A 40 años del golpe de Estado y del fracaso de la 1ª y 2ª Junta de Gobierno (II)

(Tomado de La Prensa Gráfica)

El golpe de Estado del 15 de octubre de 1979 fue originalmente concebido y organizado por el ingeniero Rodrigo Guerra y Guerra y su hermano el teniente coronel René Guerra y Guerra, dentro de una visión democrático-progresista con objetivos de democratización política y lucha contra la corrupción y la violencia, de respeto a los derechos humanos, y de reformas económicas y sociales de transformación y modernización nacional; en la dictadura militar más antigua del continente con gran desigualdad social combinada con un incipiente proyecto modernizador, y un movimiento guerrillero y de masas radicalizado y en ascenso legitimado por los fraudes electorales y la represión de los últimos 7 años.

A partir de la incorporación de un bloque político-social democrático-progresista al gobierno respaldado por Monseñor Romero, promoviendo el diálogo, el respeto a los derechos humanos y las reformas, se intentaría progresivamente incorporar a las organizaciones insurgentes al proceso político-democrático y a su participación en elecciones libres y transparentes, en el marco de una solución política donde se reformaría el ejército y la guerrilla depondría las armas. El objetivo principal era neutralizar/abortar la guerra civil que avanzaba con cada vez más fuerza y legitimidad y que tanta muerte, destrucción y dolor le causaría a nuestro pueblo.

Fue Monseñor Romero –que apoyaría y legitimaría social y políticamente al nuevo gobierno– que les mandó a decir que «en El Salvador existe una tradición militarista, y por eso es necesario que calificados representantes de los militares jóvenes progresistas integren la futura Junta Revolucionaria con civiles notables». Rodrigo propuso al teniente coronel Majano para acompañar a su hermano en la Junta, y posteriormente 30 de los 37 delegados de la juventud militar que organizaron el golpe los eligieron. Luego propuso al ingeniero Román Mayorga Quirós, rector de la UCA y amigo de Monseñor Romero y de Ignacio Ellacuría.

Además de reformar al ejército, Mayorga Quirós puso como condición que se incluyera al Foro Popular en el gobierno proponiendo al Dr. Guillermo Manuel Ungo, secretario general del MNR, uno de los líderes del Foro. Varios miembros del PDC, del MNR y de la UDN, expresión legal del Partido Comunista, integrarían el gobierno que desde su constitución fue denunciado y confrontado abiertamente por las principales organizaciones político-militares y sus frentes de masas.

Mientras avanzaban en la organización del golpe, se enteraron que el coronel Gutiérrez «ya se reunía para organizar un golpe propio con José Guillermo García, Eugenio Vides Casanova y Nicolás Carranza», oficiales de alto rango con mejores relaciones en la embajada de Estados Unidos. Según su precursor y autor de la obra más importante sobre el mismo (Rodrigo Guerra y Guerra, «Un golpe al amanecer. La verdadera historia de la Proclama del 15 de octubre de 1979»), el capitán Francisco Mena Sandoval se enteró en la Maestranza donde trabajaba del golpe en proceso de la juventud militar, lo que les obligó a incorporarlo con dos consecuencias: primero le informó a su jefe el coronel Gutiérrez y luego organizó a otro grupo de oficiales para votar por la incorporación de Gutiérrez como miembro militar de la Junta, desplazando al teniente coronel Guerra y Guerra, líder militar del golpe.

Su hermano Rodrigo afirma: «En la noche de ese lunes 8 de octubre de 1979 me reuní con René en un ambiente de desconcierto, por lo que a esas alturas ya conocíamos a través de los oficiales, y decidimos no participar más en la conspiración, pues intuimos que el resultado iba a ser un fracaso por la presencia de Gutiérrez en una posición de mando absoluto». Bajo el liderazgo de Gutiérrez, los líderes del segundo golpe de oficiales de mayor rango militar se incorporaron en la última semana al movimiento del primer golpe, nombrando al coronel García ministro de Defensa, y a los coroneles Vides Casanova, Carranza y otros altos oficiales en los cuerpos de seguridad.

Monseñor Romero persuadió a Guerra y Guerra que continuara en el movimiento bajo el argumento que «el Movimiento de la Juventud Militar era lo suficiente fuerte para eventualmente neutralizar a elementos corruptos». Pero «los oficiales alrededor de Gutiérrez se apoderaron del movimiento militar echando a perder todos los objetivos de la proclama».

Respecto a sus objetivos y estrategia, más allá de los intentos de recomponerlo en los siguientes 4 meses, reconfirmo mi convicción que el golpe de Estado nació muerto…

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