Mujeres jóvenes bajo amenaza en el Triángulo Norte Centroamericano
Las mujeres jóvenes son las principales víctimas mortales de la violencia feminicida en el Triángulo Norte Centroamericano.
Según el reciente Informe de situación de violencia letal contra las mujeres para El Salvador, Guatemala y Honduras, de la Fundación Heinrich Böll, entre 2014 y julio de 2018, se registraron 6,936 muertes violentas de mujeres.
En 2017, El Salvador reportó una tasa de 13.5 muertes violentas de mujeres por cada cien mil salvadoreñas. Le sigue Honduras con 8.6 y Guatemala con 6.9. Los tres países superan la tasa promedio de la región registrada de 4.8.
El informe reportó que son las mujeres de entre los 0 y 30 años las más asesinadas en el Triángulo Norte Centroamericano.
De acuerdo con números del Instituto de Medicina Legal de El Salvador, entre 2014 y julio de 2018, el 49.5% de las mujeres asesinadas tenían entre 0 y 29 años. 2 de cada 10 son niñas o adolescentes.
En el caso de Honduras, en el mismo período, la Policía Nacional registró que el 53.8% de las mujeres asesinadas tenían 30 años o menos. La Policía Nacional Civil de Guatemala reporta cifras similares. El 53.3% de mujeres asesinadas se encuentran en los 18 y 35 años.
El informe también recoge las estadísticas oficiales sobre el motivo del asesinato de las mujeres en la subregión del Triángulo Norte.
De acuerdo con datos de la PNC de El Salvador, el 36.8% de las muertes violentas de mujeres es por “violencia intrafamiliar”. En Guatemala, cifras de la PNC registraron que el 63.9% fue por “venganza” y en Honduras, la Policía reportó que el 30% de las muertes era por “problemas personales”.
En Guatemala y El Salvador, los asesinatos de mujeres no distinguen área geográfica, ocurren de manera similar en zonas urbanas y rurales. El caso de Honduras es distinto, 7 de cada 10 cadáveres de mujeres son encontrados en el área urbana hondureña.
Los departamentos con las tasas más altas de muertes de mujeres son San Miguel en El Salvador con 26.2 mujeres asesinadas por cada 100 mil mujeres, Cortés en Honduras con 18.9 y Zacapa en Guatemala con 17.2.
Para Marco Pérez Navarrete del Programa Democracia de la Fundación Heinrich Böll, lo que las estadísticas revelan es que la violencia feminicida es alarmante en la subregión y que el agresor de las mujeres “está en casa” y forma parte del círculo de confianza de la víctima como una demostración de machismo y desigualdad. “Son los altos niveles de impunidad que permiten que los actos misóginos se expresen libremente” y perpetúen los asesinatos de mujeres.