“La relación entre diputados y sus representados debe renovarse”

Fotografía: Cortesía. Diseño: Elisa Hernández.

Claudia Mercedes Ortiz Menjívar (San Salvador, San Salvador, 10 de septiembre de 1987). Es licenciada en Ciencias Jurídicas y egresada de la maestría de Ciencias Políticas. No tiene experiencia en política partidaria o cargos públicos, sólo en materia de sociedad civil, en programas de ciudadanía y desarrollo. Actualmente, es aspirante a diputada de la Asamblea Legislativa por San Salvador, con el partido Vamos.

¿Por qué meterse en política pública partidaria en un órgano tan desprestigiado popularmente?

El objetivo no es ser popular, sino poder hacer un trabajo con profesionalismo y excelencia, en un órgano del Estado donde se necesita hacer un buen trabajo. Siempre ha sido mi sueño, un proyecto personal, el poder participar en política, ser servidora pública y hacer una diferencia porque considero que, desde el conocimiento y la experiencia que tengo en áreas de políticas públicas, tengo la capacidad de hacer un buen trabajo, que es lo que la población merece desde el Legislativo. Es un órgano desprestigiado porque, sin duda, hay muchos vicios, desde siempre los ha habido y sigue habiendo y, seguramente, van a seguir existiendo. Yo quiero retirarme en un momento de una carrera política y que la gente pueda decir “hubo una persona que me representó, que hizo las cosas bien y de una forma correcta”.

¿Por qué decidió participar con el partido Vamos?

Porque comparto sus principios, tanto en cómo se debe hacer política, como en la transparencia, la tolerancia y la pluralidad política. Todo lo que tiene que ver con una forma de hacer política en un entorno democrático. Y también comparto con el partido Vamos sus objetivos programáticos y la visión de país que veo en sus estatutos: búsqueda de la justicia social, del bien común, de la dignidad humana como principal norte de acción; además, del equilibrio entre la propiedad privada y el derecho de los trabajadores; el desarrollo económico en equilibrio y respeto del medioambiente, la unidad de América Central, el rechazo a la corrupción y a la negociación con grupos criminales y la búsqueda de la paz.

A diferencia de otros partidos nuevos que existen hoy en día, que no tienen muy claras sus apuestas de país o programáticas, sólo sus objetivos metodológicos o políticos, en Vamos sí vi toda esa riqueza adonde, además, a nivel personal y compartir esos estatutos, vi mucho espacio para liderar, para que quien llegara a ser parte pudiera proponer, tener propias iniciativas y aportar a un proyecto que se abrió en un momento a la ciudadanía y hoy estamos viendo los buenos resultados de eso.

¿Cuáles son los tres elementos esenciales que destacaría para la defensa de la democracia en nuestro país?

Primero, considero que es la rendición de cuentas. En primer lugar, un legislador o legisladora tiene que ponerse candados así mismo y ser transparente para rendir cuentas de su propia gestión; luego, hacer una labor importante y valiente de exigirle cuentas al Ejecutivo y, de no hacerlo, activar los mecanismos legales, así como a otras instituciones de poder. La Asamblea tiene algún tipo de injerencia y debe pedirles cuentas a la Corte Suprema de Justicia (CSJ), la Fiscalía General de la República (FGR), la Corte de Cuentas de la República (CCR), etcétera.

En segundo lugar, creo que es importante hacer que la ley se cumpla. Es muy peligroso dejar pasar cualquier violación a la ley o a la Constitución; esto pasa, también, por la propia gestión, que es no aprobar leyes que violen la Constitución o que debiliten los mecanismos de rendición de cuentas o de lucha contra la corrupción y poner los mecanismos legales y activar los procedimientos legislativos necesarios, para que las otras instancias que están obligadas a rendir cuentas a la Asamblea lo hagan.

Y, en tercer lugar, creo que es lo más importante, es cambiar la relación entre los representantes y la ciudadanía, porque es una relación en la que la gente se queja mucho de que sólo hay un acercamiento durante la campaña electoral y no hay un seguimiento. Se ha arruinado la cultura política de la ciudadanía, sólo ofreciendo regalías y no apoyando a las comunidades en su organización y en su autogestión. El tema de cómo se relacionan los legisladores con sus representados es algo que debe renovarse y cambiarse para fortalecer la democracia.

Si tuviera el poder, ¿cuál sería el principal cambio que haría en la Asamblea?

El principal cambio que me gustaría hacer es que todos los diputados puedan declarar su patrimonio y sus intereses, que podamos tener blindados a cada uno sabiendo cuáles son las relaciones o los vínculos económicos, gremiales, políticos y financieros que tienen y que ese sea un candado para evitar que tomen decisiones siendo juez y parte. Eso sería importante para limpiar la política.

Lo otro que me gustaría hacer es implementar una política de parlamento abierto, donde sea muy fácil para la población poder ver quién ha votado por qué ley, porque también esa es parte de la rendición de cuentas; no qué discurso dan o qué dicen en los medios o con qué apariencia se muestran en sus redes sociales; sino, qué decisiones se toman. Hay que transparentar más esas decisiones.

De ser electa, y si solo pudiera hacer una cosa, ¿qué reforma o aprobación de ley sería su principal apuesta?

Una Ley de probidad pública.

¿Cree que existirán los votos para ello?

No lo sabemos, porque parece que estamos frente a una nueva correlación en la Asamblea Legislativa; hay mucha incertidumbre de cómo van a quedar los escaños. Pero, como es lógico, reformas de este calibre, que van en contra de los intereses de la forma tradicional de hacer política, que no necesariamente tiene que ver con ser un partido nuevo o viejo, es muy difícil encontrar la correlación, pero no sería la primera vez que se aprueban leyes que van en pro de la transparencia y la lucha contra la corrupción.

Lo importante es tener el apoyo de la ciudadanía desde fuera, una campaña muy fuerte para presionar a los diputados. Al final de cuentas, la Ley de Probidad que deseo impulsar ya es algo que se ha estudiado previamente en la Asamblea, se desbarató toda y la CSJ la declaró inconstitucional; entonces, mi apuesta es volver a iniciar esa discusión porque, al final, esa ley busca que devuelvan lo robado. Para que eso de “devuelvan lo robado” no se quede en un mero discurso, es necesario hacer esa reforma.

¿Su plataforma legislativa difiere o no de la plataforma de su partido?

No, está en armonía. El partido, en su plataforma, tiene dos ejes que son “Vamos con El Salvador”, la agenda de institucionalidad democrática de lucha contra la corrupción y de defensa de la Constitución, y la otra es “Vamos con la gente”, que es toda la agenda social y de desarrollo económico y ambiental. Mi plataforma está en armonía con eso, porque tiene tres ejes: la lucha contra la corrupción, para un Estado eficiente; impuestos más justos para el bienestar de todos, que tiene que ver con hacer pequeñas reformas para un sistema fiscal más justo, más progresivo y, luego, bienestar para la gente, que son cuatro propuestas que tienen que ver con apoyar a la población en sus necesidades más importantes. De hecho, varias de mis propuestas están incorporadas dentro de la plataforma del partido.

¿Para usted, los/as diputados/as son autónomos de las decisiones de su partido o no?

Creo que las decisiones de los legisladores son autónomas de la cúpula de su partido o de un lineamiento de la dirigencia, pero no deberían ser muy diferentes los principios y valores que están plasmados en los estatutos y la ideología del partido porque, al final, los electores votan por un proyecto político. Sí votan por una persona, que sienten que les representa, por sus capacidades o trayectoria, pero también está en línea con el proyecto político que tienen detrás. Entonces, si bien creo que las decisiones deben ser independientes del lineamiento que pueda dar una dirigencia, creo que no deberían apartarse mucho de los principios de los estatutos. Si se apartan mucho, hay un deber de explicar por qué se ha tomado una decisión.

¿Cómo defendería su voz propia y su decisión de voto, si es contraria a la de su partido?

Razonándola o explicándola. Realmente, eso no me causa ningún temor porque hemos venido construyendo con el partido, durante el último año, bases más sólidas a nivel ideológico y programático, hay bastante coincidencia en eso. No es algo que me quita el sueño o que vea que va a ser un problema. Pero, si se diera, el diálogo es importante.

En mi partido no sólo estamos hablando con las autoridades del partido, que soy parte de las autoridades el partido; sino, también, con las bases, que es lo más importante.
Claudia Ortiz, candidata a diputada en San Salvador por Vamos.

Si hay alguna decisión, donde hay alguna discrepancia importante o fuerte, es necesario consultarlo con las bases del partido, para conocer cuál es el criterio mayoritario.

El Gobierno, a través del vicepresidente, estudia una reforma constitucional. ¿Estaría dispuesta a apoyar la ampliación a 6 años del ejercicio presidencial y reducir el período que debe esperar un presidente para volver a postularse (reelección no continua)?

No estaría de acuerdo en alargar el período de la presidencia. Cualquier reforma constitucional que se haga en nuestro país debe estar en la línea de darle más derechos a la ciudadanía y ponerle más limitaciones al poder. Entonces, cuando se aumenta el número de años del periodo presidencial, sin hacer otro tipo de ajuste que limite o equilibre el poder no estamos haciendo una revisión seria de nuestro sistema de Gobierno, estamos coqueteando con una dictadura. Creo que, más bien, las reformas constitucionales deben ir en línea de ponerle válvulas de escape o mecanismos para que el presidente de la República, cualquier presidente, pueda rendir cuentas y someter su mandato a una prueba democrática. Bueno, hay presidentes que violan la ley de una manera grave y cometen delitos. En todo caso, se trata de limitar el poder.


De ser electa, ¿apoyaría la aprobación de…?

a. Ley general de agua: Sí, siempre y cuando la autoridad sea pública y tenga mecanismos para evitar conflictos de intereses y que lleve a una política de acceso al agua integral.

b.  Ley de identidad: Desconozco de esa ley, me gustaría conocerla mejor, para comentar al respecto.

c.   Despenalización del aborto en causales específicas (“las 4 causales”): No estaría de acuerdo.

d.  Acuerdo de Escazú: Sí, estoy de acuerdo.

e.  Ley de la Función Pública: Sí, la apoyaría.

f.    Reforma integral de pensiones: Depende en qué sentido. Sí creo que es necesario reformar el sistema de pensiones, es un tema sumamente complejo que debería pasar por una discusión amplia de país. Necesitamos un sistema justo de pensiones y más transparente.

g.   Reforma integral al transporte público: Sí, también; es otro caso que creo que es importante tocar, tiene muchísimas aristas. Sin duda, hay que reformarlo.

h.  Reformas a la ley de Acceso a la Información Pública (LAIP): Apoyaría reformas sólo que amplíen el derecho de acceso a la información pública y hagan más fuerte la obligación de ser transparentes de las instituciones.

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