Dos fotografías, una historia
Olivier Rebbot inició como fotógrafo esporádico de la revista francesa L’Oeil. Fuera de Francia documentó con sus fotografías momentos históricos en Nueva York, Polonia, Irán, Egipto, Líbano, Camboya, Guatemala, Nicaragua, Paquistán y El Salvador.
Francés, criado en Marruecos, se mudó a Nueva York, en 1971, ciudad que se convirtió en su base de operaciones: ahí cubrió el gran apagón de la ciudad, en julio de 1977, y realizó un fotorreportaje de largo aliento sobre la prostitución infantil en la Times Square; además de asignaciones políticas y sociales.
El británico Peter Howe, excorresponsal y quien conoció a Rebbot en coberturas en Estados Unidos, lo describió como “un bromista incorregible”, un gran profesional del periodismo y un gran colega. “Trabajaba en Nueva York tanto como en cualquier otro lugar del mundo y, aunque era freelance, trabajaba casi a tiempo completo para la revista Newsweek”, escribió Howe sobre Rebbot.
Desde Nueva York, el primer acercamiento de Rebbot con Centro América fue para el terremoto de ciudad de Guatemala, en 1976; luego, su lente captó imágenes del triunfo de la revolución nicaragüense. En 1981, contratado por Newsweek, estaba en El Salvador, luego de cubrir campos de refugiados en la frontera camboyana y paquistaní.
Rebbot encajaba perfectamente en el estereotipo de “corresponsal de guerra”: chaleco safari café, siempre con varias cámaras al cuello o al hombro, pelo revuelto y un gran colega que no negaba su apoyo a otro compañero, siempre y cuando se ganara su confianza en el campo de trabajo. Pertenecía a la escuela de fotoperiodistas en la que se pensaba que siempre era mejor pedir perdón, que permiso.
Corresponsal nato, se desayunaba las emisiones matutinas de los noticieros del mundo en una radio de onda corta y, si escuchaba alguna noticia que merecía ser contada con sus fotografías, tomaba un vuelo.
La última cobertura
Días antes de la primera ofensiva en El Salvador, en enero de 1981, René Contreras, corresponsal de la Agencia Italiana de Noticias (ANSA), habló con Rebbot en el hotel Camino Real, la base de los corresponsales extranjeros en el país. “Se hablaba mucho de la necesidad de tener un carnet de prensa por parte del gobierno, eso era por nuestra seguridad”, recuerda René. “Él, que era muy activo dando recomendaciones de seguridad me dijo: ‘A la hora de los disparos, no servirá de nada el carnet’. Tenía razón, fue de los que murieron”, dijo.
El 15 de enero de 1981, Rebbot, junto a otros cuatro fotoperiodistas extranjeros –los estadounidenses Harry Mattison y Murray Sill, del Miami Herald, y los franceses Alain Keler y Benoit Gysembergh– enfiló hacia San Francisco Gotera, Morazán, el cuarto día de la ofensiva.
El equipo de fotoperiodistas llegó hasta un retén militar, caminaron hasta la entrada de Gotera; luego y quedaron atrapados en un tiroteo. Fuerzas guerrilleras disparaban desde los cerros cercanos. Los comunicadores se dividieron. Rebbot quedó cerca de dos soldados, a pocos metros estaba el resto. Todos buscaron refugio.
Murray Sill tomó la última fotografía de Rebbot con vida: tenía una cámara colgando en su hombro derecho y, con su mano, parecía protegerla, mientras tenía la otra en el cuello. Su tradicional chaleco safari café no dejaba ver que tenía un chaleco blindado bajo su ropa. Estaba junto a otro civil, flanqueado por dos soldados jóvenes; él y el civil estaban parapetados tras un muro de piedra y cemento. Los soldados miraban hacia los cerros de donde provenían los disparos. Un disparo atravesó los chalecos y lo hirió en el pecho.
Minutos después, Gysembergh tomó la foto histórica en blanco y negro en la que Mattison protege al francés con su propio cuerpo. Segundos antes, se había hecho otra toma en la que Mattison, de rodillas frente a Rebbot, revisa la herida de su compañero. Un soldado estaba a su lado. Cuando el fuego lo permitió, arrastraron a Rebbot a la parte trasera de una ambulancia militar.
Mattison, en conversaciones con Edgar Romero, fotoperiodista salvadoreño, reconoció que los soldados intentaron ayudar a su compañero herido, quien fue llevado a un hospital salvadoreño y luego, en un vuelo fletado, al hospital Hialeah en Miami, Estados Unidos. En 1982, citado en un reportaje, Mattison recordó escuetamente el episodio: “Le dije que viviría. Mentí”.
Rebbot murió el 10 febrero de 1981. Su archivo fotográfico es manejado por la agencia Contact Press desde 1982; y su nombre fue tomado para el Olivier Rebbot Award, con que premia el Club de Prensa de Ultramar de Estados Unidos (OPC, por sus siglas en inglés) a los mejores fotorreportajes de noticias en el extranjero.