Los migrantes no son la amenaza

Editorial

La migración debe ser entendida desde una perspectiva de derechos humanos y no desde un enfoque militarista.

Esta semana, el Gobierno de los Estados Unidos anunció un acuerdo con México, Guatemala y Honduras que aumenta la presencia militar en las fronteras para detener la migración que se origina desde Centroamérica, posteriormente esto fue negado por el enviado especial Ricardo Zúñiga.

El anuncio llegó en un contexto de crisis de movilidad humana en la frontera sur de los Estados Unidos. Datos oficiales indican que en marzo fueron detenidas al menos 172,000 personas provenientes del Triángulo Norte de Centroamérica, un incremento del 71% respecto al mes de febrero de 2021.

Detener la migración sin documentos ha sido por años un asunto de seguridad nacional para los Estados Unidos y ha pasado por los más variados matices en las recientes décadas. Desde el ambiguo mensaje demócrata con Barack Obama, que prometía reformas migratorias ambiciosas pero que terminó siendo la que generó más deportaciones, hasta la impulsada por Donald Trump: xenófoba, agresiva y denigrante hacia la población migrante.

Hoy, Biden, quien en sus primeros meses había prometido inclusión y respeto de la condición del migrante se contradice con un despliegue militar que nos recuerda que en Estados Unidos el consenso político contra los migrantes sigue siendo considerarlos como una amenaza, sigue más vigente que nunca. 

En FOCOS entendemos a partir del acceso a investigadores y defensores de los derechos humanos, y desde nuestra vocación democrática, que la migración es un fenómeno complejo que exige respuestas complejas.

Un militar en la frontera, con un fusil, preparado para una guerra ante un migrante vulnerable que se ha despojado de todo con la única ilusión de huir del infierno de sus países, nunca será la respuesta de fondo a un fenómeno que exige políticas públicas de protección social y oportunidades económicas para sus poblaciones más vulnerables.

Los gobiernos centroamericanos son líderes mundiales en la expulsión de sus ciudadanos ante el fracaso de sus gestiones. La corrupción y la impunidad en los gobiernos de Guatemala, El Salvador y Honduras drenan cada día los limitados recursos para atender las amplias necesidades básicas de su población, mientras engorda las bolsas de sus compadres.

Por eso, lejos de seguir construyendo muros de concreto o de armas, que no detendrán la migración, los demócratas deben comenzar a actuar de manera coherente.

Basta de hacer política con la represión hacia nuestros migrantes. Actúen de manera categórica con candados contra la corrupción en los países de sus socios en Centroamérica; dejen de tolerar y hacerse del ojo pacho con la corrupción de sus interlocutores públicos y privados; y, abran la oportunidad para que los recursos lleguen a políticas públicas bien diseñadas, de impacto y con resultados en la vida de los centroamericanos.

La política de “cero tolerancia” debe ser contra la corrupción, las causas, y no contra los migrantes, su consecuencia.

Hoy y siempre FOCOS se posicionará a favor de los derechos del migrante para movilizarse y para ser protegido por su condición humana.

Puedes ver y escuchar nuestro último editorial presentado por nuestros codirectores Karen Fernández y Saúl Hernández en nuestro Youtube. Si aún no eres parte de nuestra comunidad en esta red social te invitamos a unirte.

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