“El feriado navideño podría ser el acelerador de la segunda ola de Covid-19”

Rolando Cedillos, jefe de infectología del Hospital Nacional Rosales

(Transcripción editada de la entrevista realizada por Karen Fernández transmitida el domingo 6 de noviembre de 2020)

Rolando Cedillos, jefe de infectología del Hospital Nacional Rosales. Fotografía: Cortesía El Faro / Víctor Peña.

«Bueno, si vemos ahorita la situación de Europa. Están en un pico de pandemia. Incluso tienen un golpe económico tan fuerte. Sus economías están cerradas de nuevo, en muchos casos, hay cuarentenas otra vez. Gracias a Dios, en El Salvador no tenemos un incremento. Se han mantenido los contagios igual. Eso tiene muchos motivos, el principal es la intercesión de Dios y luego, pues, está nuestro comportamiento. La utilización de mascarillas y las medidas que el país ha tomado y tomó desde el principio
Nayib Bukele, presidente de El Salvador.

El presidente Bukele dice en El Salvador no tenemos un incremento de contagios por Covid-19. ¿Podemos confiar en esta afirmación sobre la estabilidad de los casos?

Durante toda la pandemia, todo Gobierno tiene que hacer tres cosas. Lo primero es decirle a la población exactamente lo que está sucediendo. Eso no se puede hacer: si las estadísticas se declaran en reserva, verdad; o si los números que son de interés público y que son obtenidos con dinero público no se conocen.

Lo segundo que tiene que hacer es decirle a la población exactamente lo que el Gobierno está haciendo, para contrarrestar la pandemia. Ha habido comunidades que han tenido los mal llamados “cercos sanitarios” y ni siquiera en ellas se han enterado de cuál  ha sido el resultado de los cercos; y, en tercer lugar, lo otro que tiene que hacer es decirle exactamente a la población lo que esta tiene que hacer.

Nosotros, pues, ya pasamos por el final de un confinamiento que no se hizo en fases. Prácticamente toda la economía se abrió al mismo tiempo. Y es de esperarse que la pandemia tenga pausas en cuanto al virus le va a tomar tiempo seguir encontrando personas susceptibles a él. Y tenemos Europa y Estados Unidos que tuvieron, después de una primera ola, un verano relativamente tranquilo y, ahora en el otoño y el comienzo del invierno, están sumergidos en una segunda ola que está tratando muy mal a países que en la primera ola respondieron bastante bien, como lo hicieron República Checa y Grecia. En estos países  la segunda ola ha sido completamente diferente. 

Esta estabilidad que mencionaba el presidente Bukele, ¿es equivalente a una pausa, como usted lo está mencionando? 

Es “la calma antes de la tormenta”. Porque demasiados salvadoreños se han estado preguntando si realmente va a haber una segunda ola, cuando realmente la única pregunta para todos, inclusive para el presidente, no es si va a haber una segunda ola sino cuándo va a ocurrir y qué tan severa va a ser esta. 

¿Cuándo va a ocurrir y qué tan severa podría ser?

Bueno, para poder predecirlo con alguna exactitud, nuevamente hay que tener a la disposición todas las estadísticas. Y eso, desafortunadamente no lo tenemos a la mano. Pero, como dice el dicho, “cuando el río suena es porque piedras trae”. Y todos hemos visto con preocupación lo que está sucediendo en el oriente del país, en San Miguel, por ejemplo. El mismo Gobierno, hace unos días, admitió que aunque los casos positivos no se estaban elevando tampoco estaban disminuyendo. Y esto puede indicar que podríamos estar ya, y ciertamente eso es lo que yo creo, en el comienzo de la segunda ola. 

¿Usted desde el Hospital Rosales, observa un repunte o un incremento de los casos que se presentan y detectan en el hospital?

No, pero todos tenemos que recordar, que las cosas no van a suceder simultáneamente como sucedieron en la primera ola. Lo primero que sucede, en la medida en que el virus está encontrando a nuevas personas susceptibles. Alguien dijo que en la primera ola encontraba a las personas que salen mucho. Y ahora va a encontrar a aquellos que en la primera ola se resguardaron y que ahora están afuera, que prácticamente somos todos.

Las cosas no van a ocurrir simultáneamente. Primero se va a observar un incremento en las infecciones, que va a ser evidente por el aumento que ya muchos señalan: el incremento en las consultas por sintomatología sospechosa compatible con Covid-19.

Después, con un retraso de dos semanas, va a venir un incremento en las hospitalizaciones. Y, finalmente, dada la susceptibilidad de algunas personas, sobre todo los adultos mayores y las personas con riesgos, van a padecerse las formas graves y críticas del Covid-19 y se va a producir un incremento de la mortalidad. Cualquier hospital en este momento no tiene porqué sentir la presión sobre la hospitalización, porque no hemos llegado a ese punto. Pero, obviamente si se siguen incrementando los contagios y las infecciones, inevitablemente se va a producir el incremento en la hospitalización y luego el incremento en la mortalidad. 

Muchos especialistas dicen que no podríamos hablar ni siquiera del cierre de la primera ola, porque no se han reportado días sostenidos de silencio epidemiológico. Desde su punto de vista, ¿en qué momento estamos ahora? 

Bueno, no todas las personas pueden percibirlo de la misma manera. Y hay que recordar que en este momento hay cosas que han cambiado en nuestro país. Mal que bien, hay un hospital. El Salvador, que no estaba listo en la primera ola, que ahora tiene capacidad de hospitalizar casos. Mal que bien, el Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS), por ejemplo, ha destinado aparentemente algunas instalaciones exclusivamente para la atención del Covid-19. Cosa que no era el caso en la primera ola. El resto de los establecimientos de salud van a percibir esta segunda ola de manera diferente. Pero, como todavía no está saturada la hospitalización, podemos asumir que estamos en el comienzo de la primera ola. 

Si no podemos confiar en las cifras del Gobierno y muchísimos especialistas que coinciden en eso, ¿qué indicadores sí pueden darnos certeza sobre el estado actual del Covid-19 en nuestro país? 

Bueno, el incremento de la hospitalización es uno, verdad, y el de la mortalidad también, pero lamentablemente cuando eso ocurra ya va a ser demasiado tarde para haber tomado algunas acciones. Veamos el caso Europeo, por ejemplo: en Alemania que no tenía las estadísticas que tenía Francia o España en esta segunda ola, tomó medidas de cierre de restaurantes, bares, gimnasios, teatros, cines y museos antes de comenzar a saturarse la hospitalización. Entonces eso es algo que tenemos que tener presente. Aunque estuviéramos en el comienzo de la segunda ola eso no significa que no hay que tomar ya medidas en este momento. 

Bien. ¿Si los casos se incrementaran hasta los niveles que se reportaron hace cinco o cuatro meses, en términos específicos, usted diría que está mejor preparado el sistema de salud para enfrentar este nuevo incremento de los casos? 

El mundo, a pesar de los pesares, ha logrado prepararse mejor. 

¿Y El Salvador?

Ahora sabemos cosas que no sabíamos acerca del coronavirus. Por ejemplo, tenemos una exacta dimensión de la importancia del uso de la mascarilla. Dado que sabemos ahora cosas que no sabíamos al comienzo de la pandemia, como la importancia que tienen las personas asintomáticas. Ahora sabemos que más de la mitad de las nuevas infecciones pueden ser generadas por personas que no tienen ningún síntoma. Y, por lo tanto, universalizar la mascarilla como se ha hecho, que no era una recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el comienzo de esta pandemia. En este momento, verdad, puede significar evitar muchas infecciones y muertes.

Hace cinco meses cuando lo entrevisté estábamos en una situación de crisis hospitalaria. No solo porque todos los hospitales estaban saturados sino porque también el personal de los hospitales no tenía acceso a los equipos de bioseguridad necesarios. Muchas personas estaban asistiendo a los centros de salud y no encontraban espacio, por ejemplo, para ser atendidos. ¿Hoy en día, esa situación de crisis generalizada quedó superada por completo?

De ninguna manera. Veamos de nuevo lo que ha sucedido en Europa. Lo que le ha torcido el brazo a todos los países en esta pandemia ha sido la demanda sobre la hospitalización. Y así ha sido en Europa, donde hay sistemas de salud robustos, cobertura universal, número apropiado de camas hospitalarias ordinarias y aquellas en cuidados intensivos. Y, sin embargo, se vieron obligados Francia y España a decretar estados de alerta, toques de queda, para poder preservar la capacidad de atención. Y hablamos de sistemas de salud fuertes. Obviamente, países de recursos limitados como el nuestro siempre van a enfrentar retos todavía mayores. 

Ante un repunte de casos, ¿la medida más efectiva volvería a ser el confinamiento? 

Pues como lo hemos visto, verdad, en el caso de Francia y de España, es lo único que ha logrado hacer descender la segunda ola fue adoptador nuevas medidas de confinamiento. Esta vez de manera diferente, con lo que hemos aprendido, de verdad no ha sido un confinamiento total. Ciertamente, muchos países europeos, por ejemplo, han mantenido abiertas las escuelas. Pero uno tiene que preguntarse, ¿Por qué en El Salvador los bares están abiertos y las escuelas están cerradas? Tenemos que examinar qué hemos aprendido, qué tenemos que aprender de la experiencia nacional e internacional y decidir en el momento oportuno antes que se sature la hospitalización, antes de que comiencen a incrementarse las muertes: qué medidas de confinamiento podremos adoptar desde ya. 

El subdirector del Hospital El Salvador admitió hace un par de semanas que más del 30% de los pacientes que han ingresado a ese centro de atención fallecieron. ¿Esa es una tasa de mortalidad que debe sorprendernos? 

Bueno, todo lo tenemos que analizar a la luz de las características de cada establecimiento. Por ejemplo, el Hospital El Salvador no cuenta con todas las especialidades ni con todos los recursos para el apoyo de los pacientes más graves y críticos. Y con frecuencia se ha tenido que apoyar en otros hospitales como el Hospital Rosales, que sí cuentan con esas especialidades y esos equipos. Pero, no sería útil examinar la mortalidad en un solo establecimiento si no analizar la mortalidad global del país para ver en qué se puede mejorar. Pero, de nuevo, eso requiere tener todos los números a la vista sobre la mesa, para poder analizarlos y que todas las personas pueden aportar al análisis.

Me gustaría que habláramos sobre el anuncio de la vacuna. AstraZeneca y el Gobierno de El Salvador anunciaron la semana pasada que en el primer trimestre del próximo año vamos a recibir dos millones de vacunas. ¿Esa primera entrega será suficiente para lograr la inmunidad colectiva?

Bueno, ya antes del anuncio del presidente, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) había dicho que los países de América Latina iban a poder obtener la vacuna en marzo, abril o mayo del próximo año. Eso es una buena noticia para todo el mundo, pero la misma Organización Mundial de la Salud (OMS) nos ha recordado que eso no significa que vamos a salir de la pandemia y que vamos a poder regresar a la normalidad que conocimos antes del coronavirus.

Los estudios sugieren que hay en camino vacunas altamente efectivas, pero van a ser tan efectivas como la cantidad de población que se pueda proteger. Pero, cualquier vacuna nueva no se puede introducir en toda la población porque los estudios de eficacia y seguridad no se han hecho en toda la población. Entonces los países ya están decidiendo cuáles son las poblaciones que van a vacunarse primero. Y, en general, hay bastante consenso que por razones obvias deben ser los trabajadores de salud, los trabajadores esenciales, y por supuesto los adultos mayores y las personas con vulnerabilidad por comorbilidades, verdad. No es fácil para ningún país cometer este esfuerzo de vacunación, así es que la población no debe descontinuar las medidas de prevención simplemente porque ya existen vacunas que pronto se van a poder obtener. Realmente, pues, todavía nos quedan varios años antes de que recuperemos algo parecido a lo que tuvimos antes de la pandemia. 

Ahora, veamos, sabemos ya que vamos a tener, digamos, en el corto plazo, en el próximo trimestre del 2021, dos millones de vacunas. Pero, ¿cuánto tiempo, a parte de eso, podría tomarle a un país como el nuestro alcanzar la vacunación universal?

Pues, va a depender de muchas cosas. Afortunadamente El Salvador cuenta con algunas ventajas. Una es el tamaño geográfico. Somos un país relativamente bien conectado. No tenemos áreas del país de selva impenetrable, verdad, montañas de magnitud andina. Eso está a favor de nosotros. Y, también, el hecho que el Ministerio de Salud se cuenta con mucha gente que ha trabajado por mucho tiempo en vacunación y el país, en algún momento, logró coberturas excelentes de vacunación. A pesar de los contratiempos que todos tuvimos que observar en gobiernos anteriores en que, por primera vez, se dio desabastecimiento de vacunas. El país tiene la capacidad, verdad, pero una inmunidad de la población que produzca beneficios, inclusive a los no vacunados, solo se puede lograr cuando más del 70% de la población está vacunada y eso no va a suceder rápidamente en ninguna parte del mundo. 

Bien. ¿De qué depende que el Ministerio de Salud coordine un programa de salud efectivo de vacunación universal? Porque usted decía, bueno, el Ministerio de Salud tiene personal capacitado y ya El Salvador, en el pasado, ha logrado importantes niveles de cobertura de otras vacunas. ¿Qué otros factores deberían determinar el éxito de una vacunación que beneficie a la mayoría de los salvadoreños?

Bueno, de nuevo verdad, en el reglón de que todo Gobierno le tiene que decir exactamente a la población lo que espera que la población haga. El Gobierno tiene que hacer un esfuerzo importante de comunicación, porque en todos los países vemos que hay muchas personas que tienen grandes reservas, no solo sobre la vacuna del coronavirus sino en general sobre el uso de vacunas. Y esas reservas tendrán que ser superadas, utilizando una estrategia de comunicación apropiada que le dé confianza a la población. En días recientes escuchábamos cómo, por ejemplo en Estados Unidos, los expresidentes Bush, Obama y Clinton habían manifestado su disposición a permitir ser vacunados públicamente como una manera de enviar un mensaje de lo importante que es aprovechar la vacuna una vez esté disponible, verdad, y allanar todas esas dudas, mitos, mentiras que se dicen no solo acerca de la vacuna del coronavirus sino sobre las vacunas en general. 

Hay muchas personas que a pesar de que se están publicando, por ejemplo, los estudios de los laboratorios que están desarrollando la vacuna, todavía sienten temor sobre la vacuna o de los criterios se podría seleccionar o se podría decir cuál es la mejor vacuna. ¿Qué criterios podrían darle confianza a las personas cuando observen las vacunas o cuando piensen que tienen que escoger entre una vacuna?

Estas vacunas, están siendo desarrolladas por las mejores mentes científicas con las que cuenta la humanidad. Ya sea la vacuna de Pfizer, la de Moderna, la de Oxford, o la AstraZeneca que todos hemos conocido a través de los medios de comunicación. La población puede estar segura que todas las medidas para asegurar la seguridad y la eficacia de estas vacunas se están tomando y se seguirán tomando. Y para eso podemos confiar también en la OMS que ha creado mecanismos para que todos los países, independientemente de sus posibilidades económicas, tengan acceso a estas vacunas que se han desarrollado a un alto costo económico.

Es importante que la gente no se deje sorprender por lo que pueden leer en las redes sociales. En esta pandemia, desgraciadamente, tuvimos una infodemia de información falsa.  Las redes sociales se volvieron verdaderas fábricas de mentiras, porque cualquiera puede decir cualquier cosa en ellas y no hay ningún impedimento para ello o hay muy poco control. Entonces es importante que la población confíe, pero para eso el Gobierno tiene que transmitir confianza. 

Usted siempre hace énfasis particular en la comunicación gubernamental y el acceso a la información oportuno. Ahora, el Ministerio de Salud ha declarado como información reservada durante siete años el comportamiento de las enfermedades crónicas e infecciosas. ¿Cuáles serían las consecuencias de este candado sobre este tipo de información?

Las consecuencias en cualquier país en donde no se cuenta con información fidedigna reciente, actualizada es que no se pueden tomar las medidas más efectivas para contrarrestar la pandemia. Yo espero, que si algo de bueno dejó el Covid-19, es que nos ha recordado a todos, Gobiernos e individuos, la importancia de seguir aprendiendo. Errores se han cometido en todas partes, pero estos hay que verlos como una oportunidad para aprender y no solo para señalar y descalificar sino para aprender algo que está en el interés de todos los ciudadanos. 

Bien, hablemos sobre los ciudadanos. Estamos en temporada de fiestas navideñas. ¿Cuáles son sus recomendaciones para las personas que están entre el temor por el Covid-19 y el hartazgo de estar encerrados y pues también naturalmente tienen deseos de reunirse con sus amigos y familia?

Todos estamos cansados del Covid-19, pero como bien dijo alguien: “el coronavirus no se ha cansado de nosotros”. Y, por lo tanto, tenemos que mantener las medidas en el feriado que se avecina. La necesidad que tenemos de pasarlo con nuestros familiares y seres queridos desgraciadamente podría ser el acelerador de la segunda ola en esta pandemia. Ciertamente esa es una preocupación global, así que los salvadoreños deben recordar la importancia de mantener las medidas, de mantenerse todos en su burbuja saludable que es en la unidad familiar o no de las personas con las que conviven. Y, por lo tanto, las celebraciones se deberían de limitar a las personas que conviven en ellas y evitar las celebraciones con quienes no conviven directamente con nosotros, ante los cuales no tenemos manera de saber sí han seguido las mismas medidas que nosotros hemos estado siguiendo: en cuanto a distancia física de dos metros, uso de mascarilla todo el tiempo en lugares públicos y lavado de mano frecuente. Así que esa sería la primera recomendación, verdad. Obviamente todo lo que hemos hecho hasta ahora sigue siendo válido, pero el país tiene que ir considerando la necesidad que podríamos tener de volver a algún tipo de confinamiento y tener claro, pues, los sacrificios que estamos dispuestos a hacer. 

¿Qué decisiones de política pública deberían tomarse en este momento? 

Bueno, como decía al comienzo de la entrevista, cuando le preguntaban a las autoridades de salud de Alemania, por ejemplo, que estaba lejos de tener las estadísticas que ya en la segunda ola presentaban países vecinos como Francia y España, porque estaban tomando medidas de cierre de restaurantes, gimnasios, museos, de cines. Si todavía no tenían esas estadísticas las autoridades de salud manifestaban que el problema es la velocidad, la capacidad de multiplicación que tienen los casos de un nuevo coronavirus para el cual nadie tiene defensas. Todos somos susceptibles y la experiencia demuestra que hicieron bien en tomar estas medidas antes de tener los incrementos en la consulta, los incrementos en la hospitalización y en fallecimientos que ya otros países experimentan. 

¿Debería de moverse el Ministerio de Salud a nuevos cierres a cierres parciales en este momento? 

Tendría que estarlo considerando, y si ellos tienen las estadísticas, con mayor razón. Todos lamentamos el impacto que tiene sobre algunos negocios y la economía en general. Pero, desgraciadamente el bien colectivo es lo que los gobiernos tienen que vigilar y considerar a la hora de tomar medidas. Y todas las medidas necesarias deben estar sobre la mesa y el país tiene que estar preparado para que el Gobierno las adopte y la población cumpla con ellas, a pesar de la fatiga, a pesar del cansancio, a pesar de las navidades. 

Aquí puedes ver la entrevista completa con Rolando Cedillos, jefe de infectología del Hospital Nacional Rosales, y otros materiales de FocosTV en nuestro canal de Youtube.
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