Aeropuerto del Pacífico amenaza las fuentes de agua en comunidades vecinas
Miembros de las comunidades Condadillo y Flor de Mangle, ubicadas en Conchagua, La Unión, denunciaron que la deforestación causada por la construcción del Aeropuerto del Pacífico amenaza las fuentes de agua que abastecen a la población de la zona, que estuvo a punto de ser desalojada por el megaproyecto. Por décadas, los vecinos han cuidado las áreas verdes para garantizar la recarga hídrica, pero en los últimos días del 2024, las retroexcavadoras de la Comisión Ejecutiva Aeroportuaria (CEPA) arrasaron con grandes extensiones de área verde, incluyendo aquella que estaba dispuesta para proteger las fuentes de agua.
“Estamos muertos en vida” sentencia Candelario Gavidia frente a una pila de árboles derribados y aserrados. Eran árboles que estuvieron ahí desde que tiene memoria y hace dos semanas, personal contratado por la Comisión Ejecutiva Aeroportuaria (CEPA) los taló para abrir paso a la construcción del Aeropuerto del Pacífico, el megaproyecto del gobierno de Nayib Bukele en La Unión.
La tala, según Gavidia, incumple la promesa que la institución hizo a los vecinos de Condadillo de no intervenir las zonas de recarga hídrica, el ojo de agua y el lavadero comunitario que, hasta hace unos días, aún funcionaba.
“Cuando vinieron nos dijeron que esto lo iban a dejar como área recreativa”, dice. Pero hoy los árboles talados cubren el ojo de agua y el lavadero con su madera seca. Esta zona era de especial cuidado de la comunidad, señala Gavidia, y procuraban mantenerla arborizada para mantener la filtración del agua.
Candelario y otros vecinos de Condadillo se salvaron, por unos metros, de ser desalojados de sus casas, como sí lo fueron otra decena de familias cuyas viviendas quedaron dentro de los límites del megaproyecto. Sin embargo, con el inicio del desarrollo de la obra, los vecinos que permanecen empiezan a comprender que no estarán exentos del impacto del aeropuerto.
En las últimas dos semanas de diciembre del 2024, las retroexcavadoras contratadas por CEPA comenzaron a desfilar hacia la zona de construcción para iniciar la tala y preparar el terreno. El área elegida para el desarrollo del aeropuerto abarca una zona catalogada para “conservación” y una parte del Área Natural Protegida del Manglar El Tamarindo. Para poder intervenirla, el Gobierno creó un instrumento legal que cambió el tipo de zonificación a “urbanizable”, según reveló una investigación del medio Mala Yerba.
“Con esa botazón de palos que han hecho, el agua se nos va a ir. Nosotros tenemos una bomba, pero las bombas no son eternas, si por desgracia se arruina la bomba, ¿a dónde vamos a ir a traer agua?”, cuestionó Gavidia.
Focos visitó la zona entre el 5 y 28 de diciembre, y pudo comprobar que la maquinaria ha comenzado a arrasar con la vegetación de la zona, incluyendo parte del bosque de manglar.