbano de San Salvador, respetan su turno para el juego. El azar e incertidumbre los esperarán también afuera, donde deberán sortear las dificultades de la economía familiar.

Y esa es la esencia del Bobby Kings que la municipalidad no entiende. Aquí, el patrimonio histórico es algo más que el antiguo edificio que ocupa el billar. En el Bobby Kings, la memoria es una cosa viva, colectiva y dinámica. 

Marielos Reyes cuenta que es una  tradición que las generaciones más jóvenes aprendan de  los mayores la técnica del billar. Retirados y jóvenes conviven en este espacio a través del deporte y la cultura.
Marielos Reyes cuenta que es una  tradición que las generaciones más jóvenes aprendan de  los mayores la técnica del billar. Retirados y jóvenes conviven en este espacio a través del deporte y la cultura.

BOBBY KINGS, EL PERSONAJE Y EL BILLAR

Roberto Reyes, cuyo nombre en inglés dio nombre al billar, actuó durante los años dorados de la lucha libre salvadoreña como La Momia Negra, un personaje que logró reconocimiento en los escenarios de los años 50 y 60 tanto en el país como a nivel internacional. 

Aunque Reyes tuvo que dejar la lucha libre a raíz de una lesión, continuó promoviendo la cultura del deporte a través de este espacio, donde funcionó un club de lucha libre y cuyas paredes todavía están decoradas con pinturas de las estrellas de aquella época. 

Un paseo histórico de la lucha libre salvadoreña adorna las paredes del Bobby Kings. Don Roberto Reyes vivió  glorias dentro de ese deporte. El mural arriba de las fotografías salió en una de las escenas de la película de Paul Leduc “Las historias prohibidas del Pulgarcito”, de 1980.
Un paseo histórico de la lucha libre salvadoreña adorna las paredes del Bobby Kings. Don Roberto Reyes vivió  glorias dentro de ese deporte. El mural arriba de las fotografías salió en una de las escenas de la película de Paul Leduc “Las historias prohibidas del Pulgarcito”, de 1980.

Hace algunos años, Bobby heredó el lugar a su hija, Marielos, quien hizo del espacio un centro de encuentro no solo para los aficionados al billar, sino para aquellos interesados en fomentar la cultura del centro histórico. Así comenzaron las alianzas con algunos colectivos como el proyecto fotográfico El Centro hace Clic, que utiliza el espacio para exposiciones desde 2018.

LOS REPAROS DE LA ALCALDÍA

Actualmente, Bobby Kings pelea una última batalla por su supervivencia. En noviembre de 2023, la municipalidad notificó un anuncio de cierre del billar debido a que no contaba con licencia de operaciones, un requerimiento que la reglamentación municipal estableció en 2015, pero que según Marielos no se les había notificado. 

Todo es cuestión de una amistad de años o reciente. La rivalidad solo dura unas horas, o  incluso menos, mientras vuelve a comenzar otra partida.
Todo es cuestión de una amistad de años o reciente. La rivalidad solo dura unas horas, o  incluso menos, mientras vuelve a comenzar otra partida.

“Nosotros tenemos años de funcionamiento y pagando impuestos municipales, con todo en regla. En 2018 consultamos a la alcaldía si necesitábamos alguna autorización y no se nos dio información”, afirma. 

En diciembre del año pasado, el Bobby Kings se enfrentó a la municipalidad en una audiencia contravencional en la que se discutió el cierre del espacio. Su apuesta: transformarse en una casa club que promueve la sana convivencia, en especial para personas adultas mayores y personas con problemas con el alcohol. A partir de ello, se ordenó una inspección del lugar.

El contraste entre la realidad y las opresoras luces LED permite que en la penumbra poética del Bobby Kings haya siempre una mano tendida. Para hablar, para escuchar, o para una partida de billar.
El contraste entre la realidad y las opresoras luces LED permite que en la penumbra poética del Bobby Kings haya siempre una mano tendida. Para hablar, para escuchar, o para una partida de billar.

En marzo, Bobby Kings solicitó ante la Oficina de Planificación del Área Metropolitana de San Salvador (OPAMSS) la autorización de uso de suelo para mantener el billar y un cafetín. La respuesta no fue favorable. El inmueble, según la resolución, está ubicado en un sector donde está prohibido el uso para Entretenimiento restringido (billares), debido a que está cercano a parques, iglesias y establecimientos educativos. Aún así, debido a que el establecimiento existía antes de esta regulación, se concedió el uso de suelo “no conforme”, una autorización de funcionamiento con limitantes para realizar ampliaciones o modificaciones. 

Son de palabra fácil y clara. Los billaristas del Bobby Kings son atentos al que pregunta y escucha. Sus voces narran mil historias que parecen sacadas de una novela del realismo mágico.
Son de palabra fácil y clara. Los billaristas del Bobby Kings son atentos al que pregunta y escucha. Sus voces narran mil historias que parecen sacadas de una novela del realismo mágico.

Pero esto no fue suficiente para garantizar la permanencia del negocio. En abril pasado, la municipalidad resolvió ordenar el cierre definitivo del billar argumentando que, tras la inspección, no se pudo corroborar el funcionamiento del cafetín y se ubicaron únicamente mesas de juego y máquinas tragaperras. 

Actualmente, el billar ha vuelto a presentar una apelación para el cierre definitivo con la esperanza de que esta vez, una nueva inspección corrobore con testigos el funcionamiento del espacio. 

“Venimos porque nos gustan los juegos de azar, pero no son juegos prohibidos ni que uno se va a hacer demasiado vago, borracho o drogadicto. Es simplemente un billar. Uno viene aquí a matar el estrés ya con sus años”, señala uno de ellos.

Las fronteras geográficas del Centro Histórico de San Salvador están marcadas por la gentrificación que va devorando cada vez más a sus habitantes.
Las fronteras geográficas del Centro Histórico de San Salvador están marcadas por la gentrificación que va devorando cada vez más a sus habitantes.
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