Volver donde fuimos felices
¿Cuántos proyectos de vida trastoca un feminicidio?, ¿cómo reconciliarse con el futuro cuando el pasado sigue doliendo?, ¿dónde encontrar esperanza en medio de la impunidad?
Desde lugares habitados por el recuerdo de sus hijas, tres madres hablan sobre la resiliencia frente al dolor de la pérdida.
Katherine tenía 27 años. Quería graduarse de enfermera para darle una mejor vida a su hija pequeña. Solo le hacía falta aprobar una materia, pero no pudo cumplir ese sueño. Fue víctima de feminicidio el 24 de abril de 2018.
“Ha quedado tu imagen suspendida en mi memoria. No puedo evitarlo, te hizo falta vivir y seguir soñando”.
Claudia Chávez, madre de Katherine.
Claudia Chávez, la mamá Katherine, ha encontrado en la poesía una forma de procesar el duelo de su ausencia. Dice que su hija estaba orgullosa de su talento para escribir. Le insistía en que debía publicar un libro con sus poemas. Claudia pudo hacerlo hasta después de su muerte, en parte, como un tributo a su recuerdo.
Katherine era paciente y risueña. La playa era su lugar favorito. “Cuando ella era pequeña yo trabajaba bastante y nunca podíamos ir de vacaciones al mar. Entonces, como que ir a la playa se hizo para ella como algo grato, porque era algo que deseaba cuando era niña. Cuando ella ya fue adulta, siempre buscaba el medio de cómo ir. De hecho, el día antes de su muerte visitó el mar”, dice.
Fernanda tenía 23 años y era mamá de un niño de dos. Quería ser chef. Su familia recuerda como alguien con mucha energía, que sabía despojarse del estrés y el cansancio del trabajo, para llevar alegría a los demás.
Fernanda fue asesinada la noche del 31 de enero del 2019 por su ex pareja, quien está prófugo de la justicia.
“No voy a descansar hasta que se haga justicia”.
María de los Ángeles Quezada, madre de Fernanda.
Para María de los Ángeles, la búsqueda de justicia para su hija es el motor que la hace seguir. A su familia le robaron la tranquilidad y la alegría de su presencia. A su nieto, le robaron la posibilidad de crecer junto a su madre.
Sin embargo, el recuerdo de Fernanda sigue inspirando sus vidas. En la foto, María de los Ángeles recuerda las celebraciones y viajes familiares a la Laguna Verde, un paraíso cercano a casa que le gustaba mucho a Fernanda. “Le gustaba la tranquilidad y lo fresco. Se quedaba viendo cómo se movía el agua, así como un remolino”, dice.
Jocelyn tenía 27 años. Estudiaba psicología, soñaba con poner una empresa y viajar por el mundo. Quienes le conocieron la recuerdan por su sonrisa y por su solidaridad con los demás.
El 5 de julio de 2018, Jocelyn fue asesinada por pareja, en la casa donde habían vivido por 10 años.
“Hemos ido aprendiendo a convivir con esto que nos quedó”.
Yesenia Juárez, mamá de Jocelyn.
Jocelyn era cercana a su familia, particularmente, a su mamá. “Éramos casi una misma persona”, dice Yesenia Juárez. Para la madre, lograr una condena de 50 años para el responsable del crimen fue un alivio, pero no logra aminorar el dolor de la pérdida. Ella y sus otras dos hijas, han logrado enfrentar la ausencia de Jocelyn juntas, honrando la unidad que ella fomentó en la familia.
La playa era el lugar feliz de Jocelyn. “Se sentía libre, se sentía descansada, relajada. Esas son palabras que ella me dijo”, cuenta Yesenia.