El asesinato de Pineda Deleón y los soldados que dictaron justicia
(21/05/55 - 19/03/89)
Mauricio Pineda Deleón, ayudante de sonido de Canal 12 de televisión, fue asesinado el 19 de marzo de 1989. El soldado del Batallón Arce José Antonio Orellana Guevara que disparó al pickup identificado como vehículo de prensa en el que viajaba Pineda junto a periodistas, fue declarado inocente el 6 de junio de 1990.
Mauricio parte de una familia de hermanos que se dedicó al trabajo tras cámaras y que era conocido en el ambiente periodístico como “los pitufos”, se transportaba con colegas, incluyendo a uno de sus hermanos, hacia La Unión para cubrir las elecciones presidenciales de 1989. En un retén militar, sobre la carretera panamericana, por el desvío de la gasolinera shell palo Blanco, en la ciudad de San Miguel, el soldado Orellana Guevara disparó a la parte trasera del vehículo. Los disparos atravesaron la espalda de Pineda y su mano derecha. Murió en el acto.
Con Pineda de Deleón ya muerto, Raúl Beltrán Bonilla, quien conducía el vehículo, regresó al cerco y los soldados cerraron filas en torno a una coartada: “Los periodistas dispararon a la gasolinera” y ellos solo correspondieron al fuego. Ante los reclamos de los colegas de Pineda, los soldados acusaron al grupo de comunicadores de ir armados, de ser parte de un comando urbano de la guerrilla del FMLN e intentaron decomisar su material periodístico.
“Pineda Deleón murió en una jornada negra para el periodismo salvadoreño en la que otros colegas murieron o resultaron heridos antes de las elecciones generales de 1989”, recuerda Carlos Santamaría, veterano camarógrafo que cubrió el conflicto armado de principio a fin. En esa jornada electoral también murieron: el camarógrafo holandés Cornel Lagrow y el fotoperiodista salvadoreño de la agencia de noticias Reuters, Roberto Navas Álvarez; además resultó herido su colega Luis Galdámez.
Aunque Orellana Guevara fue detenido y las autoridades militares de la época admitieron que el soldado disparó sin provocación o justificación alguna; la misma jefatura llamó al episodio “un caso abierto y cerrado”. La seguridad del estamento militar quedó demostrada en junio de 1990, cuando el único acusado fue absuelto y quedó en libertad.
Periodistas que cubrieron el juicio recuerdan cómo un pelotón de 30 soldados de la unidad a la que pertenecía el tirador ingresó al centro judicial de San Miguel en el momento que el jurado inició sus deliberaciones. El mismo Alfredo Cristiani, entonces presidente de la República, reconoció que la presencia de los soldados podría haber influido en el jurado del caso.
El entonces periodista Marco Antonio Guevara, quien cubrió el juicio para Canal 12, relató cómo los soldados dijeron a los jurados que “si emitían un veredicto de culpabilidad, tendrían que enfrentarse al batallón Arce”. El presidente Cristiani dijo en conferencia de prensa: “Pudo haber tenido algún efecto. Ciertamente, en muchos casos, es difícil llegar a una decisión completamente libre de influencias externas.”
Aunque en 1990, la Fiscalía dijo que apelaría la resolución del jurado, en la actualidad el caso de Pineda Deleón sigue en la impunidad. La única información que tiene la unidad de la Fiscalía General de la República (FGR) es que el caso está cerrado por “veredicto absolutorio”.