“La economía salvadoreña sigue contrayéndose, pero lo hace a un menor ritmo”
Mauricio Choussy, analista económico
(Transcripción editada de la entrevista realizada por Karen Fernández transmitida el domingo 13 de diciembre de 2020)
Analistas locales y organizaciones internacionales, como el Fondo Monetario Internacional (FMI), pronostican una recuperación lenta de la economía salvadoreña. Esto contrasta con los mensajes que hemos recibido de funcionarios, como la ministra de Economía María Luisa Hayem o Alejandro Zelaya, ministro de Hacienda, que han publicado datos de la recuperación de empleos formales sugiriendo que estaríamos en la ruta de la recuperación económica.
A mí me gusta siempre poner el contexto de la economía mundial. Es decir, el mundo entró en una recesión y podemos decir que hay una recuperación, pero no muy sostenida. Incluso, sabemos que a nivel mundial ya hay un rebrote de Covid-19 que podría truncar esta recuperación.
Todos coinciden que la crisis fue menos fuerte de lo que se esperaba y que la recuperación también va a ser más lenta. Es interesante ver que las medidas que se han tomado a nivel mundial de expandir la oferta monetaria, poner mucho dinero en circulación, han hecho de que la crisis sea menos intensa. Y el surgimiento de la vacuna por lo menos da una luz de esperanza en la economía mundial, aunque no hay que pensar que esto va a ser muy rápido. Esta recuperación y las vacunas han hecho, incluso, que los mercados de las bolsas de valores y los precios de petróleo empiecen a recuperarse.
¿Qué pensamos de la economía de El Salvador? Es decir, es cierto que para el próximo año, para el 2021, la economía salvadoreña puede crecer, según el FMI alrededor de un 4%. Pero hay que estar claros. Primero, tenemos indicios de que hay un rebrote de Covid-19 en el país y eso nos obliga a pensar no solo en cuidar nuestra salud, que es muy importante, sino que también en que no todo ha pasado y que todavía hay incluso un riesgo de que volvamos a tener nuevos cierre. Aunque en este momento, no existe ninguna legislación para que pueda aplicarse una nueva cuarentena. Y, la ciencia y el desenvolvimiento de la epidemia permiten que, cada vez menos, los países piensen en hacer cuarentenas como las que tuvimos acá por el daño económico que causan.
Con todo esto no podemos hablar de una recuperación. Lo que ha bajado es la intensidad de la contracción económica. Es decir, el primer trimestre la economía salvadoreña todavía alcanzó a crecer un 0.8%, pero el segundo trimestre la economía se contrajo un 19%. Las cifras del tercer trimestre no están disponibles, pero algunos pensamos que la economía va a contraerse. Que entre el tercer trimestre la economía se contrajo entre un 10 y un 13%. Y, el cuarto trimestre, que es el que estamos viviendo, definitivamente por los indicadores como el IVAE podemos decir, casi que con certeza, de que todavía El Salvador no está recuperándose sino que se está contrayéndose. El lugar de estar aumentando todavía se está disminuyendo, aunque a un ritmo menor. Por eso digo fue -19%, probablemente -10% o -13%; -7% el cuarto trimestre. Y, probablemente veremos una recuperación, en términos de recuperación, hasta finales del primer trimestre del 2021.
“Por todas las medidas tomadas da la impresión de que hay una pérdida de empleos de alrededor de unos 120 mil empleos en el sector informal.”
Mauricio Choussy, analista económico
Usted nos habla de contracción; pero algunos funcionarios públicos presentan cifras de recuperación de empleos formales. ¿Por qué, estas cifras no son suficientes para aseverar que está recuperándose la economía salvadoreña?
El empleo es una forma de medir la recuperación. El país perdió, alrededor de 85 mil empleos formales. Pero en la totalidad perdió alrededor de 200 mil empleos. Ahora, como no tenemos cómo medir el desempleo en el sector informal hasta que se haga una Encuesta de Hogares y Propósitos Múltiples (EHPM), vamos a poder medir cuál fue el impacto en el sector informal. Por todas las medidas tomadas da la impresión de que hay una pérdida de empleos de alrededor de unos 120 mil empleos en el sector informal. Ahora, hablemos del sector formal, que es donde podemos medir concretamente el tema del desempleo.
La economía se mide el mismo mes de este año contra el mismo mes del año pasado. El trimestre pasado se cometió un error, cuando el presidente del Banco Central de Reserva (BCR) dijo: “ya está la economía creciendo”, porque comparaba agosto contra septiembre o julio contra agosto de este año, no. Es decir, el desempeño de la economía se mide mes contra mes. Y cuando él medía el Índice de Volumen de la Actividad Económica (IVAE) y comparaba que el de julio era menor al de agosto, él dijo: “la economía está creciendo”. Y la economía se sigue contrayendo, pero a un menor ritmo. Por lo tanto, en la medida de que la contracción es cada vez menor, las empresas van reinstalando a su personal. Porque, por lo menos, se ve una tendencia hacia una recuperación.
Yo soy de los que piensan que aún al mes de diciembre la economía no está creciendo. La economía todavía se está contrayendo. Y que probablemente veamos un pequeño crecimiento hasta el primer trimestre del 2021. Cuando empecemos a ver el crecimiento en el 2021, vamos a tener probablemente el mismo nivel de empleo que teníamos, en febrero de 2021 contra febrero del 2019. Incluso va a haber un fenómeno estadístico interesante, porque cuando empecemos a ver marzo de 2020, cuando ya teníamos pandemia, vamos a empezar a ver crecimientos económicos muy fuertes. ¿Por qué? Porque se van a estar midiendo una economía que se había contraído fuertemente contra una economía que empieza a recuperarse. Entonces esa recuperación estadísticamente va a ser más alta.
¿Qué muestra el IVAE y por qué este indicador sería el más adecuado para medir una recuperación o una recesión económica?
El IVAE es un indicador simplificado, de corto plazo que sirve para dar indicios hacia dónde se mueve la economía. No es lo mismo que el Producto Interno Bruto (PIB) trimestral, por ejemplo, o que una medición del PIB mensual, un indicador que no tenemos en el país. El IVAE lo que nos da es una serie de indicadores que muestran si la actividad económica está aumentando o si la actividad económica se está reduciendo. Tiene su gran utilizad sin lugar a dudas, porque da indicios de si la economía se va moviendo con crecimiento o si se está contrayendo. Por ejemplo, el último IVAE que hay, es el de septiembre, y nos muestra claramente que todavía la economía se contrae con relación a septiembre del año pasado. Y eso lo que nos indica es que, probablemente, todavía en septiembre la economía no se estaba creciendo.
El IVAE mide, por ejemplo, el consumo de electricidad. Sabemos cuánto facturan las compañías distribuidoras de electricidad en el sector industrial, en el sector comercial, en el sector de hogares, y con base a eso uno puede decir: “mire, el sector industrial si está consumiendo más energía es porque está creciendo más”. Si es el sector comercial, lo mismo. O, por ejemplo, en la construcción. ¿Qué indicadores se usan para medir la construcción? Cuánto cemento se importó y cuánto cemento se produjo. Y como las fuentes de producción de cemento son pocas, prácticamente es muy fácil ver si el consumo de cemento aumenta o no.
Hablemos de sectores particulares. ¿Cuáles serán los sectores que podrían, o que se están recuperando más rápidamente y cuáles son los sectores más afectados por la crisis de este año?
Bueno, el comportamiento de los sectores ha sido muy típico. Y yo he estado estudiando el comportamiento sectorial en otros países. Es decir, lo que más se afectó definitivamente fue el sector de recreación de hoteles y restaurantes. O sea, prácticamente, todo lo que eran cines, teatros, en general, y los hoteles y restaurantes, que quedaron prácticamente vacíos. Otro sector, por ejemplo, todo lo que tiene que ver con viajes, que también fue muy lastimado en todo el mundo no solo acá. Y ese ha sido, quizá, unos de los sectores más afectados.
Después de eso es notable el impacto que tuvo en el sector industrial. Es decir, acordémonos que al cerrar las fronteras, se cerraron las exportaciones, sobre todo a Centroamérica. Y eso golpeó fuertemente al sector industrial.
La agricultura fue afectando no tanto por Covid-19 sino por las tormentas, pero la agricultura ha tenido un comportamiento bastante típico. Es más, los agricultores sostienen que las cosechas de granos van a ser muy similares a las del año pasado. La cosecha de café es muy baja, muy similar a la del año pasado. La zafra un poco arriba de lo estimado, por la cantidad de lluvias. Entonces la agricultura no sufrió.
El comercio sí fue seriamente afectado por dos factores. Primero porque la gente dejó de salir a comprar. La pandemia frenó el consumo; pero, además, los cambios de hábito de consumo. Es decir, sin lugar a dudas la gente está utilizando más los métodos electrónicos para hacer compras que yendo a los almacenes. Acordémonos de que todo el sector informal que forma parte del comercio del país quedó cerrado. Además está el otro factor y es que las personas, nosotros los consumidores, entramos en un ambiente de incertidumbre. Y cuando hay incertidumbre, la gente se abstiene de comprar. Por ejemplo, lo primero que se reduce son las compras de bienes de consumo duradero -refrigeradoras, cocinas, automóviles, viviendas-. Entonces ocurre pero por otro lado,por ejemplo, vemos un crecimiento de los ahorros de los hogares, que ha crecido casi en un el 10%.
Desde la perspectiva gubernamental, ¿cuáles son las claves para que el Gobierno de El Salvador impulse una recuperación económica exitosa en el período que se viene?
Creo que El Salvador ha tenido un problema estructural. Sabemos que hay muy bajo crecimiento. Y, una de las cosas que se han puesto en la mesa con la pandemia es que los países y los gobiernos no deben de regresar a hacer lo que siempre se ha hecho. Es decir, si volvemos a repetir la actuación del Gobierno igual que lo que hemos venido teniendo en los últimos años, vamos a tener tasas de crecimiento del 2%, que es lo máximo que El Salvador puede crecer. Lo que se llama el PIB potencial. O sea, el potencial de crecimiento en El Salvador está muy limitado.
“Un crecimiento del 2% del PIB no es suficiente ni siquiera para atender las necesidades de empleo de los jóvenes que se incorporan a la vida laboral cada año en el país, que son casi 50 mil empleos necesarios.”
Mauricio Choussy, analista económico
Entonces, ¿qué no debe repetir el Gobierno de El Salvador en esta perspectiva de recuperación económica?
No hay que hacer lo mismo de siempre, que es lo que hemos estado viendo. En el último año y medio, casi dos años, no hemos visto ninguna acción que permita inferir que no estamos haciendo lo mismo. Aquí se está haciendo lo mismo. Es decir, la clave de que el país pueda crecer más y que ese crecimiento haga que los salarios de la gente suban, de que aumente el empleo y que el país pueda generar un poco de bienestar. Porque un crecimiento del 2% del PIB no es suficiente ni siquiera para atender las necesidades de empleo de los jóvenes que se incorporan a la vida laboral cada año.
La clave es tratar de incentivar la inversión. Es decir, si no logramos hacer de que el país tenga niveles de inversión más altos, la capacidad, instalada… Esto es como un fábrica, en la que sino invertimos en comprar otra maquinaria, la cantidad de bienes que se producen no aumenta. Es decir, hay dos formas. Y aquí quiero ser claro. No solo se puede, en una fábrica, aumentar la cantidad de bienes producidos comprando otra maquinaria. La otra forma de aumentar la cantidad de bienes es educando a los trabajadores de la fábrica para que sean más productivos. Entonces ahí, cuando hablamos de inversión es inversión no solo en activos productivos sino que inversión en educación. Y yo creo que esas son las dos cosas en las que hemos estado rezagados.
El Salvador había llegado a tener algún repunte en la inversión, pero lamentablemente la pandemia y la falta de un entorno adecuado para que se invierta más en el país han hecho que los pronósticos de inversión del próximo año sean muy limitados. Es decir, vamos a retroceder en la cantidad de inversión. E incluso, El Salvador es el país que menos inversión extranjera atrae. Es decir, Honduras y Guatemala atraen más del doble de la inversión que atraemos nosotros. Incluso Nicaragua atrae más inversión que nosotros. No digamos Costa Rica, si casi atrae más del triple de la inversión extranjera que nosotros. Mucho tiene que ver con la incertidumbre, sin lugar a dudas.
Cuando el presidente Bukele asumió la presidencia el año pasado, lo hizo en medio de un clima de muchísima esperanza y de buenas expectativas. Ahora, ¿qué está fallando en ese ambiente para llegar a estos niveles de incertidumbre?
El año pasado cuando el presidente Nayib Bukele ganó las elecciones, la inversión nacional y la inversión extranjera mostraron un interés muy grande por el cambio de la confrontación que había entre el Frente y Arena, porque íbamos a salir de ese esquema de confrontación que había sido estéril para el país y que no permitió que el país avanzara, que permitió que se mejoraran las leyes y que mejorara el entorno, el ambiente para hacer inversiones. Y con una velocidad tremenda vimos que aparecieron 3 mil millones de dólares de inversión, tanto nacional como extranjera, pero no solo en números sino que en proyectos específicos.
Incluso, poca importancia le hemos dado a que el indicador de clima de inversión que mide la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (Fusades) desde finales de los años 90, por primera vez se puso positivo desde el 2007. Es decir, había pasado 12 o 13 años sin tener un clima de inversión positivo, y en junio de 2019 se logró tener por primera vez en más de una década. Teníamos el problema de la seguridad. La seguridad se había visto muy disminuida. Y los índices de homicidios eran muy altos, están ahora a menos de la tercera parte de lo que estaban en aquel momento. Teníamos una posición confrontativa internacional. El Gobierno no había logrado mostrar cierta empatía con los organismos internacionales y todo eso de repente se ve que puede cambiar. Y yo creo que es importante, porque los salvadoreños hemos perdido mucho la esperanza. Y podemos decir, miren, de febrero de 2019 que fueron las elecciones hasta agosto, septiembre, incluso quizás hasta noviembre de ese año podemos decir que el ambiente para traer la inversión y para lograr una recuperación se dio. Y eso es lo que nos tiene que decir que El Salvador tiene posibilidades de recuperarse.
¿Qué cambió? Regresamos al esquema de confrontación. Regresamos a la esterilidad en la relación entre la Asamblea Legislativa y el Ejecutivo y culminamos con la toma de la Asamblea de parte del presidente Bukele el 9 de febrero de 2020, que generó muchísima incertidumbre. Y que generó incluso la sensación de que se quiere modificar la constitución a fin de favorecerlo a él, únicamente y no en el sentido que permita que el país avance. Y terminamos con que nos agarró la pandemia, esta confrontación ya había destruido esa capacidad de que los salvadoreños pudiéramos abordarla con una posición positiva, como se ha abordado en el pasado cuando hemos tenido desastres naturales, tratando de llamar a todas las fuerzas vivas a que trabajemos en una sola dirección. La pandemia se ha manejado en un estado total de confrontación.
Ahora, veamos, la pandemia, la incertidumbre, la confrontación, todo eso ya se empieza a expresar en las calificaciones de riesgo a nivel internacional. ¿Qué efectos tendrá eso para las empresas privadas, en una economía como la salvadoreña con perspectivas inestables y con calificaciones de riesgo bastante altas?
Quizá voy a regresar un poquito a un tema que se me quedó, que forma parte de esa incertidumbre: el irrespeto a la ley. O sea, los inversionistas requieren que haya seguridad jurídica, y eso es muy importante. Y además de eso hay una cosa que está subyacente en la percepción de la economía salvadoreña, no solo de las calificadoras, de los organismos internacionales y de los empresarios, sino también de los hogares salvadoreños: el tema del mal manejo de las finanzas públicas. Este tema está causando a todos mucha incertidumbre.
Podemos afirmar casi con certeza, que si continúa el país gastando a este ritmo vamos hacia una crisis fiscal. Y si usted fuera empresario y tuviera que decidir si invertir en este país ante la posibilidad de que tengamos una crisis económica muy fuerte, que va a obligar al Estado a hacer un ajuste fiscal, van a posponer su inversión, como los salvadoreños estamos posponiendo nuestros gastos ante la incertidumbre que trae aparejada una política fiscal tan poco prudente, que la puede ver reflejada fácilmente en un presupuesto que aumenta los gastos en un 16% en medio de una crisis.
¿Cómo afecta las empresas esa incertidumbre? Lo primero que hacen las empresas es que recortan sus programas de inversión. Segundo, ajustan sus costos, y al ajustarlos contrae la cantidad de empleo, verdad. Al reducir los empleos dicen: “miren, yo estoy frenando todos mis costos. Reduzco los inventarios porque no me puedo inventariar lo suficiente para atender una demanda que no sé si va a estar”.
Y pongámonos a pensar que cualquier empresario sabe que en el momento en que el Estado se vea de aumentar el Impuesto al Valor Agregado (IVA). Porque va a haber un momento, si aumenta una crisis financiera, en el que el IVA va a tener que subir. No es cuestión de que si queremos que suba a o no. Es que el IVA va a tener que subir. Y los empresarios saben que cuando el IVA sube, la gente no tiene capacidad de comprar y por lo tanto ellos pierden la posibilidad de vender.
Habla de crisis económica, crisis fiscal y de un riesgo de ajuste fiscal, ¿qué previsiones deberíamos estar tomando en este escenario?
Lo primero que debe hacer una persona sensata es cuidar sus empleos. Es decir, si hay una crisis económica, si hay un rebrote de pandemia y si el gobierno se empeña en que el país no crezca, o que se crezca poco, y no crea las condiciones para que haya mayores oportunidades, lo primero que tenemos que hacer es cuidar nuestros empleos. Por ahí empieza. Todos los empleos están amenazados. Están amenazados por una situación de incertidumbre por un mal manejo de la economía y porque el país no tiene posibilidades de crecer más si no hay un ambiente que propicie ese crecimiento…
…Muchos son autoempleos, también…
… Pero cuando hablamos de una crisis económica afecta hasta el sector informal. Afecta hasta el autoempleo. Afectan los negocios familiares. En esta pandemia, el sector informal es el más golpeado que el sector formal. Buena parte del sector formal pudo continuar vendiendo. El sector informal se tuvo que quedar en sus casas y ver a qué se dedicaban. Y vimos a mucha gente salir a poner negocios en las calles, distanciados, y no regresar a vender a los mercados. Pero, la otra cosa que creo que es importante y eso no hace falta que nadie se los recomiende sino que la sabiduría popular es muy importante, es lo que hablábamos: Los hogares ahorrando más. Y ya lo está haciendo la gente. La incertidumbre obliga a que uno piense si debo hacer gasto innecesario ahora o no. Y en la incertidumbre la gente tiende a ser más prudente. Lo cual va al detrimento de la economía misma. Porque en la medida en la que la gente sienta incertidumbre, la gente consume menos. Y de ahí viene que una de las cosas que los gobiernos tienen que hacer es quitar del ambiente todas estas confrontaciones, toda esta incertidumbre, todos estos pleitos y maltratos entre los diferentes Órganos del Estado. Porque los ciudadanos estamos observando este circo, porque no tiene otro nombre, con mucha preocupación.
¿Cuáles serán los costos sociales de esta crisis económica y fiscal a la que cada vez más nos hemos ido acercando? Y, bueno, que cada vez se va profundizando más y más, en realidad.
Parte de costos sociales ya están sobre la mesa. Es decir, se perdieron 200 mil empleos, probablemente vamos a lograr recuperar algunos. Pero para un país que no genera ni los 50 mil empleos anuales que se necesita para la nueva población económicamente activa (PEA), perder 50 mil empleos en vez de 200 mil en un año es perder, prácticamente, una parte vital de ellos. Acordémonos que son cifras redondas para que la gente lo entienda. 700 mil empleos formales, perder 50 es una cantidad muy fuerte. La otra cosa es que se calcula que van a surtir 600 mil nuevos pobres, la cifra que podría ser peor.
Y quisiera regresar al tema del desempleo. Cuando uno ve el análisis del FMI para El Salvador, el Fondo para el próximo año no estima que va a haber una reducción del desempleo, sino que estima que el desempleo va a permanecer a los mismos niveles que este año. Incluso creo que el Fondo Monetario piensa que el desempleo podría sostenerse. Fíjese que para el Fondo Monetario el país va a cerrar con un 9.39% de desempleo. El año pasado teníamos 6.73%. Y el Fondo estima que para el 2021 va a haber un 9.5%. O sea, el Fondo estima que el desempleo va aumentar como porcentaje de la población para el 2021. Y eso es bien interesante porque se supone que es un organismo serio, independiente, y que hace análisis de todos los países de todo el mundo con mucha seriedad. Para mí, los datos del Fondo son evidentes de que la recuperación no va a ser tan fácil, y sobre todo no va a ser adecuada sino logramos frenar lo que el año pasado se había logrado frenar.