“Haría concursos públicos para contratar a las personas más idóneas como asesores en la Asamblea”

Fotografía: Cortesía. Diseño: Elisa Hernández.

José Manuel Vela Jiménez (San Salvador, San Salvador, 3 de septiembre de 1993). artista, gestor cultural y chef, jamás ha participado en política partidaria. Actualmente es candidato a diputado de la Asamblea Legislativa, en la séptima casilla de San Salvador con el partido Nuestro Tiempo.

¿Por qué meterse en política pública partidaria en un órgano tan desprestigiado popularmente?

Para mí la palabra diputado es peyorativa por el significado que le han dado hasta el momento varios diputados al curul. Pero creo que el Órgano Legislativo, al ser el primer órgano del Estado, es uno de los más importantes, porque las políticas públicas nacen de las leyes y, al ser nosotros una democracia representativa, debería de ser el espacio más importante para ejercer política y el espacio donde realmente exista una representación clara y objetiva de la mayoría de los sectores del país.

Una de las razones por las que yo quise entrar fue porque no hay ninguna oferta electoral, y te lo puedo decir con autoridad, que sepa representar el área cultural como la oferta que llevamos mi suplente, que es Francisco Pinto, músico e ingeniero en mecatrónica, y yo. Nosotros venimos del sector, porque tenemos más de siete años trabajando por la reivindicación artística y sabemos la necesidad de empezar a incidir para que nos dejen de ver como un hobby o como moneda de cambio, como normalmente ve la administración pública a los artistas

¿Por qué participar con Nuestro Tiempo?

Honestamente no entré a Nuestro Tiempo pensando que era el espacio idóneo. Es más, estoy seguro de que no lo era, pero los espacios idóneos no aparecen repentinamente sí no que se toman, se luchan y se transforman. Y Nuestro Tiempo es eso: un espacio que acepta la pluralidad de pensamiento y cuyos estatutos se apegan mucho a mi manera de pensar. Soy un joven de izquierda, pero le perdí la fe al proyecto político del FMLN y creía que era necesario empezar un nuevo proyecto con un nuevo instrumento político, porque realmente no creo que los partidos políticos deban ser una bandera a la que rendirle culto y pleitesía; si no que solamente una sombrilla para poder llevar a personas a la administración pública que puedan trabajar por sus sectores.

¿Cuáles son los tres elementos esenciales que destacaría para la defensa de la democracia en nuestro país?

La Asamblea tiene un rol contralor del Ejecutivo y es importante la exigencia por la transparencia y el apoyo para fortalecer la institucionalidad en favor de la rendición de cuentas. Además, la democracia no solo se defiende siendo oposición, también se defiende cuando se hacen cumplir los derechos humanos en el país. Yo no concibo la democracia sin poner en primer lugar los derechos humanos y en ese tema hay una deuda pendiente del Legislativo, hay derechos fundamentales que no se respetan.

¿Si tuviera el poder cuál sería el principal cambio que haría en la Asamblea?

Lo principal es abrir espacios de participación. Yo me comprometo a trabajar con colectivos para llevar sus iniciativas al pleno, apoyarlas y no olvidarme de ellas. Creo que el rol del legislador es servir de megáfono para el trabajo que la sociedad civil ya hace. Una de las cosas que hemos dicho en la campaña es que nosotros no estamos inventando el agua tibia, la mayoría de los trabajos ya han sido realizados por agricultores, maestros, personas de la sociedad civil y lo único que se necesita es la voluntad política para impulsar estas cosas, a pesar de que esto signifique afectar al poder y a las élites económicas detrás de este poder.

Otra cosa que yo haría, porque sé que se ha hablado mucho sobre los asesores de la Asamblea, es hacer concursos públicos para contratar a las personas que sean más idóneas para trabajar los proyectos. También me comprometo, y me gustaría que pudiera lograrse un consenso con otros diputados sobre el tema, a impulsar la no reelección de los diputados.

De ser electo, y solo pudiera hacer una cosa, ¿qué reforma o aprobación de ley sería su principal apuesta?

Con mi equipo apostamos a la transformación cultural, porque creemos que eso puede solventar otros problemas del país, si lo ves desde la interseccionalidad. Entonces, si solo tuviéramos la oportunidad de trabajar algo, sería una reforma a la Ley de Cultura. Primero habría que hacer que la Ley funcione, porque actualmente es una ley acéfala que no tiene un reglamento aprobado y que está en Casa Presidencia desde diciembre de 2019, esperando su aprobación. Hasta ahora la ley es una carta de amor al artista, porque es muy linda, pero no sirve para nada; tiene muchos artículos que necesitan la aprobación de leyes secundarias. Por ejemplo, el artículo 86 de la Ley de Cultura crea el Instituto Superior de Arte, pero no habla de financiamiento ni funcionamiento.

Otra cosa que queremos impulsar es la creación de una cuenta satélite de cultura, para medir el impacto económico que genera la cultura en el país. Muchos artistas nos preguntan por qué no tocamos el tema de los fondos para la cultura, pero hay que ponernos en el contexto. Estamos en un gobierno de derecha, autoritario y neoliberal; entonces, si un ministro de cultura quiere pedir más fondos al consejo de ministros, no solo puede llegar con el enfoque del impacto social de la cultura, si no con los números de cuánto produce la industria cultural en el país, que es un montón.

¿Cree que existirán los votos para ello?

Hay que generar el lobby para este tipo de cosas. Son temas que suenan muy bonitos, pero a la mayoría de los diputados no les interesa. Si ves las agendas legislativas actuales, casi nadie lleva el tema de cultura, porque creen que hay temas más importantes que este como para retomarlo. Yo disiento con esa postura, yo creo que el arte sensibiliza, y por eso una de nuestras frases de campaña es legislar para sensibilizar, prevenir y proteger. Entonces, estamos dispuestos a trabajar con los demás diputados para que entiendan que este es un tema de nación, no un tema de oposición o solo del oficialismo.

¿Su plataforma legislativa difiere o no de la plataforma de su partido?

No realmente. No estoy en contra de nada de la plataforma de Nuestro Tiempo. El plan del partido tiene cinco ejes y muchos de esos los tocamos en nuestra plataforma, sobre todo el enfoque de derechos humanos. Pero nuestra plataforma ha sido formada por diferentes académicos, gestores, maestros, artistas y ciudadanos comprometidos que consultamos y trabajamos. Creemos que nuestra plataforma politicarebelde.com es un conjunto colectivo de ideas que estamos muy orgullosos de haber logrado y que, de ser electo, me gustaría llevar a la Asamblea.

¿Para usted los/as diputados/as son autónomos de las decisiones de su partido o no?

Claro, para mí los diputados se deben únicamente al pueblo. Desde el principio, una de mis preguntas a Gabriela Trigueros, la directora electoral de Nuestro Tiempo, fue si nos iban a obligar a votar por bloque, y nos dejó claro que no. En los estatutos del partido está como un valor la diversidad de pensamiento. Yo he sido muy claro sobre mis diferencias con el partido y eso no quiere decir que no tenga espacio dentro del partido para poder decidir y apoyar.

¿Cómo defendería su voz propia y su decisión de voto si es contraria al de su partido?

Lo primero sería dialogando. Uno de nuestros estatutos en el partido es la coherencia y creo que al ser coherentes, con nuestras posturas y con lo que pensamos, seguimos siendo fieles a los estatutos del partido, a pesar de que nuestra opinión pueda estar en contra de lo que ellos quieran decidir en ese momento. Lo que haría es confrontar a mi bancada, les haría ver el punto de vista de por qué no estoy de acuerdo y yo personalmente no aprobaría ninguna propuesta de ley que esté en contra de mis principios y mi ideología y que no haya sido primero consultada con la ciudadanía.

El Gobierno, a través del vicepresidente, estudia una reforma constitucional. ¿Estaría dispuesto a apoyar la ampliación a 6 años del ejercicio presidencial y reducir el período que debe esperar un presidente para volver a postularse (reelección no continua)?

No estoy de acuerdo con esa reforma y tampoco estaría dispuesto a respaldarla. Como te dije, yo creo que el poder debería rotarse. Yo no creo siquiera que el presidente debería tener derecho a reelegirse, así que sí me parece una decisión muy irresponsable, sobre todo en el contexto en el que estamos, donde nos vemos amenazados por la imagen de un ídolo.


¿De ser electo/a apoyaría la aprobación de…?

a.   Ley general de agua: Sí, de hecho apoyaría la iniciativa propuesta por la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), con el enfoque de cuencas y que le dé participación directa a las Asociaciones de Desarrollo Comunal (ADESCOS).

b.  Ley de identidad: Sí, aprobaría el anteproyecto que ya está trabajado por la mesa perenne por la ley de identidad.

c. Despenalización del aborto en causales específicas (“las 4 causales”): Sí, pero quiero aclarar que estoy de acuerdo con que el aborto sea legal, seguro y gratuito en todo tipo de causales.

d. Acuerdo de Escazú: Sí, es urgente.

e.  Ley de la Función Pública: Sí, es necesaria.

f.  Reforma integral de pensiones: Sí, pero siendo honesto, desconozco del tema. Creo que estaría de acuerdo con un sistema público, pero tendría que estudiarlo.

g. Reforma integral al transporte público: Sí, creo que el transporte colectivo debería ser público.

h. Reformas a la ley de Acceso a la Información Pública (LAIP): Sí, y me gustaría que también pudiéramos tener una ley de transparencia.

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