Séptimo líder de la MS-13 capturado en el extranjero es trasladado a EUA

Estados Unidos ya tiene en su poder a siete líderes históricos de la Mara Salvatrucha que serán juzgados en dos casos en la Corte del Distrito Este de Nueva York. César López Larios, conocido como Greñas de Stoner, fue detenido en Chiapas, México, y enfrentará cargos relacionados con el terrorismo y narcoterrorismo.

Uno de los principales miembros de la Ranfla Nacional de la Mara Salvatrucha, César Antonio López Larios, conocido como Greñas de Stoner, fue capturado en Chiapas, según informó la Fiscalía General de ese estado de México. López Larios es uno de los pandilleros acusados en las Corte del Distrito Este de Nueva York, Estados Unidos, de crímenes relacionados al narcoterrorismo y terrorismo. 

El Departamento de Justicia de Estados Unidos informó que López fue deportado hacia Estados Unidos el pasado 9 de junio.

“Derivado de trabajos de inteligencia, elementos de la Policía de investigación, zona Istmo Costa, de la Fiscalía General del Estado (FGE) lograron la captura en el municipio de Arriaga, Chiapas, de un objetivo prioritario buscado por el Gobierno de Estados Unidos”, informó la Fiscalía mexicana. 

Según agregó el Departamento de Justicia de Estados Unidos, el líder de la otrora principal pandilla salvadoreña fue detenido en Houston, donde esperará hasta que lo trasladen a Nueva York.  “López Larios, quien llevaba más de tres años prófugo, fue detenido por la Oficina Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) y Oficina de Investigaciones de Seguridad Nacional (HSI, por sus siglas en inglés) el 9 de junio de 2024, cuando llegó al Aeropuerto Intercontinental George Bush de Houston (Texas)”, señaló en un comunicado.

“Ahora que el Sr. López-Larios está tras las rejas, ya no está en su supuesta posición de poder, dirigiendo un reino de terror, ni enriqueciendo a la MS-13 y a sus socios del cártel”, declaró el director adjunto en funciones del FBI, Krysti Hawkins, aunque no especificó a qué cártel hizo referencia. 

Hasta su captura, López Larios era uno de los tres pandilleros que tenían estatus de prófugo en libertad, junto con Jorge Alexander De La Cruz, también conocido como “Cruger de Peatonales”, y Francisco Javier Román Bardales, también conocido como “Veterano de Tribus”. Mientras que de los 24 líderes de la MS-13 restantes, que también están acusados en Nueva York, seis ya están en poder de las autoridades estadounidenses y el resto supuestamente guardan prisión en El Salvador.

“El FBI seguirá colaborando con nuestros socios para buscar justicia y encontrar a los restantes fugitivos de esta feroz empresa criminal transnacional”, agregó Hawkins. Desde 2021, la Justicia estadounidense ha reclamado la extradición de los miembros de la Ranfla Nacional; sin embargo, desde que el fiscal general impuesto y los magistrados ilegítimos de la Corte Suprema de Justicia tomaron posesión el 1 de mayo de ese año, han bloqueado todos los intentos de enviar a los líderes históricos de esa pandilla hacía Estados Unidos. 

Además de López Larios, Estados Unidos espera juzgar a Élmer Canales Rivera (Crook de Hollywood), Fredy Iván Jandres Parada (Lucky), José Wilfredo Ayala Alcántara (Indio), Vladimir Antonio Arévalo Chávez (Vampiro), Marlon Antonio Menjívar Portillo (Rojo) y Walter Yovani Hernández Rivera (Baxter) en la Corte del Distrito Este de Nueva York. Todos fueron capturados en México.  

López Larios fue condenado a 163 años de prisión en agosto de 2019. “Se le comprobó participación en 10 homicidios, así como el liderazgo en esa organización terrorista y se demostró que sobornó abogados”, señaló la Fiscalía salvadoreña durante la sentencia del caso Tecana, uno de los golpes más importantes a las finanzas y a la estructura de la MS-13. 

Según la Fiscalía salvadoreña y la acusación de Estados Unidos, López Larios también es uno de los 12 miembros fundadores de la Mara Salvatrucha y fue el fundador y máximo líder de la clica Stoner.

En octubre de 2020, salió en libertad luego de que la Cámara Especializada de lo Penal anulara la sentencia y otro juzgado ordenara su liberación, a pesar de que aún guardaba prisión preventiva por otros crímenes.

El 16 de diciembre de ese año, López Larios y otros 13 miembros de la Ranfla Nacional fueron acusados por primera vez en Estados Unidos de “conspiración para proveer, y ocultar, apoyo material y recursos a terroristas; conspiración para cometer actos de terrorismo que van más allá de las fronteras nacionales; conspiración para proveer fondos con fines de terrorismo; conspiración con fines de narcoterrorismo”. 

En esta acusación, la justicia estadounidense también confirmó que la Mara Salvatrucha había negociado con los Gobiernos salvadoreños desde 2012 para obtener beneficios carcelarios y en las calles. 

Una investigación de la Redacción Regional y Focos reveló que miembros de la MS-13 recluidos en el penal de máxima seguridad de Zacatecoluca, conocido como Zacatraz, salieron al menos 749 veces a centros de atención médica. López Larios salió al menos en dos ocasiones previo a ser liberado, según documentos de inteligencia militar que filtró el colectivo Guacamaya Leaks. 

El 13 de octubre de 2020, salió por casi cuatro horas hacia el Hospital Nacional Santa Teresa en custodia de dos agentes penitenciarios para una “cita médica evaluación en urología”. Siete días más tarde, fue al mismo hospital por casi dos horas con la custodia de cuatro agentes penitenciarios, un miembro de la Policía y un enfermero a una consulta de medicina interna. 

El 22 de septiembre de 2022, el Departamento de Justicia estadounidense emitió una segunda acusación contra más líderes históricos de la Mara Salvatrucha, en total son 27 los acusados. En el texto la justicia norteamericana dio más detalles sobre las negociaciones entre los Gobierno de El Salvador y la Mara Salvatrucha. Según agregó, durante el Gobierno de Nayib Bukele, las negociaciones también se dieron en centros de salud donde trasladaban a los reclusos por supuestas emergencias médicas. En esas negociaciones pactaron la reducción de homicidios “que benefició políticamente al Gobierno de El Salvador, al crear la percepción de que el gobierno estaba reduciendo la tasa de asesinatos”.

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