German Cáceres, el hombre que cultivó su afición por la música clásica

German Cáceres, el consagrado músico y compositor que por más de 32 años estuvo al frente de la Orquesta Sinfónica de El Salvador, se despidió de ese escenario, desde el que dirigió a distintas generaciones de músicos salvadoreños, el pasado 26 de septiembre. Cáceres se acogió al retiro voluntario por sugerencia del Ministerio de Cultura, pero su carrera como director de orquesta no está cerca de finalizar. 

FOCOS  conversó con Cáceres sobre su trayectoria artística, que inició desde que estaba en el vientre de su madre. La música, afirmó, siempre estuvo presente en su hogar. Su padre era un coleccionista amante de las artes, quien le heredó el gusto por la música clásica y la lectura, sus dos grandes pasiones. 

“Mi padre, todas las mañanas, lo primero que hacía, muy temprano, quizá 5:30 o 6:00 de la mañana, era poner un disco de alguno los grandes maestros. Así es como conocí desde siempre las sinfonías de (Ludwig van) Beethoven, las sinfonías de (Johannes) Brahms, los conciertos para piano de (Serguéi) Rajmáninov, (Wolfgang Amadeus) Mozart, etcétera”, comenta. 

A sus escasos 10 años, Cáceres le dijo a su padre que quería aprender a tocar el oboe, un instrumento de viento madera con una sonoridad aguda, dulce y penetrante. Fue así como comenzó su formación con los mejores maestros del país. Su talento y disciplina lo llevaron luego a la prestigiosa Escuela Juilliard de Nueva York, de donde se graduó en 1977.  Posteriormente, en 1989, recibió un doctorado en Composición de la Universidad de Cincinnati, Estados Unidos.

German Cáceres dirigió por más de 30 años la Orquesta Sinfónica de El Salvador. / Elisa Hernández

UN AMANTE DEL ARTE

En esos años, Cáceres aprendió sobre las áreas básicas de la teoría de la música, profundizando en materias como la armonía tradicional, el contrapunto de distintas épocas, la orquestación, las formas musicales, análisis, historia de la música, historia del arte, armonía y formas musicales. 

Pero su formación no se limitó a ello, también tuvo oportunidad de explorar otros campos, como la literatura y la historia.  Esta formación integral fue de gran importancia para Cáceres, quien pronto evolucionó a compositor y director de orquesta.

 “Me gusta pensar la música como la concebían los griegos clásicos. Para ellos, la música implicaba muchas disciplinas, la literatura, el drama, la poesía, la astronomía. Recordemos que el hombre perfecto para ellos debía ser un músico y también un gimnasta”, señala. 

Tras finalizar sus estudios, Cáceres se dedicó de lleno a la composición y a la dirección de orquesta, logrando una respetada carrera a nivel nacional e internacional. Sus 88 composiciones han sido ejecutadas en más de 20 países en Europa y América, donde también ha tenido la oportunidad de dirigir orquestas. 

LA MÚSICA, UN MISTERIO

Cáceres dice que marcar el compás con la batuta y dirigir a los músicos es la parte más fácil de su profesión; lo más difícil es acercarse a la mente del compositor. “Eso requiere un bagaje que nunca va a terminar”, opina el músico.

Para el artista, la música es un misterio: “Yo no he encontrado una definición que me sea satisfactoria del todo. Recuerdo mucho la definición de (Jorge Luis) Borges, que dice que es misteriosa forma el tiempo”.

Sin embargo, Cáceres cree que la forma de acercarse a este misterio es la técnica. Luego vienen el talento y la disciplina, dice: “Hay que estar pensando, hay que estar ejercitándose en toda composición”.

A finales de los 80, Cáceres fue nombrado director de la Orquesta Sinfónica Nacional, posición que mantuvo hasta el 26 de septiembre pasado, cuando subió por última vez al escenario para despedirse del público y los músicos que le acompañaron por muchos años. 

Por tres décadas, los ensayos con la Orquesta Sinfónica fueron parte del día a día del músico y, aunque ahora su rutina cambiará, no dejará de dedicarse a sus pasiones. Después de todo, Cáceres hace suyas las palabras del escritor Francisco Gavidia y, parafraseándolo, se define como “un hombre que cultivó sus aficiones”.

 “Yo continuaré con mi trabajo de director de orquesta y de compositor. Voy a seguir dirigiendo donde me inviten, voy a seguir escribiendo música y voy a seguir mis ensayos relacionados en la mayor parte con música. Y voy a seguir leyendo, porque es una de las pasiones que tengo, es una obsesión”, concluye.

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