Bukele tendrá segundo mandato inconstitucional gracias al 43.4% de electores

Por Andrés Dimas, Jaime Quintanilla y Daniel Valencia

El presidente de la República y candidato del oficialista Nuevas Ideas, Nayib Bukele, consiguió la reelección inconstitucional que diseñó con apoyo de las instituciones del Estado que él y su partido controlan gracias a la voluntad de 2.7 millones de salvadoreños, el 82.66 % del total de votos válidos.

Con una participación del 52.6 %, los votos de Bukele representan el 43.48 % versus el 7.88 % del resto de partidos en contienda, incapaces de presentar propuesta que hicieran frente a su popularidad o de hacer inteligible un mensaje a favor del Estado de derecho, en un país en el que la Constitución prohíbe hasta en seis en ocasiones la reelección consecutiva. 

Bukele es desde ya el primer presidente reelecto en los últimos 80 años de historia política salvadoreña. El último, también con todas las cartas a su favor, fue el dictador Maximiliano Hernández Martínez. 

Además de una millonaria propaganda hacia su figura y hacia su partido pagada con fondos estatales, su triunfo se posa en el impacto de su régimen de excepción en los territorios antes dominados por las pandillas y en la percepción de seguridad que este generó en vastos sectores de la población. El régimen, que ha detenido a más de 75 mil personas, también viene acompañado de más de 11 mil capturas arbitrarias y más de 200 muertes de reos bajo custodia en las cárceles del país. 

Detrás de su logro, además, está el debilitamiento de la oposición política, golpeada por la diatriba de Bukele, pero sobre todo por su Estado que retuvo la deuda política (fondos para campaña), pero también por la falta de liderazgos clave y apuestas concretas que hicieran frente a su popularidad. 

A las elecciones presidenciales y legislativas del 4 de febrero fue convocado un universo de 6,214,399 electores, entre votantes en territorio salvadoreño y aquellos habilitados para votar de manera electrónica, por primera vez, en el extranjero. El 48.4 % de ese universo no acudió a las urnas, según cifras del escrutinio final culminado hoy, cinco días después de finalizados los comicios. 

Bukele, que se autoproclamó vencedor una hora y 56 minutos después de cerradas las urnas, había dicho que su triunfo había sido obtenido con un “85 %” de votos a su favor. La cifra, aunque cercana, no coincide con sus aseveraciones brindadas en un contexto en el que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) fracasó en brindar cifras preliminares por “fallas” en el sistema de transmisión.

Imagen tomada de la cuenta en X de la Secretaría de la Presidencia de la República. El TSE aún no ha puesto a disposición del público los resultados en línea.

Arena y FMLN: cuarta caída al hilo

El resultado final también refleja un nuevo número en la cuarta debacle histórica de los dos principales partidos de oposición y ex partidos de gobierno.  El izquierdista FMLN, que gobernó de 2009 a 2019, llegó a la cita con el exdiputado y exalcalde Manuel Flores y obtuvo 204,167 votos, es decir, 185,122 votos menos que la elección presidencial de 2019 cuando quedó en tercer lugar. 

Desde las municipales y legislativas de 2018, el FMLN ha sufrido golpe tras golpe, elección tras elección, los peores resultados de su historia democrática, desde que dejó de ser la exguerrilla y se incorporó a la vida política a mitad de la década de los noventa.

Al frente de la última caída se encuentra su coordinador general, el ex vicepresidente Óscar Ortiz, que desde que asumió el timón del partido ha insistido en una “profunda” renovación y en un nuevo FMLN. Pero no bastó. Los señalamientos de corrupción contra los dos expresidentes que llevó al poder, contra un puñado de exfuncionarios y dirigentes partidarios son una sombra quita votos difícil de desaparecer. Tras los comicios, y sin que se conocieran aún datos oficiales, Ortiz llegó a proclamar, como un triunfo pese a estos resultados: “somos la segunda fuerza política del país”.

Igual suerte, pero en este caso más golpeado, corrió el partido de derechas Arena, que desde que salió del poder en las presidenciales de 2009 ha caído en su caudal histórico de votos en las presidenciales. Esta vez, el partido que se dice reconvertido y alejado de su pasado de líderes señalados por corrupción ha obtenido la peor cosecha de su historia: con la imprevista candidatura de Joel Sánchez no solo bajó de los 857,084 votos alcanzados hace cinco años (cuando quedó en segundo lugar) sino que apenas alcanzó 177,881 en esta contienda, una reducción de 679,203 respecto al que hasta 2019 había sido su principal fracaso electoral. El retroceso es total. Los votos de 2024 no llegan ni a la mitad de los que consiguió el partido en su primera participación en las presidenciales, hace 40 años, cuando su fundador el mayor Roberto d’ Aubuisson intentó ganar su éxito las presidenciales de 1984.

Arena, en los huesos, es ahora mismo apenas un mal dibujo de la maquinaria electoral que era en el pasado, cuando gobernaba el país (desde 1989 hasta 2009). Su lugar, sin lugar a duda, ha sido sustituido por Nuevas Ideas de Bukele. Alejado incluso de los grandes sectores empresariales que le apoyaban en el pasado, el partido se desgrana y sin liderazgos claros que los sostengan. Como ocurrió en 2019 con su candidato el empresario Carlos Calleja, su hoy imprevisto candidato Joel Sánchez también ha decidido cerrar la contienda enviando un mensaje en el que dice gracias y adiós, y de regreso a su vida privada.

En el caso de Sánchez, el golpe es dos veces más duro. Mientras el presidente del partido, Carlos Saade ha denunciado en la semana postelectoral las irregularidades del proceso y del escrutinio e incluso ha amagado con anuncian la presentación de una nulidad para la elección presidencial, su ex candidato Sánchez apareció en redes sociales, aún sin datos oficiales, reconociendo el triunfo de Bukele y felicitándolo. Y Bukele  hasta le retuiteó. 

La opción de la “sociedad civil” no hizo ni sombra

El cuarto lugar de la votación es para Luis Parada, candidato de Nuestro Tiempo y el colectivo Sumar, que  alcanzó apenas 65,076 votos. Esta cifra representa apenas el 2.41 % de los votos obtenidos por el partido de Bukele en la contienda. 

Parada, junto a la defensora de derechos humanos Celia Medrano, fueron presentados como una opción que buscó aglutinar a todos los partidos de oposición bajo una misma fórmula. La apuesta, sin embargo, fracasó desde antes de nacer. Ni el FMLN ni Arena aceptaron sumarse a la iniciativa y presentaron, por separado, sus propias candidaturas.

En el caso de Arena, la candidatura de Joel Sánchez incluso dividió todavía más a algunos grupos de la sociedad civil que antes habían participado del esfuerzo de llevar una candidatura única junto al colectivo Sumar. 

A la postre, el mismo Parada reconoció en una entrevista con Focos y la Redacción Regional que el partido que los impulsaba en realidad tenía otra apuesta: utilizar a la fórmula para potenciar a los candidatos a alcaldes y diputados. Es más, sus asesores, llegó a decir, hasta le pedían que no confrontara a Bukele, debido a su alta popularidad. En el último mes de la contienda, Parada mandaba un mensaje para que la población votara de manera masiva “por cualquiera” de la oposición, bajo una esperanza utópica de que una votación masiva provocase una segunda vuelta.

El 4 de febrero, sin embargo, la única votación masiva fue para Bukele. Aquellos que pudieron dar la sorpresa quizá no encontraron opciones y decidieron quedarse en casa. 

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