“El presidente tira la primera piedra y luego sus seguidores tiran una más grande, diciendo una mentira o una difamación mayor”
Padre Andreu Oliva, SJ., rector de la UCA
(Transcripción editada de la entrevista realizada por Karen Fernández transmitida el domingo 6 de septiembre de 2020)
En el editorial de la UCA sobre el primer año del presidente Nayib Bukele usted dice que “habían muchas expectativas, pero que ahora están frustradas”. ¿Qué expectativas tenía usted como rector de la UCA sobre el presidente Bukele?
Las expectativas que teníamos, creo que coinciden mucho con las que tenía la población. Expectativas de un gobierno que sería capaz, honesto; que se preocuparía sobre todo de atender las necesidades de la gente, que estaría al servicio de la población, que buscaría resolver los principales problemas que tiene nuestro país. Esas eran las expectativas que lamentablemente no se concretaron a lo largo del primer año.
Usted dice que las expectativas que tenía eran las de un gobierno capaz, honesto, al servicio de la gente. ¿Por qué la UCA ha pasado de esas ideas a expresar preocupación con respecto al presidente Bukele?
Ante un nuevo gobierno siempre es bueno darle el beneficio de la duda y, como he dicho, compartir las mismas expectativas que tenía la población salvadoreña, que con su voto eligió a Bukele como presidente de la República.
A lo largo de la gestión del primer año de este gobierno se han ido dando unos elementos que han hecho que sintamos preocupación y que viéramos que estas expectativas no se hacen realidad. Desde la misma toma de posesión el presidente mostró mucha indiferencia hacia los demás poderes del Estado; no hizo una transición ordenada, como se debió hacer, con el anterior gobierno. Nunca nombró la comisión que debía recibir la situación del gobierno de Salvador Sánchez Cerén. También la manera que inició gobernando, dando órdenes por Twitter; la militarización de la lucha contra el crimen, el decirle a la Policía Nacional Civil (PNC) y a la Fuerza Armada que pueden utilizar toda la fuerza letal contra la delincuencia. Vimos cómo se trata también a las personas privadas de libertad de manera denigrante y cómo el respeto a los derechos humanos no estaba en la agenda presidencial.
También hemos visto una confrontación creciente con los partidos políticos representados en la Asamblea Legislativa, o con otro órgano del Estado, como la Corte Suprema de Justicia (CSJ), a través de la Sala de lo Constitucional. Y también en la manera en que ha pretendido enfrentar la pandemia en lugar del éxito prometido, pues hemos visto que ha sido un gran fracaso.
«Para el presidente Nayib Bukele es muy difícil aceptar una crítica, sobre todo una crítica que viene de una institución que tiene largos años de trayectoria y una alta credibilidad ante la población salvadoreña.»
Padre Andreu Oliva, SJ., Rector de la UCA.
Cuando la UCA presenta postura sobre esta lista de temas que usted ha mencionado notamos que el presidente Bukele y sus funcionarios tienden a desacreditar esas posturas o incluso las posturas de otros actores sociales diciendo que son “financiadas por otros partidos políticos”. ¿Qué opina usted de esta característica del discurso presidencial?
Yo creo que lo que explica es que para el presidente es muy difícil aceptar críticas, tanto de la Universidad como de otros sectores. Yo puedo hablar por la UCA, que }ha tenido una visión crítica desde que existe. Siempre se ha tenido esa visión crítica de la realidad para tratar de contribuir a que la sociedad salvadoreña sea cada vez mejor y que los gobiernos cumplan mejor sus funciones. Entonces vemos que para el presidente Nayib Bukele es muy difícil aceptar una crítica, sobre todo una crítica que viene de una institución que tiene largos años de trayectoria y una alta credibilidad ante la población salvadoreña. Entonces él no rebate nuestras posiciones, no se da un debate en el que se diga por qué estamos equivocados o cuál es la realidad, sino que lo que hace es desprestigiar a la Universidad y querer mostrar solo afirmaciones que dicen que la Universidad ha traicionado a sus orígenes, que ha traicionado a los mártires y que se ha aliado con otros actores de la sociedad que son como enemigos de la población.
¿Qué posturas en particular de la UCA han provocado este discurso tan agresivo del presidente contra la Universidad?
Han sido distintas posturas. Yo diría que la molestia del presidente Bukele comenzó cuando hicimos críticas al Plan Control Territorial, a la manera en que se estaba orientando la lucha contra la criminalidad de nuestro país, que se trataba de una lucha militarizada donde la Fuerza Armada tomó un papel muy importante que además no le corresponde por Constitución y también porque en esta manera de enfrentar al crimen se violaron los derechos humanos, se dieron tratos denigrantes a las personas privadas de libertad. Todos vimos fotografías donde las personas privadas de libertad estaban en una posición denigrante, casi desnudas. También se extremaron las medidas en las cárceles, como castigos, aislamiento y situaciones que van contra de lo que la Constitución establece que debe tener un centro penal, que es un espacio para ayudar a las personas que han cometido delitos a rehabilitarse y a reconstruirse como personas y poder reintegrarse a la sociedad. Pero lo que hemos visto precisamente es que eso no se respeta.
Frente a estas críticas, como estaba mencionando antes, el presidente Bukele insiste que la UCA recibe financiamiento de partidos políticos. ¿Es eso cierto?
La UCA no ha recibido nunca financiamiento de partidos políticos. Desde hace muchos años tampoco recibe financiamiento del gobierno. Sí realizamos consultorías o convenios con el Ministerio de Educación para ayudar precisamente a mejorar nuestro sistema educativo y eso lo hacemos en conjunto con Educación. Pero la UCA siempre ha sido muy cuidadosa en mantener su independencia y no condicionar nunca su actuar y su modo de pensar a ningún tipo de presión externa.
Esta no es la primera vez que un gobierno de El Salvador u otros sectores de poder acusan a la UCA de opinar para favorecer a “intereses oscuros”. ¿Hay algo de diferente esta vez en el discurso del presidente Bukele contra la UCA en comparación con otros discursos de persecución que la Universidad ha recibido en décadas anteriores?
Yo diría que sí hay una diferencia. Otros gobiernos, en otras ocasiones, sí se han referido a ella diciendo que es la universidad comunista o la universidad de los curas rojos. Incluso han mostrado desacuerdos con las posiciones de la Universidad, pero no es un juicio como el que ahora se está recibiendo. Porque el hecho que el primer dignatario de la nación, el presidente de la República diga que la UCA ha hecho una alianza con la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP), que está al servicio de ella o que la encuesta de la UCA es la encuesta de la ANEP, en referencia a la encuesta que hicimos sobre el primer año de gestión de Nayib Bukele; que lo diga el presidente le da un peso muy importante a esa afirmación.
Por otro lado muchas de esas críticas se hacen a través de Twitter y es como que el presidente lanza la primera difamación y la primera crítica hacia esta universidad, y a otras personas e instituciones, y le está dando permiso a todos aquellos que le siguen y a los troles a continuar con esta agresión hacia una institución. Y uno mira, a medida que pasan las agresiones a través de Twitter, que el tono va subiendo, como si el presidente tirara la primera piedra pero luego cada quien va tirando una más grande, diciendo una mentira más gruesa y una difamación mayor. Eso finalmente se convierte en algo ofensivo, pero también puede leerse como una amenaza para la institución, para que deje de hacer el trabajo que le corresponde hacer.
¿Hay alguna relación de la UCA con la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP)?
No hay ninguna relación. Tuvimos comunicación cuando la UCA y la ANEP, junto con la Escuela Superior de Economía y Negocios (ESEN), la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (Fusades) y la Cámara de Comercio e Industria de El Salvador (Camarasal) fuimos miembros del comité director del fondo de 2 mil millones de dólares para las necesidades que tenía el país por el COVID-19. En ese comité sí tuvimos comunicación, pero después de eso no hemos tenido otra comunicación.
«Lo que parece que está en juego es que se quiere un pensamiento único, que todos pensemos igual que el presidente y lo que no piensen igual que él son callados o excluidos y de esa manera se pone la primera piedra para un Estado totalitario o como lo conocemos más, una dictadura.”
Padre Andreu Oliva, SJ., rector de la UCA.
¿Qué está en riesgo con este discurso público en el que el Ejecutivo, con altos índices de popularidad, persigue y desacredita a actores como la UCA, pero también a otros representantes de la academia?
Yo veo un peligro enorme. Es un peligro muy grande porque no solo se violenta el derecho a la libertad de expresión, sino también a la libertad de pensamiento. Porque cuando se hacen este tipo de críticas y de desprestigio de una institución sin lugar a dudas puede limitarse la libertad de pensamiento porque la gente se siente amenazada. Y en el caso de la academia la libertad de pensamiento se vuelve fundamental, porque es a través de un pensamiento libre por el cual se hace avanzar la ciencia, que se puede dar a conocer la realidad, innovar y hacer avanzar a la sociedad. Lo que parece que está en juego es que se quiere un pensamiento único, que todos pensemos igual que el presidente y lo que no piensen igual que él son callados o excluidos y de esa manera se pone la primera piedra para un Estado totalitario o como lo conocemos más, una dictadura. Y ya sabemos lo que pasa en las dictaduras con la academia, es reprimida y no puede ejercer su función de pensamiento, de generar nuevos conocimientos y de ayudar a que las sociedades avancen a mayores niveles de desarrollo.
A pesar del discurso confrontativo del Ejecutivo con la UCA, ¿ustedes siguen estando en disposición de conversar con el gobierno?
Estaríamos encantados realmente de poder conversar. Como dije antes, nuestra crítica busca ser constructiva, quiere ayudar al país, quiere el bien de la mayoría de la población y quisiera también contribuir a que haya un buen gobierno. A El Salvador le conviene tener el mejor de los gobiernos posibles y eso será bueno para la sociedad. Es de esa perspectiva que la UCA realiza sus investigaciones, análisis y reflexiones: para ayudar al desarrollo de la sociedad, para generar los cambios como mayor justicia social que esta necesita.
Nosotros no tenemos ni hemos tenido nada personal en contra de este gobierno u otros. Siempre hemos señalado aquello que no nos parece bueno para el país, aquello que se esté haciendo mal. Hemos sido la piedra en el zapato de todos los gobiernos que ha tenido El Salvador antes de los Acuerdos de Paz y después de ellos. Pero siempre hemos buscado un diálogo, nunca nos hemos cerrado. Lo propio de la academia es el diálogo y al igual que llamamos al diálogo entre las fuerzas políticos, también sería bueno que el gobierno dialogara con aquellas instituciones que considera que le son adversas, para que les pudiéramos exponer nuestros puntos de vista, pero también para que ellos los expongan y eso es algo que ha faltado en el gobierno actual.
En el contexto de la emergencia por el COVID-19, la UCA y otras organizaciones sociales fueron elegidos para formar parte de un comité que buscaba fiscalizar los fondos usados durante la pandemia, pero luego ustedes se salieron. ¿Después de eso han continuado los acercamientos entre la Universidad y el gobierno?
No, no ha habido acercamientos. Pertenecer a este comité fue el mayor acercamiento que tuvimos las instancias de la sociedad civil con el Ejecutivo y en las reuniones había un diálogo. Lo que pasaba era que posteriormente el gobierno tomaba decisiones sin tomar en cuenta nada de lo que se había dialogado. Incluso se llegaron a acuerdos, como la reforma al decreto 608, en los que el gobierno dijo que la presentarían a la Asamblea Legislativa. Pero cuando la reforma llegó a la Asamblea vimos que no tenía nada de lo que se había hablado en el comité. La reforma ya distribuía los 2,000 millones de dólares; ya asignaba los recursos en cosas que no había discutido el comité; y también designaba qué podían hacer las municipalidades con los 600 millones que les tocaban, que era algo que no se había acordado. Entonces hubo un diálogo que no se respetó porque las decisiones se tomaban sin tenernos en cuenta. Posteriormente a eso no hubo más acercamientos.
La postura de la UCA y su postura como rector son de preocupación por el rumbo del gobierno del presidente de Bukele, ¿usted diría que eso representa la postura de otros trabajadores, docentes y estudiantes de la Universidad?
Diría que representa la postura de la junta de directores de la Universidad y representa la postura del equipo rectoral de la Universidad y de muchos profesores y trabajadores de la Universidad, pero no diría que de todos. Recuerde que en la UCA hay diversidad de pensamiento, de posiciones políticas y estoy seguro que el presidente Bukele tiene dentro de la Universidad personas que le siguen y que consideran que él está ejerciendo un liderazgo y un buen gobierno en el país, como ocurre en la sociedad salvadoreña en general.
Muchos analista de la sociedad salvadoreña en general y organizaciones internacionales coinciden en que a El Salvador le vienen años de crisis económica, social y política. En ese escenario, ¿cuál es la postura ideológica que la UCA ocupa?
La UCA no tiene propiamente una postura ideológica. Lo que tiene son una serie de principios y valores que sustentan e inspiran nuestro actuar. La UCA se ha definido siempre como una universidad de inspiración cristiana, no una universidad confesional, aunque fue llamada mucho tiempo como la universidad católica, pero no lo es de acuerdo a las normas de la iglesia para llamarse de esa manera. Es una universidad que está inspirada sobre todo en el mensaje y en el actuar de Jesús de Nazaret tal como lo conocemos a través de los evangelios. Jesús habla del proyecto del “Reino de Dios” como cien veces en los evangelios y ese ideal, que es el proyecto de Dios para la humanidad, es el ideal que la universidad quiere para El Salvador.
Ese ideal de inspiración cristiana, como usted lo ha llamado, ¿cómo lo transforman en políticas públicas que tiene que echar a andar un estado laico?
Este ideal tiene una serie de valores, como la solidaridad, la fraternidad, el respeto absoluto a la dignidad de la persona humana y que todas las personas tienen igual dignidad, una que es inalienable. Tiene también como valor la preocupación por el débil, por el pobre, por el que está herido en la cuneta del camino, al que se nos llama a cuidar y atender. Es bien claro que las políticas públicas que se derivan de este tipo de valores son políticas que van a buscar precisamente el bienestar de las personas y de los grupos más vulnerables de nuestra sociedad, que van a buscar que esa dignidad humana que tenemos todos y todas se cuide y que todos tengan las mismas oportunidad y también los mismos derechos. La sociedad y la política lo que deben hacer es construir eso, justicia social, que es algo que está en la doctrina social de la iglesia que también es de inspiración cristiana, y la búsqueda del bien común, no solo mi propio bien, sino el bien de todos.
¿Cómo cuida la UCA que esa inspiración cristiana-católica no interfiera en las propuestas para un estado laico?
Porque la UCA no es confesional. Sí está dirigida por la Compañía de Jesús pero en ningún momento exigimos ni a los estudiantes ni a los trabajadores, mucho menos a los catedráticos, una confesionalidad, sino que coincidan en estos principios que he mencionado anteriormente, que pueden ser universales. Que nos encontremos en los principios éticos universales, sin que eso nos lleve a un ejercicio religioso. Nuestra trabajo universitario es el de la academia, enseñar, pensar con libertad de cátedra y sin ningún tipo de búsqueda de la confesionalidad.
La UCA se ha pronunciado mucho en este y otros gobiernos sobre el tema de la seguridad pública. En junio, en un editorial de la Universidad, usted decía que la disminución de los homicidios no es un logro del Plan Control Territorial porque, por ejemplo, en abril tuvimos una muestra del control que las pandillas seguían teniendo en las comunidades. Esta semana, El Faro presentó indicios de un nuevo pacto entre el gobierno y las pandillas. ¿Eso podría explicar mejor la reducción de los homicidios?
Pues es un poco lo que nosotros creemos. Vemos que el Plan Control Territorial no se ha desplegado a nivel nacional, no se ha aplicado en todos los municipios del país. Por otro lado no lo conocemos a fondo, pero vemos que no es un plan continuado, que tenga una lógica y una dinámica que se va desarrollando, sino que vimos que de repente la PNC y la Fuerza Armada se presentan en determinados territorios, pero después se retiran y sabemos que en las comunidades las pandillas siguen estando y que lo único que parece que han aceptado es bajar el nivel de violencia y el no cometer homicidios, pero ellos siguen teniendo control.
Esto lo vimos incluso durante la pandemia, cuando eran las mismas pandillas las que obligaban a las personas a mantener la cuarentena domiciliar o incluso que pandillas que distribuyeron alimentos a la población y hay videos de eso, donde los pandilleros le dicen a la comunidad que esas entregas iban de parte de ellos porque se preocupaban por su salud. Es decir, eran las pandillas haciendo un trabajo territorial a la vista de todos. Lo que El Faro ha presentado esta semana nos parece que puede reflejar lo que realmente ha ocurrido y que esa sea la causa real de la disminución de homicidios en el país.
Padre Andreu, usted ha vivido en Centroamérica durante casi 30 años y de esos lleva 20 en El Salvador. ¿Usted diría que pese a problemas como la corrupción, la crisis fiscal, la violencia y la desigualdad, el país sigue avanzando hacia una sociedad más justa y digna para las mayorías?
Yo diría que sí ha habido avances. Desde 1984 cuando yo llegué a Centroamérica hasta ahora ha habido avances, por ejemplo en la concepción del respeto a los derechos humanos. Es algo muy importante que hace un cambio tremendo en una sociedad. También hay avances en la institucionalidad, aunque con sus retrocesos, pero se ha ido fortaleciendo. Veo que estos avances, luego de los Acuerdos de Paz, de la pacificación de la región, han tenido poco a poco retrocesos, como en Nicaragua, donde hay un gobierno que está violando los derechos humanos. También hay retrocesos en Honduras done el gobierno es cada vez más totalitario y que incluso parece tener vínculos con tráfico de drogas. Y acá en El Salvador lamentablemente está lo que ya hemos hablado, que se está poniendo en cuestión el respeto a los derechos humanos, las libertades democráticas, el respeto a los otros poderes. Todo eso nos genera preocupación no solamente en la academia, sino a toda la sociedad y la comunidad internacional.